𝙈𝙄𝙉𝙀 (𝙎𝙐𝙉𝙅𝙀𝙊𝙉𝙂𝙕 𝙑𝙀𝙍)

XII.2

—¿te gusto?

sunchan hizo como si no lo hubiera escuchado, había sonado como un murmuro por lo que probablemente wonbin pensaba en voz alta. y quizás no fue así, porque el menor estiraba su mano insistiendo en una respuesta, pero no iba a decir nada, al menos no todavía.

—eres un idiota, ¿lo sabes no? —wonbin volvió a decir. un largo suspiro escapó de sus labios mientras que regresaba los ojos a la gran pantalla.

lo hacía sentir tan tonto.

observó a eunseok para verificar que no los estuviera viendo él o los demás, sería una completa vergüenza que después lo comenzaran a molestar por las ocurrencias absurdas de jung. algo bueno de esto, es que se le vino una idea a la cabeza para disimularlo si es que existía la posibilidad de que los observaran. 

el brazo de eunseok descansaba en el apoyabrazos de su respectivo asiento, wonbin deslizó una mano por debajo de la suya y tomó su mano con gentileza. el chico de inmediato se giró para verlo no entendiendo nada.

—lo siento. —wonbin intentó poner sus mejores ojos de gatito. —es que de verdad da miedo. —mintió, esa película era una total basura.

—oh oh, está bien. —le sonríe y aprieta la mano de park al sentirse un poco extraño por la sensación. —puedo sostener tu mano. —afirmó amable.

wonbin le sonrió devuelta y de esa manera se sintió menos incómodo al estar sosteniendo solo la mano de jung. siendo sincero, en esos pocos minutos que conocía a eunseok, le caía diez veces mejor que sungchan en estos dos meses.

(...)

la película terminó, al igual que el día y el momento en que sus manos estaban entrelazadas. wonbin había llegado a su departamento donde además de ser su hogar, se había convertido en un lugar para reflexionar profundamente acerca de su vida. y eso incluía tirarse al suelo de la sala de estar a observar el techo durante mucho tiempo.

¿qué tanto se estaba dejando tratar por sungchan? porque no tenía que ser demasiado inteligente como para darse cuenta de que algo en particular había en jung, y no sabía si bueno. para variar, hace cosas que lo confunden.

primero estaba el maldito y condenado beso, después que tomara su mano en el cine y por último la pregunta que nunca contestó. ¿qué es lo que ganaba haciendo todo eso? ¿acaso era su forma de coquetear? ¡pues apestaba!

y en caso de que sea coqueteo lo que trama, wonbin estaba negado a aceptarlo. sungchan se ve como la clase de persona que en cuanto le abras tu corazón, va a lastimarte y, aunque no parezca, ya suficiente mal está desde que haeun se fue.

wonbin agarra su celular en cuanto lo escucha vibrar sobre la mesita, al ver la pantalla su identificador mostraba el nombre del que justo trata de olvidar. planeaba solo ignorarlo, pero se había puesto insoportable cuando una segunda llamada entró.

—qué. —dice en tono molesto.

—te sorprendería lo que tengo para tí. estoy en tu terraza, sube.

—no.

—o te voy a buscar.

—¿para qué? nos vimos hace una hora.

—subes o yo bajo. tú eliges.

wonbin suspiró muy pesadamente. ¿de verdad le estaba pasando esto? ¿no tenía otra cosa mejor que hacer?

colgó la llamada y se dignó a abandonar su departamento. aún no caía en el hecho de que le estaba obedeciendo, porque tranquilamente pudo haberle ignorado, pero por otro lado estaba totalmente negado a que supiera su número de puerta. quién sabe si después de eso lo molestaría aún más.