Lindos ojos marrones

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La mayoría del día me la paso entrenando a excepción de cuando llega un chico nuevo o cuando tengo clase de lira. Mi padre hace tiempo que recibe muchachos que los otros reinos no quieren el los trae al palacio y los entrena para que le sirvan como soldados y hoy traen a otro me preguntó quién será.

— Principe Pelida perdón por interrumpir, pido permiso para entrar.

— Adelante, Barn

— Principe, mi nombre es Basil.

—  Eso dije, Bern - claro que me se su nombre pues Basil, fue mi guardia  desde niño, pero me gusta mucho molestarlo- ¿A quien traes hoy?

—Señor, el es Patroclo hijo de Menecio fue expulsado de su reino por asesinar a un muchacho- con el nombre mi corazón dio un brinco, pero mi mente se quedó atónita cuando dijo que mato a alguien. Por un segundo pense que me había confundido de persona hasta que lo mire ligeramente era el, era Patroclo - ahora vivirá aquí, órdenes de su padre el rey.

— Está bien, puedes retirarte- Basil agarro a Patroclo y le indico la salida, pero yo lo detuve- solo tu Basil, el muchacho se queda.

—Si, príncipe- exclamó Basil, después miro a Patroclo con un poco de curiosidad antes de salir.

Patroclo estaba perdido, su mente vagaba en sus recuerdos cuando lo estaban presentando ante mí, pero me vio muy fijamente cuando Basil dijo que había asesinado a alguien supongo que para ver mi expresión, pero no creo que encontrará algo más que indiferencia. Me estaba observando, sus ojos me recorrían podía sentir su mirada sobre mí, eso me puso un poco nervioso así que desvíe mi atención a mi lira que descansaba en mis manos.

— Entonces Patroclo ¿no?

— Si, príncipe- me miró algo asustado supongo que no me reconoció.. que cruel. Y yo sin dejar de pensar en el, me siento ofendido.

— Por favor dime Aquiles, además tu también eres un príncipe.

— Creo que ya no- me reí un poco por lo bajo- no creo que sea gracioso.. señor..

— Aquiles, soy Aquiles dilo por favor- solo quiero escucharlo decir mi nombre.

— A-Aquiles- dijo sin mirarme

— Excelente -me gusta como suena mi nombre en sus labios- tengo clase de lira en cinco minutos. Aún que ya superé a mi maestro, pero es divertido perder el tiempo ¿Me acompañas, Patroclo?

— Aquiles- esta vez si me miró con esos ojos marrones- si no te molesta tenemos cinco minutos ¿no? - asentí- me gustaría ver mi habitación y dejar mis cosas. Aunque no traigo casi nada.

Me levanté de mi lugar y emprendí mi camino hacia las habitaciones de los demás muchachos, pero me detuve. Si se va a quedar aquí yo puedo elegir donde. Entonces me gire y camine directo hacia mi habitación. Patroclo me seguía en silencio observaba el castillo y cuando llegamos a mi habitación supongo que dudo que ahí durmieran todos los chicos que vio al llegar. Y por eso pregunto:

—¿Cómo entran tantas personas en esta habitación?

—Bueno, yo creo que dos caben muy bien aquí ¿No te parece, Patroclo?

— ¿Dos?- dijo con una mirada seria, como procesando la situación- supongo que dos si entran, pero ¿dónde duermen todos los demás?

— Pues bastante lejos de aquí a decir verdad. Esta es mi habitación- Patroclo tenía cara de no entender nada- y también la tuya.

— ¿La mía? ¿Porqué? No lo merezco además es tu habitación. No creo que yo deba dormir aquí. Todos los demas saben que mate a un chico de mi pueblo tu reputación se vería afectada yo ni siquiera debería seguir vivo ¿Cómo podría dormir en la misma habitación que el príncipe Pelida?

— Eso lo decido yo, no me importa lo que piensen los demas, Patroclo. Además creo que si estás tan afectado por la muerte de ese chico significa que no querías hacerlo que fue un accidente lo veo en tu mirada. No fue culpa tuya ¿Lo entiendes verdad?- por un segundo pense que se pondría a llorar que bueno que no lo hizo porque yo no soy bueno consolando, pero cerro los ojos con fuerza y cuando los volvió a abrir me miró y con una leve sonrisa me dijo muy lentamente

— Gracias, Aquiles.

Name one hero who was happy..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora