II

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wonbin no sabía qué estaba haciendo con el tal sungchan comiendo un balde de ramyeon en una tienda de conveniencia después de haber escapado de la escuela, mientras miraban cómo las personas caminaban por la vereda teniendo su tarde del viernes normalmente.

lo más incómodo era que ninguno de los dos hablaba. sungchan parecía un parlanchín, pero no había emitido sonido desde que enterró su rostro en el aperitivo hace más de diez minutos. ahora no sabría cómo regresaría a casa.

—¿puedes prestarme tu teléfono? —wonbin había meditado esa pregunta hace bastante rato, es que estaba molesto y no sabía que era más fuerte, si su orgullo o las ganas de irse.

—¿no era que me odiabas? —respondió sungchan mientras revolvía los últimos fideos en el caldo.

—es tu culpa que te odie. lo menos que podrías hacer ahora es prestarme tu celular.

porque claro, además de haber dejado sus pertenencias más necesarias en su mochila (la cual estaba en la escuela) también, se encontraban allí las llaves de su departamento, por lo que no tenía cómo regresar porque no tiene dinero encima, no tiene cómo comunicarse con el encargado del edificio, y si sungchan llegara a darle un aventón (en caso de que le pagara el boleto o tuviera alguna clase de automóvil) tampoco tendría la forma de entrar a su hogar. básicamente, el peor viernes.

—como digas. —sungchan le pasó su teléfono.

¿que si recordaba algún número? ¡por supuesto que no! ni siquiera se le venía a la mente el de su novia. quizás el de...

—¿sohee? ¡sohee! ¡hola! —wonbin estaba feliz de saber que por lo menos la única neurona que no lo abandonó le funcionara de algo.

¿wonbin? ¿eres tú? —se notaba que claramente estaba confundido. —¿qué haces llamándome desde el celular de sungchan?

—¿lo conoces? —ahora el confundido era él. wonbin miró a sungchan quien lo observaba incómodamente atento, el menor frunció las cejas molesto y lo ignoró. —bueno, no importa, ¿estás ocupado?

hago las compras con mi mami. en la noche saldrán con mi padre y no quiere que muera de hambre.

¿eso quiere decir que todavía estás por el centro?

—sip.

¡genial! ahm... ¿podría solo por esta noche quedarme en tu casa? —la pregunta tan pronto salió de sus labios, comenzó a rezar para que le dijera que sí. —es que he olvidado mis llaves... y mi celular, también mi- ¡como sea! dí que sí, por favor.

está bien... ¿pero no falta aún una hora para que la detención acabe?

pues... tengo una historia muy chistosa que contarte. —sonrió aunque sohee no pudiera verlo, pero el menor sabía que algo estúpido había hecho. lo percibió luego de que se riera de aquella forma sospechosa. —¡esperame en la esquina del bazar! ¡en diez minutos estoy ahí!

bueno, al menos algo había salido bien.

le devolvió el aparato a sungchan sin siquiera mirarlo, acto siguiente se levantó de su asiento encaminándose hacia la salida. no planeaba continuar pasando tiempo con ese castaño.

—¿ni un gracias? —sungchan dijo.

—¿y por qué? —respondió un poco cascarrabia. —que yo sepa, nada de esto salió bien.

—¿haberte salvado del infierno de kim es un "nada salió bien''? ¡es lo suficientemente bueno como para al menos agradecer!

—quizás fue bueno, pero para ti. te recuerdo que quedaron mis pertenencias allí y no tengo la manera de siquiera entrar a mi casa. no es algo con lo que esté agradecido realmente. —wonbin soltó un bufido. —espero no volver a verte.

park salió de la tienda el doble de fastidiado después de escuchar antes de que cerrara la puerta un: "¡de ahora en más me verás todos los días!"

era, absolutamente, un imbécil.

(...)

—gracias al cielo. —farfulló wonbin lanzándose en la cama de su mejor amigo, pronto acomodándose cual cachorrito entre todas las mantas. —¿dormirás en el suelo?

—ya te creíste. —sohee dijo desde la puerta, pensando en qué haría con ese muchacho que ya se había instalado como si fuera su casa. —invitados al suelo, gracias.

—pero hace frío. y de a dos se duerme mejor.

—¿mejor en qué? tu solo me empujas o me quitas la manta. no eres un buen compañero.

—deja de quejarte y mueve tu trasero aquí, sohee.

el mencionado rodeo sus ojos y apagó la luz de la habitación. tomó lugar junto al chico y se tapó hasta la nariz como le era usual. habían cocinado unas improvisadas pizzas, tomaron refresco y, como era viernes, se dieron el lujo de jugar hasta tarde los videojuegos. para ese entonces, ya eran las 4 am y los ojos de ambos estaban que se caían de sueño.

—aún no me has dicho por qué estabas con sungchan. —dijo sohee cuando wonbin casi se quedaba dormido. —diste muchas vueltas para contarme siquiera por qué estás aquí.

—¿acaso no puedo pasar tiempo con mi mejor amigo?

—nos vemos, literalmente, todos los días, incluso después de clases también. es que todavía ni sé cómo es que no nos hemos peleado, usualmente al menos discutimos... dos veces a la semana.

—¿porque nos queremos mucho más de lo que nuestras presencias puedan decir?

—oh vamos, wonbin.

—bien. —suspiró rendido. —te diré.

sohee se giró sólo para ver el perfil del menor, tenía sus párpados cerrados y en esa casi total oscuridad, se contorneaban ojeras.

—el castigo que nos dio el profesor era en pareja, nos dividió aleatoriamente como también lo hizo con las tareas. a mi me había tocado barrer las hojas del patio con... sungchan. —le pesaba mucho nombrarlo porque el simple hecho de acordarse de su estúpido rostro altanero lo hacía enfadar. —como era de esperarse de un tarado enviado a detención, no me ayudo en nada, solo se quedó sentado y me miraba fijo mientras yo hacía todo el trabajo.

—sungchan es demasiado holgazán.

—demasiado le queda corto. —wonbin hizo una mueca. —luego, sugirió escapar, le dije que no porque sabía que el profesor me iba a agregar más días en detención, ¿y qué pasó? apareció de la nada y comenzamos a correr. básicamente escapamos. ¡y eso no termina ahí!

—¿qué pasó?

—aquí viene la parte chistosa: olvidé mi mochila con mi teléfono, llaves y cartera. —wonbin estaba muy enojado. —¡ta tan! puedes reírte de lo idiota que fui por hacerle caso a un idiota mayor.

pero no escuchó nada de parte de sohee.

—¿estás despierto? —wonbin abrió los ojos y volteó un poquito la mirada, cayendo en cuenta que lee estaba dormido. —¡sohee!

—¡ESTOY DESPIERTO! estoy despierto. —dijo abruptamente centrado su vista en el chico cuyas cejas estaban fruncidas con molestia. —¿decías?

—¿acaso escuchaste algo de lo que dije?

—...

—no vuelvo a contarte nada nunca más.

si había algo que era tierno en el mayor era su manera única de ignorarte. se dio la media vuelta, robándole una buena porción de manta, y apagó el velador a su lado. sohee, cansado físicamente y no teniendo las energías suficientes para poner dos palabras de disculpas en su boca, se acurrucó junto a wonbin y comenzó a acariciar sus cabellos. cosa que, cabía destacar, era la forma de tranquilizarlo.

—que me abraces así es muy gay.

—tal vez porque lo soy. —sohee escuchó una risita de su parte. —ya mañana mejor me cuentas.

—no volveré a repetirte la historia. no soy loro.

—entonces me la escribes como si fuera tu diario íntimo.

wonbin entornó los ojos por milésima vez en el día, y se dispuso a descansar de su agotador viernes.




















nabi

𝙈𝙄𝙉𝙀       (𝙎𝙐𝙉𝙅𝙀𝙊𝙉𝙂𝙕 𝙑𝙀𝙍)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora