¿Adónde me llevan?

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Desde el incidente de la otra noche, Patroclo y yo hemos mantenido las distancias con el contacto físico. Bueno, al menos no nos ignoramos. Estamos juntos todo el día como antes, pero cualquier toque aunque sea por accidente hace que el recuerdo de sus labios contra los míos vuelva a mi mente.

Mi primer beso fue genial y espero que Patroclo piense igual. Tampoco hemos hablado a profundidad del tema. Además no quería que él creyera que ese beso nos alejaría o cambiaría algo entre él y yo. Pues se quedó muy dolido cuando huí del lugar sin decir una palabra. Cuando llegó al cuarto, ya a la media noche, para darme "espació" y no "molestarme". Le expliqué que no me había ido porque el beso no me gustará, sino que fue porque mi madre nos vio y parecía molesta. No sabía el motivo no creo que un beso entre dos críos le molestará, pero aún así debíamos tener cuidado con la irá de una deidad.

— Hoy tienes que ir a hablar con ella ¿no es así?- Patroclo parecía preocupado, no sabía que castigo me pondría madre y yo tampoco. Patroclo se sentía culpable, pero ese beso no fue ningún error ni nada de lo que yo me arrepienta.

— Sí, no te preocupes, mamá no me haría nada.. creo. Además, seguramente se molestó por culpa de otra cosa. Seguramente no tiene nada que ver con nuestro bes... Si.. ya sabes, con eso.

Me puse rojo y una risita de Patroclo me hizo sonrojarme aún más, me despedí de él con un beso en la mejilla y corrí a la playa. Si mamá me castigaba seguramente no vería a Patrocloo por unos días. Llegué a la playa y no veía a mi madre en su lugar habitual, lo normal era que estuviera esperándome enojada porque como de costumbre llego tarde. La llame varias veces, no respondió ¿Y si le había pasado algo malo?

— Madre, madre ¿Dónde estás, mamá?-del agua salió una figura, creí que era mi mamá, pero aunque se parecía, no lo era, otras más iguales a ella salieron del agua y me sujetaron- ¿Qué hacen? Suelteme, si mi madre se entera de esto-

— Aquiles- la voz de mi madre me hizo girar la cabeza, estaba atrás viendo como sus hermanas me agarraban y no hacía nada- no te esfuerces por escapar, lo estoy haciendo por tu bien.

— No te creo nada- le solté, este era mi castigo no debí venir. Patroclo, necesito volver con Patroclo- sueltame, déjame en paz por favor madre. No quiero irme de aquí por favor mamá..

— Lo sé- su voz parecía apagada su rostro azulado estaba serio, muy serio- pero aunque no lo entiendas ahora, todo lo que hago lo hago por ti, hijo mío.

Y después de decir eso se desvaneció en el agua y sus hermanas me arrastraron hacia el fondo. Estaba furioso quería golpear y patear a los que me arrastraban, pero mi cuerpo no me respondía. Pronto perdí el cocimiento.

***

— Buenos días, príncipe de Ftía- Una voz serena hablo desde algún lado. Intenté levantarme, pero todo mi cuerpo se sentía pesado, al menos sentía que podía respirar de nuevo, no se donde me encontraba, pero mi cuerpo adolorido estaba acostado en una especie de cama en el suelo.

—¿Y tú quien eres?- Intenté sonar lo más agresivo posible porque esa ¿Persona? Me observaba, era enorme y la luz del sol solo hacia que pareciera una sombra espeluznante.

— Disculpe mis modales príncipe de Ftía. Mi nombre es Quirón entrenador de héroes, un gusto- Quirón se adentró a la cueva y era un señor con pelo largo y barba unos ojos amables y un cuerpo de entrenador. Y la parte de abajo era la de un caballo, lo normal.

— Eres un centauro ¿No es cierto?- Patroclo estaría muy emocionado, le encantan estas cosas... Patroclo- ¿Dónde estamos?

— En Tesalia exactamente en el monte Pelión- estoy lejos de casa, muy lejos de Patroclo.

—Eres el famoso maestro de héroes, seguro que mi madre te pidió que me entrenaras.

— Lo dices como si ser un héroe no fuera emocionante, todos mis discípulos vienen aquí con demasiada energía. Es la primera vez que alguien llega desanimado.

— No quiero ser un héroe, Quirón, mi madre quiere que lo sea. Yo quiero vivir-con Patroclo- y ser feliz. Mi madre no lo entiende, ella me arrastró aquí ¡Casi me ahoga! No quiero estar aquí, quiero volver a casa.

—Lo entiendo muy bien jovencito, es difícil aceptar las decisiones de nuestros padres, pero yo no puedo hacer nada al respecto. Si no quieres entrenar, no lo hagas, pero te doy un consejo. Algún día, al ser un semidiós los monstruos irán por ti y
tendrás muchos problemas. Sin el entrenamiento adecuado, podrías morir o perder a todos los que amas. Te dejo pensarlo un rato, si me necesitas estaré cazando en el bosque.

 Me quedé solo, el lugar era precioso sin duda. Una cueva de cuarzo que brillaba por todas partes. La brisa se colaba por la puerta de hojas de la entrada. Todo se sentía perfecto, pero Patroclo no estaba aquí. Pero si ese centauro tenía razón, necesitaba entrenar y ser más fuerte. Tenía que aprender rápido para volver con él.

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Name one hero who was happy..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora