XIV

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bueno, al menos no estaban suspendidos o en detención como esperaban. había sido sospechoso que kim no les diera esa clase de castigo, pero en cambio era mejor para ellos ya que tendrían tiempo para pensar un poco mejor lo que estaban haciendo.

los siguientes días habían sido espeluznantemente tranquilos, conviniendo que sungchan no era tan pesado y mucho menos soohyun con ellos. y a veces, wonbin comenzaba a cuestionarse seriamente si lo que le dijo el mayor era verdad, porque ¿quién sabe? tal vez pudo equivocarse con lo que vio y aquello lo condujo a malinterpretarlo también.

el señor kim no lo molestaba o daba a entender que tenía determinado pensamiento sobre él. podría apuntar a su drástico comportamiento amable, pero se dio cuenta que era de esa manera con todos sus demás alumnos y... es como si sintiera que lo que hacían con jung estaba mal. como que, no cuadraba.

—¡haruto, haz algo, holgazán! —hikaru exclamó molesta golpeando su libreta contra la mesa donde el aludido jugaba muy plácidamente a los videojuegos.

—¡no molestes! —él, totalmente gruñón, se negó.

—hace cuarenta minutos estamos sentados aquí y todavía no hemos hecho nada. —la de estatura baja dice en tono molesto. —y si tu sigues así no pondré tu nombre en el proyecto. así que ve saludando a las clases de verano.

haruto alzó la mirada por sobre su móvil y la observó feo. perdió la partida por culpa de ella y, encima, tuvo que dejar de jugar.

—bien. —un fuerte suspiro escapó de sus labios.

—mientras no escuchabas —comienza a decir minji observando las notas que ella tenía en su propia libreta. —, acordamos que para recaudar los fondos que piden hagamos una especie de puesto de comidas dulces al aire libre. si hablamos con el profesor, quizás podremos tapar algunos gastos con la cooperadora y así no recurrir a nuestro dinero.

—no tiene que ser uno muy grande. —hiyyih atribuye luego de beber de batido. —con que hayan unas diez mesas, yo creo que lograremos atender bien.

—lo haremos por turnos, este sábado podemos empezar a comprar las cosas para cocinar-

—wow, espera ¿tenemos que cocinar? —haruto parecía descontento con esa parte de todo el palabrerío que acababan de echarle encima.

—¿acaso esperabas que crecieran de los árboles o algo? —hikaru estaba siendo sarcástica y eso enfurruñaba más a ruto. wonbin solo estaba existiendo ahí. —tenemos que hornear nosotros, comprar cada postre se nos hará más costoso.

—ah... —otro suspiro más.

—¿por qué no eres colaborativo como wonbin? —minji lo apunta. —ha estado calladito y, a la vez, aportando buenas ideas.

—¿qué ha hecho de útil?

—él sugirió sobre hornear.

wonbin se sintió incómodo e intimidado por los ojos oscuros del japonés que de pronto se posaron sobre él expresando claramente lo descontento que estaba. ¡pero no era su culpa! las chicas estaban frustradas por no saber qué hacer y él solo les dio la idea. sabía que en algún punto esto iba a ser difícil, pero era mejor a que no tener nada por dónde empezar.

—bueno... —park dice colocando sus pertenencias en su mochila. —si ya terminamos, disculpen, tengo algo por hacer después.

—está bien binie, te agregaré al grupo así estás al tanto de que hayan más ideas. —hikaru levanta su mano y le sonríe tierna. —¡adiós!

el aludido le devuelve la sonrisa y saluda de manera general a todos, pronto abandonando la cafetería en la que estaban. habían elegido ese lugar después de asistir a clases y el cuerpito de wonbin no daba más de cansancio, pues había tenido educación física y las horas pasaban muy lentas. todavía tenía que ir a un lugar más antes de regresar a casa para poder darse un relajante y bonito baño.

se le había agotado el alimento de sus peces y debía conseguirlo en una tienda de mascotas. caminó las siguientes tres calles que lo conducían a la avenida más cercana y sus ojitos buscaban esperanzados que el cartel dijera "abierto". al hallar el lugar, exhaló aliviado.

la campanilla hizo su trabajo cuando abrió la puerta para ingresar, habían unas cuantas personas dentro, pero no más de las que podría contar con una mano. lo que él necesitaba, estaba detrás del mostrador y tenía que pedírselo directamente al vendedor, pero ya había otra persona ocupándolo así que solo se limitó a aguardar su turno. wonbin no pudo evitar perderse en las flores que el chico delante suyo cargaba, las conocía porque solía regalarle esa clase de tulipanes a haeun ya que eran sus favoritas.

verlas le recordaba a ella. y acordarse de ella implicaba pensar en sungchan.

si haeun estuviera aquí, él no estaría con canas verdes por la culpa de sungchan.

si estuviera aquí, sungchan nunca se hubiera acercado a él, invadiendo su vida como si de repente tuviera el derecho.

—buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarte, joven? —su vista se desconectó del ramo el cual observaba muy concentrado y miró al hombre que esperaba que le respondiera. el chico anterior que ya se estaba yendo le dio una sonrisa increíblemente adorable y a wonbin se le ruborizaron ligeramente las mejillas de vergüenza.

—buenas tardes, busco alimento para peces... —pide cabizbajo. el vendedor es ágil en encontrar lo que necesitaba y puso el frasco sobre el mostrador.

—¿algo más? —vuelve a preguntar en tono amable.

wonbin negó con su cabeza y sacó su billetera para pagar. se fue de la tienda sintiéndose abochornado por alguna razón. al respirar el aire exterior pudo tranquilizarse de inmediato. ¡es que la sonrisa de ese chico le causó mucha pena!

¿de verdad podía sentirse así de atacado por chicos lindos? ¿siempre había sido de esta manera?

cuando decidió retomar el camino a casa, no vio por donde sus pies pisaban y terminó chocando con otra persona. wonbin se sintió mal porque le había hecho tirar unas cuantas bolsas que cargaba.

—¡lo siento mucho! —se disculpó casi al instante de agacharse y juntar lo que quedó en el suelo. eran regalos por lo que su vista rápida pudo identificar, traían pegados listones y moños. —fue mi culpa no haber-

las palabras se le esfumaron de la mente en el momento que alzó la vista y cayó en cuenta de quién era. se trataba de un chico muy alto, ojos tiernos y cabello negro un poco largo, era el chico de los tulipanes.

si sus mejillas anteriormente habían adoptado un color suave por solo verlo sonreír, ahora estaría convertido en un tomate.

—regresé a buscar mi cartera, la olvidé en el mostrador y ni siquiera me fijé por dónde iba. así que fue mi culpa, también. —él le respondió, con una voz que hizo que el corazón le latiera con fuerza. —lo siento.

—n-no... ahm- —wonbin tragó saliva al haberse quedado sin ninguna cosa por decir. todo se le había borrado de la cabeza. —aquí- aquí tienes.

wonbin le pasó lo que le pertenecía antes de quedar más tonto de lo que ya estaba siendo.

—gracias. —volvió a sonreír. y lo siguiente que hizo lo dejó totalmente perplejo. del ramo que aún cargaba en sus brazos, sacó un tulipán y se lo extendió. wonbin estaba a punto de colapsar ahí mismo y el chico parecía saberlo. —noté que te gustaron.

park la aceptó peor aún con el corazón en la boca y una torpe sonrisa en los labios. ¿acaso planeaba matarlo siendo tan dulce? ¡era la primera vez que le regalaban flores!

—sí, es que son muy lindas. me gustan éstas y las amarillas también. —wonbin se anima a sonreírle como corresponde. —gracias.

—entonces... la próxima vez que nos choquemos me aseguraré de traer tulipanes amarillos.

wonbin tranquilamente podría desmayarse ahí mismo. ¿qué hacía ese extraño coqueteando con él? estaba seguro de que había olvidado como respirar. ni siquiera supo cómo responderle de regreso cuando lo dejó solo al adentrarse a la tienda.

observó el tulipán durante unos segundos, para luego sonreírle y emprender finalmente camino a casa.














nabi

𝙈𝙄𝙉𝙀       (𝙎𝙐𝙉𝙅𝙀𝙊𝙉𝙂𝙕 𝙑𝙀𝙍)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora