¡VETE!

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Estaba otra vez en el muelle. Los murmullos se hacían más fuertes, pero el agua permanecía tranquila. Se enfocó en mirar el agua; no estaba completamente estática, pero apenas se movía. Al voltear, lo primero que vio fue una mancha de color claro, que no estaba quieta. Se movía constantemente, adaptando distintas formas: primero un perro, luego un gato, y finalmente decidió adoptar la forma de un conejo. Jiang Cheng lo observó fijamente hasta que sintió un tirón. La criatura se pintó de negro, igual que el muelle.

Despertó entrecerrando los ojos por la luz y vio a un estúpido híbrido mapache tirando de su cola. Solo pudo susurrar:

—Mierda...

—¡A-CHENG! ¡Despiértate! —exclamó el híbrido.

—¿Qué mierda haces en mi habitación? Es fin de semana.

El híbrido mapache fingió llorar de manera melodramática.

—¡VETE! ¿Por qué me jalaste la cola?

—Porque no despertabas. Pero dejando eso de lado… ¡el amante de Dage! ¡Descubre quién es, y de la peor manera!

—¿Por qué siempre descubre las cosas de la peor manera? Y dejando eso de lado... ¡Largo! ¿Cómo entraste a mi apartamento?

—A-Xian me dio las llaves.

—Les voy a romper las piernas a ambos.

El híbrido mapache se sentó en la cama, cerca de los pies de la pantera.

—Bueno —suspiró—, cuenta.

—Ayer llegó el rumor de que el enano era el amante de Dage, pero era imposible porque tiene un alma gemela, y es Lan Xichen. Entonces Mian Mian les preguntó si era cierto, ¡y respondieron que sí!

—¿¡Qué?! Si ya tiene alma gemela encontrada...

—¡Eso mismo dije! Pero me siento herido —dijo el híbrido mapache mientras se acostaba al lado de Jiang Cheng y se cubría con las sábanas—. Me entero por terceros, en vez de él.

—¿Qué haces? ¡Quítate! ¿Qué hora es?

—Son las seis.

—¡¿Qué carajos?! ¡Es fin de semana!

—Por eso me voy a dormir —el híbrido se levantó de la cama y se dirigió al armario de la habitación—. Me voy a cambiar.

—¿Qué mierda? ¿Quién te invitó?

Haciendo caso omiso, el híbrido se cambió y se volvió a acostar al lado.

—No sabía que escribías poemas.

—Espera, ¿qué? ¡QUIEN TE DIJO!

—Xichen me dio un poema diciendo que era tuyo y lo entregaste junto a tu ensayo por accidente.

Un rubor tímido cubrió la cara de Jiang Cheng

—¡VETE!

Esa misma tarde, Jiang Cheng salió a una exposición de arte organizada por la escuela para ganar puntos extras. Caminó entre los pasillos llenos de cuadros y esculturas, observando las obras sin mucho interés... hasta que una pintura en particular captó su atención.

Se detuvo frente a ella: unas nubes sobre un paisaje hermoso, tan realista y brillante que casi parecía una ventana a otro mundo. Sin embargo, en medio del cuadro, había una mancha lila, nada sutil. La mancha no le quitaba lo hermoso al paisaje; al contrario, lo convertía en algo abstracto, enigmático, como si aquel desliz de color desentonado estuviera ahí con algún propósito oculto.

"¿Qué demonios es esto?", pensó mientras fruncía el ceño. Se cruzó de brazos, inclinando la cabeza hacia un lado. No lograba decidir si la mancha arruinaba el cuadro o lo hacía más interesante.

—A-Cheng, veo que has encontrado la joya de la exposición —dijo una voz familiar a su lado.

Jiang Cheng suspiró y giró los ojos antes de voltear. Era el híbrido mapache, claro, sonriendo como si supiera algo que él no.

—¿Joyas? Esto es más como una mancha molesta —respondió con tono seco, señalando la mancha lila—. ¿Qué sentido tiene poner algo tan... fuera de lugar?

—Ah, pero ahí está el truco —el híbrido mapache se acercó más al cuadro, moviendo su cola con entusiasmo—. La mancha hace el cuadro. Sin ella, sería solo otro paisaje aburrido. ¿No lo ves?

Jiang Cheng lo miró de reojo, aún dudando.

—Es solo una mancha... —murmuró, aunque empezaba a cuestionar su propia percepción.

—No, no lo es —insistió el híbrido, agitando una mano—. Es lo que lo hace especial. A veces, algo inesperado es lo que le da sentido a todo lo demás. Como tú y tus poemas. ¿O acaso eso también es solo una "mancha"?

—¡Ya te dije que fue un accidente! Se lo entregue sin querer déjame en paz  ¡o quieres que te rompa las piernas!—Jiang Cheng sintió el calor subir a su rostro al recordar el poema y le dió una mirada asesina al contrario.

—Claro, claro, un "accidente". —El híbrido le guiñó un ojo y volvió a mirar la pintura—. Pero dime, A-Cheng, ¿qué harías si la mancha lila desapareciera? ¿El paisaje seguiría siendo tan interesante?

Jiang Cheng lo pensó un momento, mirando el cuadro con detenimiento.

—No —admitió en voz baja. Luego cruzó los brazos otra vez por— ya te perdiste en la conversación

El híbrido sonrió ampliamente.

—Exacto. Así que, ¿ves? A veces, las cosas más inesperadas son las que hacen que todo tenga sentido.

-Ya te estás poniendo poético. Yá vámonos, solo visitamos esto por puntos extras.

-Siempre tan antipático
A-cheng -dijo con un puchero-

-¿Quieres morir joven?-pregunto frunciendo el seño-

-¡NO!

Un lienzo manchado de morado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora