Plan

185 25 95
                                    

Santi había logrado entrar en el despacho de Tavella con, los cazadores estaban en la taberna con Topo, pero el joven hechicero sabía que no tenía mucho tiempo. El lugar estaba desordenado, con mapas y pergaminos sobre criaturas sobrenaturales esparcidos sobre la mesa, pero no se distrajo con nada de eso. Su objetivo era la daga, finalmente, la vio. Estaba apoyada sobre un altar improvisado en una repisa, expuesta bajo una tenue luz que se filtraba por la ventana. La daga era más impresionante de lo que había imaginado, se acercó lentamente, sintiendo el aura mágica que irradiaba de ella, era más que una simple arma de plata, tenía un poder antiguo, latente, una magia tan densa que casi parecía respirar, la magia en su interior no solo estaba diseñada para destruir criaturas sobrenaturales; estaba hecha para deshacer su existencia, para borrar todo rastro de ellos del mundo.
El joven hechicero tragó saliva, sabía que debía analizarla rápidamente, las inscripciones en la hoja estaban llenos de un odio antiguo y puro hacia las criaturas que él, ahora, servía. Trató de concentrarse, murmurando un pequeño hechizo para detectar más detalles, pero cada segundo junto a la daga lo hacía sentir más vulnerable.

Era un arma definitiva. Un golpe con esa hoja podría destruir a Robert Musso y a Topo con facilidad. Y no solo eso, podría incluso afectarlo a él, a pesar de ser humano, si su relación con las artes oscuras continuaba, la daga no distinguía entre criaturas malditas o aquellos que convivían con ellas.

 Y no solo eso, podría incluso afectarlo a él, a pesar de ser humano, si su relación con las artes oscuras continuaba, la daga no distinguía entre criaturas malditas o aquellos que convivían con ellas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Escuchó un ruido en la distancia, y eso lo sacó de su trance. Tavella, Alvin y Topo regresaban. El tiempo se le había acabado. Con un último vistazo a la daga, retrocedió, asegurándose de no alterar nada en el despacho. Salió rápidamente, pero no sin antes dejar la daga exactamente en su lugar. Sabía que no podía llevársela, logró salir del despacho justo a tiempo, escabulléndose por una puerta lateral que daba a un callejón. Mientras se alejaba, pudo oír las voces de Tavella y Alvin entrando al despacho junto con Topo.

Estaba a salvo... por ahora. Cuando llegó a una distancia prudente, se apoyó contra una pared y respiró tratando de calmar su agitada respiración nunca había sentido tanto poder contenido en un objeto tan pequeño, y ahora sabía que estaban en verdadero peligro.

-¿Y bien? -dijo Tavella, levantando una ceja-. Cuéntanos sobre lo que has visto últimamente. Sabemos que el vampiro y el hombre lobo no andan lejos de aquí. Has estado en contacto con ellos, ¿no es así?

Topo esbozó una sonrisa.

-Así es. He estado cerca, observando sus movimientos. No han sospechado de mí, y creo que he podido reunir suficiente información para que podamos darles caza.

Tavella y Alvin se miraron, interesados, mientras Topo continuaba hablando, distrayéndolos de la pequeña intrusión que acababa de ocurrir sin que ellos lo supieran.

Topo se despidió de Tavella y Alvin con una sonrisa que ocultaba lo que realmente estaba pensando, los cazadores le habían creído de nuevo. Se retiró del despacho con calma, cerrando la puerta tras de sí, y dejó el pueblo de Tajo tan silenciosamente como había llegado. Al llegar a la entrada del bosque, vio a Marrero esperándolo, Santi estaba visiblemente agitado, aún afectado por lo que había experimentado al examinar la daga. Topo lo observó por un momento antes de acercarse.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 24 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

BESTIA - Cuarteto de NosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora