Explorando

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El día finalmente había llegado, y la luz del sol se colaba por los altos ventanales de la antigua mansión del Conde. Santiago, se había despertado temprano. Había pasado la noche durmiendo cómodamente en su gran cama. Ahora, que era de día todo parecía un poco menos aterrador.

Santi se vistió rápidamente, tomó su báculo y decidió explorar los pasillos de la mansión, tratando de familiarizarse con el lugar que ahora llamaba su nuevo hogar. Mientras caminaba, se oían los ecos de sus pisadas en las paredes de piedra. El castillo, aunque sombrío, tenía una belleza que lo fascinaba. Las habitaciones estaban llenas de antiguos muebles tallados, pinturas y tapices desgastados pero bellos. De vez en cuando, se sobresaltaba al cruzarse con uno de los siervos del conde, las criaturas eran deformes y silenciosas que dormían en las sombras, ocultas del sol. Sabía que por la noche aquellos seres se movían con libertad, sirviendo a su amo, pero durante el día estaban condenados al letargo. Marrero intentaba no hacer ruido cerca de ellos, temeroso de que, de alguna manera, pudieran despertarse.

Mientras recorría un largo corredor algo lo detuvo en seco. Oyó una voz que provenía de su derecha, desde una de las puertas entreabiertas.

-¿Perdido? -dijo la voz con un tono casual.

Santiago se giró rápidamente, e instintivamente tomó su báculo. Al hacerlo, vio a Topo, quien estaba de pie en la puerta.

-Ah... no, no exactamente -respondió Santiago, -. Sólo estoy explorando la mansión.

-Esta mansión es enorme. Podrías perderte fácilmente en alguno de los pasillos o, peor aún, cruzarte con algo que no querrías despertar -advirtió -. Pero no te preocupes, Marrero. Puedo enseñarte los lugares más importantes, si te interesa.

El joven hechicero dudó por un momento. Sentía que algo en Topo no estaba del todo bien, pero también reconocía que estar en buenos términos con él podría facilitarle la vida en la mansión. Además, si iba a seguir bajo la tutela de Musso, necesitaría conocer los rincones de la mansión.

-Está bien -dijo finalmente Marrero -. Te sigo.

Topo comenzó a caminar y Santiago lo seguía.

-Este lugar ha existido durante siglos. Musso lo ha ido modificando a lo largo del tiempo, adaptándolo a sus necesidades. Los niveles inferiores, como probablemente ya sepas, son donde el conde mantiene a sus... sirvientes. No te recomendaría acercarte a esas áreas sin él cerca.

-¿Y tú? -preguntó Santiago de repente, mientras seguían caminando-

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-¿Y tú? -preguntó Santiago de repente, mientras seguían caminando-. ¿Por qué sigues aquí? No pareces ser como los demás siervos del conde.

-No soy un siervo -dijo Topo-. Soy su aliado, al menos por ahora. La vida aquí no es fácil y los favores que nos da el conde siempre tienen un precio.

Santiago aún no había comprendido del todo el alcance de lo que Musso realmente esperaba de él. Pero por ahora, sentía que podía aprender, crecer, quizás volverse lo suficientemente fuerte como para ya no necesitar a nadie más.

BESTIA - Cuarteto de NosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora