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Kinich “El Malipo” despertó como cual viejo amargado de la vida al ver que su alarma no sonó. La primaría lo traumó re áspero hasta el punto de levantarse siempre a las 4 AM.

«En serio, ¿qué clase de gobierno aprueba que se debe empezar a calentar puesto a las 6 AM? Ni bien amaneció hoy».

Con la pieza completamente oscura, Kinich quiso arriesgar su colegiatura a cambio de 2 horas más de sueño, y obvio, papi, el man lo hizo. Se acostó en su camita para nada cómoda, escuchando un quejido a su lado que, por razones lógicas de la vida, se cagó encima, agarró la almohada y buscó asesinar al socio que todavía no cuadra quién es.

O bueno, ese era su plan inicial. El sonido  de una voz realmente conocida que se movía bajo la cama y como la linterna de un celuco realmente identificado que le quemaba lo ojos, le dió su respuesta.

«Cierto, la socia se quedó a ver la novela y no hubo vía pa que volviera al barrio».

Bajando su arma realmente peligrosa, Kinich se cubrió los oídos en tiempo récord antes de que Mualani dijera algo más.

—¡Ush, papi! ¡Uste si que madruga! —La socia no sabe lo que significa “modular la voz”, así que media casa ya escucho sus babosadas de buena gana—. ¡Son la 4, vueva y duema!

¿Hay que recordar que esta vieja le está apuntando la luz en los ojos al Malipo? ¿No? Ah, bueno.

—Socia, cállese la jeta que va a despertar a la cucha. Ya me quitó el sueño a mí.

—¿Doña Mavuika? Vele e' viaje. Mor, ¿uste si se acuerda que su mae se quedó hablando con el vicioso que trajo ayer?

Fue buena hora para que Kinich dejará de cubrirse los oídos. Al menos la socia si supo bajarle a la voz, soltando tremendo chisme a estas horas de la mañana.

—¿Qué la cucha qué? —el man tan bobo preguntó, recibiendo un asentimiento de Mualani que, antes de que las sábanas se enredaran y ella estuviera envuelta en ello, ya se había foqueado.

«Jueputa, ¿lo de ayer no fue un sueño? ¿Si traje al vicioso y le dije las verdades a la doña?»

El dolor en su cuerpecito le dijo: “Si, mano” cuando quiso poner un pie en el suelo. Santa estampada de jeta se metió Kinich cuando sus huesos parecían estar rotos, pero sin que se hayan movido anteriormente. Recuerdos de la tunda de ayer hasta que se rompió ese cucharón inundaron su mente, aclarando todo el bololó que pasa ahora.

«Voy a recibir otra tunda por esto... —Cojeando, Kinich salió de su pieza. Apoyando la mano en el marco de la puerta y negando todo lo que verá ahora—. Tal vez y la cucha se durmió, aunque si eso hubiera pasado la socia habría dormido con ella y yo con el vicioso».

Sin embargo, antes de seguir en su cosa esa mental. Un regaño llegó a sus oídos, la voz su cucha, Mavuika, estaba preparada para pelear por cualquier maricada así sea que el sol aún no haya salido.

—Hermano, ¿qué le pasa? Son las 4 AM. Duerma más bien.

Mavuika se encontraba hecha un desorden en la sala. Ella, como mamá promedio, siempre hace escándalo si algo está sucio, pero ahora que fue su culpa deja el problema de lado.

Regresando al problema, la cucha estaba acostada en el mueble bien arropadita. Su sábana de sol (usada solo cuando viene la visita) se encontraba en el suelo, encima de alguien. Ese mismo alguien era el vicioso que El Malipo buscaba. Roncando como si nada le importara en este más que seguir en sus sueños.

Ororon dormía en el suelo mientras Mavuika se sacaba el pelo de la jeta. Al rato Kinich se rindió y cayó al suelo, soltando tremendo golpe que, si el anterior en su pieza no despertó a nadie, este si lo va a hacer. No obstante, en el momento que su cara iba a estrellarse con el piso, Ororon se despertó. Teniendo un cuerpo encima para terminar de dormirlo.

—No se mueva, ñero. Me duele too... —susurró Kinich antes de que Mavuika desistiera de arruinar su sueño para ir a regañarlo.

«¿Me acabó de decir ñero? —Quería preguntarle Ororon, pero su pereza y lo rico que está el clima como para echarse su buena foqueada lo detuvieron».

—Haga silencio y duerma. —Fue lo que al final salió de su boca. Buscando como arropar a los dos tras la sábana con el frío tan berraco que hay a estas horas.

Al final, todos se durmieron y como Kinich se dió cuenta, su ahora cuadre sigue vivo frente a su cucha. O sea, no lo matarán por meterse en la "Olla", ya está muy mal herido el pelao.

...

Cuando la socia Mualani “La Umoja” se levantó. Ella no vió a su manito y recién se dió cuenta lo trabada que estaba en las sábanas, ya que se cayó y se estampó. Fin.

—Ah, falta media hora, nojoda... Al rato busco al pelao... o lo que queda de él. Si o si tenemos que exponer...

Su amistad es fuerte, pero no más que sus ganas de dormir.

***

Bueno, 860 palabras para algo que no es serio me parece bien. Algún día mrk, algún día haré 2k palabras...

Papi. No se meta a esa "Olla"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora