¿Dónde estás, Patroclo?

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Eh estado todo el día buscando a Patroclo, no aparece por ningún lado. En la mañana, cuando desperté no estaba en la cama. Casi siempre me levantó primero porque a él le gusta dormir un poco más tarde. A veces el se levanta primero, pero no deja la cama hasta que yo me despierto.

Al principio no le di mucha importancia pues, Patroclo, podía ir a dónde quiera y seguramente estaba horneando algo. Una hora y media después de buscar en todas partes y no encontrarlo si que me preocupo. El no es de las personas que se van y no dicen a dónde. Además la plática de ayer me dejó intranquilo siento que está molesto conmigo. 

—Buenos días, príncipe Peleó- uno de los muchachos se alejo de su grupo de amigos para saludar.

—Hola..- no me acuerdo de su nombre- ¿Has visto a Patroclo?

— No, príncipe, lo siento. Me enteré de que fue su cumpleaños hace poco, felicidades- le agradecí con una sonrisa, quiero irme y seguir buscando a Patroclo- ya está cerca de cumplir la mayoría de edad ¿Sus padres le han dado indicios de conseguirle una esposa?

— ¿Esposa? No lo creo, no han mencionado nada- estos temas ya me tienen harto- Y ¿que tal tu? Ya tienes la mayoría de edad ¿no? ¿Y dónde está tu esposa?

— .... Eh-h lo siento yo ya me tengo que ir, s-señor- el chico estaba rojo no se si era de irá o de vergüenza, pero todos sus compañeros se reían de él.

No le respondí, solo quería encontrar a Patroclo. Mi cabeza solo estaba pensando en nuestra conversación de ayer ¿Que dije? ¿Que lo molestó? Al principio todo estaba bien, pero todo se puso incómodo cuando hable del regalo que mamá tenía para mí. No se cual es el regalo, aunque Patroclo dijo que podría ser una mujer ¿Una mujer? ¿Que clase de enfermo regala  personas?  Bueno, después de eso, dejo de hablar conmigo. Entonces se molestó ¿Porqué podrían regalarme una.. chica?

—Aquiles- papá estaba caminando hacia mí- ¿Que haces aquí? Deberías estar entrenando. Que te diera un día libre no significa que puedas holgazanear cuando quieras.

—No encuentro a Patroclo, padre. No se donde se metió, ya lo busque por todo el castillo.

— ¿Patroclo? Ese chico fue a buscar algo para mí en la ciudad vecina, debería volver pronto. Pensé que el ya te lo había dicho.

— No.. no me dijo nada al respecto ¿Que lo mandaste a buscar? ¿Por qué el?

— El preguntó por algun trabajo fuera de la ciudad y pues tenía que recoger armas que compré hace unos días, así que lo mandé a buscarlas.

— Ah, está bien, gracias por decirme, Padre. Iré al puerto a esperarlo- fui andando hacia el puerto mientras mi papá me gritaba que mañana entrenaría el doble. Cuando llegue al puerto no había ni un barco cerca, Patroclo tardaría un poco en volver. Me senté en la arena a esperarlo mientras se escondía el sol. En cuanto paso un tiempo divisé un barco que se acercaba y en la cubierta un chico con la piel morena y recogía un cofre antes de bajar del barco. Me encaminé al puerto y después de que se despidiera de sus compañeros de tripulación me vió.

— Aquiles, ¿Que estás haciendo aquí? Estoy seguro de que a esta hora estás todavía en clase de lira.

Su indiferencia me golpeó completamente, parecía que no le importaba en absoluto haberme dejado sin decirme nada. Tal vez por eso respondí todo lo que había decidido guardarme:

— Tu no estabas, no estabas por ningún lado. Estaba preocupado, Patroclo, ayer te enojaste conmigo y hoy no aparecías. Después de buscarte toda la mañana me entero de que estás lejos, en otra ciudad- mi voz sonaba apagada casi dolida, no es como sí, Patroclo, se hubiera ido para siempre, pero imaginar que ya no estaba aquí  hizo que me sintiera demasiado solo y eso hizo que me enojará con el. No controlaba lo que decía- Y lo primero que me dices es: "¿Que haces aquí?" ¿Es en serio?

Me di la vuelta casi de inmediato y no me dio tiempo de escuchar su excusa. Oía a Patroclo llamarme, pero no me gire, seguí recto junto a la orilla del mar, pero temí que mi madre saliera a reprenderme. Me fui debajo de un árbol y me senté en la arena, disgustado. Patroclo me siguió, pero me escondí detrás del árbol (ahora el probaría un poco de su propia medicina) pero me vio casi enseguida y se acercó a mí.

— ¿Aquiles? No eres bueno escondiéndote ¿Lo sabías? Podría reconocerte en cualquier lado con solo ver tu cabello desde lejos.

—...No es justo, no puedes decir solo una frase y hacer que se me quite el enojo- Patroclo tomo asiento junto a mí debajo del tronco- Realmente.. realmente pensé que habías desaparecido y que ya no volverías.

— Perdoname, Aquiles, yo no me sentía bien en la mañana, necesitaba despejarme.

— Necesitabas alejarte de mí.

— No, no, claro que no, Aquiles no era por ti. No se que tenía en la mente, ayer me enoje por algo estupido y sin sentido. Es mi culpa no debí actuar de una manera tan inmadura.

— Es por lo de la esposa ¿No es así? Es por eso que te enojaste, le dí demasiadas vueltas a nuestra conversación y fue después de eso. Me debes una explicación del porque.

— No, no, no, no- estaba rojo- ¿Esposa? Pff no, que tienen que ver las esposas !Nada¡ No se de que me estás hablando.

— Patroclo, ya dime la verdad, es obvio que fue por eso- se tapo la cara, no puede mentirme cuando lo miro a los ojos- ¿Porque te molestaría que mis padres quisieran conseguirme esposa?

— Esa es una pregunta tonta, Aquiles. ¿A ti no te molestaría que alguien estuviera buscándome esposa o que yo estuviera buscando una..?  ¿N-no.. no te molestaría ni un poco?

Claro que me molestaría, pensar en el simple hecho de que Patroclo este con alguien todo el tiempo y ese alguien no sea yo, claro que me molestaría.

—Sí, estaría furioso con cualquiera que se atreviera a quitarte de mi lado. Eres mío, Patroclo. 

Patroclo estaba perdido con mi respuesta y yo aún más. Debería aprender a cerrar mi bocota. El estaba sonrojado y no me miraba a los ojos. Los ojos de Patroclo bajaron a mis labios, los deseaba, lo veía en su mirada.

No era la primera vez que nos quedábamos muy cerca y no decíamos nada, pero algo siempre interrumpía lo que sea que estaba pasando en ese momento. No estoy seguro de lo que siento por Patroclo, pero mi cuerpo lo quiere cerca y es difícil alejarme.

Nuestras respiraciones se chocaban, su mano encima de mi cintura quemaba. Mi mente decía que me alejara, pero mi cuerpo solo se acercaba más a el. Y en un segundo sus labios ya estaban sobre los míos. No sabía cómo besar jamás lo había hecho y creo que Patroclo no tenía más experiencia. No sabíamos lo que estaba pasando, pero sentir los labios de Patroclo sobre los míos se sentía demasiado bien. 

Después de unos segundos nos separamos. Nos miramos fijamente y cuando Patroclo abrió la boca un poco roja, solo me dio ganas de besarlo más, pero dijo en un susurro:

Soy tuyo, Aquiles.

Juro que me iba a lanzar hacia el, pero mi instinto me hizo voltear al mar y ahí vi a mi madre. No se que le pasaba, pero estaba furiosa y lloraba, aunque no podría estar seguro de eso pues estaba saliendo del mar. Me dio demasiado terror que me pare y huí del lugar dejando solo a Patroclo. Estaba seguro, algo malo iba a suceder.

Name one hero who was happy..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora