Cap 9

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Exploto. No. Lo exploto. Como si fuera una burbuja frágil, no quedó nada de ella; solo sangre y carne putrefacta esparcidas por todo el lugar. Una escena turbia y asquerosa que hizo que mis ojos se nublaran y mi estómago reaccionara, vomitando su contenido.

Él solo reía, como si todo fuera una broma, un juego infantil. Caminaba con elegancia sobre el suelo sucio, mirando con burla los restos de la criatura. Todo sucedió tan rápido, tan fugazmente que no tuve tiempo de procesarlo; con un simple toque, él había aniquilado a la bestia sin el menor esfuerzo. Lo que mis ojos presenciaron era imposible de creer, pero ocurrió y lo vi; me niego a pensar que todo fue producto de mi imaginación... No podía ser así.

El eco de su risa resonaba en mis oídos, un canto macabro que me invitaba a unirme a su locura. Pero yo no podía, no quería. Estaba atrapada en otra pesadilla de la que no podía despertar. La sangre, aún fresca, parecía cobrar vida propia, arrastrándose hacia mí en un intento desesperado por atraparme en su horror.

—¿Te gusta? —preguntó él de repente, con una sonrisa torcida, como si me mostrara una obra maestra. Sus ojos brillaban con una mezcla de locura y satisfacción que me heló la sangre.

—No... —logré balbucear antes de que un sollozo sonoro escapara de mis labios—. ¿Por qué hiciste esto?

—Porque puedo —respondió, encogiéndose de hombros mientras se agachaba para recoger un trozo de carne desgarrada. Lo sostuvo entre sus dedos como si fuera un objeto curioso, mostrándomelo con orgullo.

Cada uno de sus movimientos era una burla a mi horror. Sentí que el mundo se desmoronaba a mi alrededor, cada fragmento de realidad deslizándose entre mis dedos como arena. La única certeza que tenía era que estaba a merced de alguien que disfrutaba del caos y la destrucción.

De pronto, su mirada se volvió seria. Me observó fijamente a los ojos y dijo:

—Esto es solo el principio, Dalia... Hay mucho más por descubrir si te atreves a seguirme.

Mis instintos clamaban por huir, pero algo dentro de mí se sintió intrigado. ¿Qué más podría hacer? ¿Qué otros secretos oscuros escondía?

El aire estaba cargado de tensión y promesas siniestras; aunque el miedo me paralizaba, había una parte de mí que anhelaba saber hasta dónde llegaría esta locura. Sin embargo, en medio del caos opté por formular la pregunta más absurda.

—¿Cómo sabes mi nombre?

—¿En serio? —bufó él— De todas las cosas maravillosas que puedes preguntar... ¿me preguntas eso?

Lo sabía; era tonto. Pero la sensación del miedo había reaparecido nuevamente y me volvía torpe.

—Querida flor... ¿sabías que tu nombre pertenece a una flor? —continuó diciendo con una sonrisa— Aunque prefiero Asthartea; es más simbólico —me observó intensamente—. Pero para responder tu tonta pregunta: yo lo sé todo.

Así de simple; lo sabía todo y yo deseaba saberlo también. No supe qué decirle; solo lo observé detenidamente, evaluándolo: era alto, muy alto; su figura esculpida contrastaba con su piel blanca y su cabello castaño claro no combinaba en absoluto con sus ojos negros. Su vestimenta era oscura, pero lo que más destacaba era la gabardina impecable que llevaba puesta; aún así pude vislumbrar tatuajes asomando por el área de su cuello y manos. Su aura emanaba miedo; irradiaba esa pesadez maligna al igual que la bestia.

—¿Quién eres tú?—pregunté, mientras lo examinaba con la mirada. Él mantenía su mirada fija en mí.

—Vaya, esa pregunta está mejor—se burló, con una sonrisa enigmática.

—Tengo muchos nombres y soy conocido de diversas maneras, pero ninguna de ellas logra capturar mi esencia. Me llaman el Exterminador, un ángel, un demonio... También me conocen como el Rey de la Plaga. Ya sabes, esa que envió el Todopoderoso.

Hablaba con una intensidad que parecía vital para él, y yo solo podía quedarme ahí, absorta, sin saber qué responder.

—Puedo sentir empatía por ti; tu expresión de confusión me provoca una extraña compasión. Y eso ya es demasiado—se rió, dejando que su risa resonara en el aire.

—Al parecer tengo una conexión profunda con el mundo de los muertos. Dicen que soy la muerte personificada, y debo admitir que eso me brinda cierto placer... Por otro lado, también me llaman el Destructor y el Señor del Caos.

Se paseaba por el lugar con una tranquilidad inquietante.

—Me consideran el más importante general del infierno o incluso un representante de Dios. Pero...

Alargó la palabra, como si sopesara sus siguientes palabras cuidadosamente.

—Me verás como cualquiera de las figuras que he mencionado; todo depende de ti. Ahora, permíteme presentarme adecuadamente.

Extendió su mano hacia mí y enseguida la quito, sin yo haberla tomado.

—Soy Abaddón, el Rey del Abismo y la Destrucción; y con mucho gusto soy la peor pesadilla de Satán.

—Pero no te dejes llevar solo por los títulos que me otorgan —dijo Abaddón, su voz resonando como un eco en la penumbra—. La destrucción no es solo un final; también es un comienzo. En el caos que traigo hay una oportunidad para renacer.

Sus ojos exploraban cada rincón como si cada sombra guardara un relato olvidado.

—¿Sabes? Cada alma que ha cruzado mi camino ha dejado una huella imborrable, un eco de su existencia. No estoy aquí solo para sembrar miedo; también soy el guardián de las verdades olvidadas y los secretos del universo.

Se detuvo un momento, sus ojos brillando con una intensidad sobrenatural.

—Piénsalo: en cada fin hay una lección. En cada destrucción hay un nuevo orden. La vida y la muerte son dos caras de la misma moneda, y yo soy quien sostiene esa moneda en sus manos.

Con una sonrisa enigmática, continuó:

—Así que, ¿qué eliges ver en mí? ¿El Destructor que arrasa con todo a su paso o el Sabio que revela las verdades ocultas detrás de las cortinas del tiempo? La elección está en tus manos.

Sus palabras flotaban en el aire, cargadas de significado y desafiándome a reflexionar profundamente.

—Abaddon Seraphiel Blackwood—gritó con orgullo.




Nota de autor: Estuve esperando tanto este momento:) mi primer personaje masculino más desarrollado, y esto solo es una pequeña parte de Abaddón 👀

Él claramente está inspirado por su mención en la biblia, siendo este el "rey de las langostas", es mencionado como Apolion. Quise transformarlo y hacerle una versión muy mejora, espero que les guste.

Aquí les dejo un dato que desarrollé para ese nombre completo y ficticio que le dí.

"Abaddon Seraphiel Blackwood"

Abaddon: Este nombre se relaciona con el Abismo en la demonología, sugiriendo una conexión con la oscuridad y la destrucción.  Abaddon  un personaje misterioso y poderoso, con un pasado ligado a fuerzas sobrenaturales y a la lucha entre el bien y el mal.

Seraphiel: Como arcángel asociado con la más alta jerarquía de ángeles, Seraphiel aporta un contraste a la oscuridad de Abaddon. Este nombre podría representa la dualidad en el personaje, mostrando su lucha interna entre la redención y la perdición.

Blackwood: El apellido "Blackwood" evoca imágenes de bosques oscuros y misteriosos. Este apellido podría simbolizar el entorno enigmático en el que se desenvuelve Abaddon Seraphiel Blackwood, sugiriendo que sus raíces están profundamente arraigadas en secretos antiguos y peligros ocultos.

¡Gracias por llegar hasta aquí!

Bajo el velo de la oscuridad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora