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—Mano, larguese de mi pieza. Yo le aviso mañana.

Lo que sea que dijo Kinich dejó tieso al Vicioso. Él aún estaba todo desparramado en la cama por su intento de muerte, sin embargo, nunca había escuchado una bobada tan grande en toda su vida.

Es más, esa bobada le hizo fuerza en esa cabeza que su cuadre no tan cuadre estaba enojado. O peor, ni yo sé.

—Kinich.

—Socio, cállese. Uste no sabe la pena que tengo ahora con su cucha acá afuera.

Ororon estaba a nada de pedirle que no le dijera socio, pero en vez de eso. En vez de cuadrar esto como una pareja normal de viciosos que no tienen salvación y que se agarrar con un tombo ni bien marcan las 12, ese hijueputa ñero se desapareció.

Si, se desapareció en frente del Malipo. Quién, como buena persona que reacciona tarde pero seguro, quiso salir por esa puerta.

Lastimosamente y por el bien del guión y de lo que se viene, esa puerta fue cerrada por el pie del vicioso que causó la mera mera, parce. Por eso recibieron un grito ni el gonorrea por las viejas de afuera; no obstante, a esas mismas viejas les valía un comino lo que estos hicieran en esa pieza. ¿Es bueno o malo? Es algo y ya.

Imaginen que uno está pegado en esa puerta (El Malipo) y que la rata con alas apenas y le dió la gana de bajar ese pie cuando comenzó a hablar. Por un momento Kinich se arrepentía de su decisión pasada, este man es conocido por meterse hasta una mata e'sábila y hacer tremendo desastre en esa olla. No por nada la misma chinche y la socia con la que se junta le dijeron que más de un atentao le dieron cuando querían tomar atajo a su casa.

«Aunque también... Quién las manda de metidas, ¿no tienen casa o que?»

—Malipo, —Ignorando el hecho de que sabía que ese socio no le paraba bolas, Ororon habló—¿Cómo es eso de que mañana arreglamos? Hoy es hoy, mañana es mañana.

—No le entiendo ni mierda.

—Yo menos. Regresando al tema, ¿qué le incomodó, socio? Porque si yo llego a salir de esta puerta, no me ve la cara en su vida.

«Ah, el hijueputa me está amenazando... —Imposible para Kinich no saber que Ororon será capaz de llorar por él—Ah, bueno... ¿Con qué así estamos?»

La mano de Ororon ya estaba en el cabello del pelao. Si no fuera porque andaba en su cuento, no se habría asustado y apartado el toque del ñero. Oiga, eso le dolió a la rata con alas, tentando a que su respuesta será 100% negativa.

—¿Sabe qué, socio? Haga lo que se pegue la perrahijueputa gana, a mí no me importa. —Mirando a los ojos al vicioso, Kinich no se dejó temblar—Es más, si a usted le gusta. Vaya y busquese a quien si le bese por donde camina. ¿Entendió?

No mano, esa pieza quedó en silencio. Kinich no se dejaba, y los ojos de Ororon hace ya un buen rato dejaron de mirarlo. Por obvias razones y para darle más drama. Las orejas que tiene el Vicioso "de decoración" bajaron como perrito abandonado, pero ese man no es perro. Es un man de 20, que coja juicio.

Pasó un buen rato, y Ororon dio un paso hacia atrás. Su voz no tenía ni un solo cambio cuando quiso preguntar.

—Uste me está...

—No lo sé, lo sabrá uste si no sale de acá. —Tan fuera de personaje... Pero Kinich no esperaba lloriqueos cuando desde un principio namás quería organizar su pieza.

«Mañana arreglamos, total...»

Ororon no dijo absolutamente nada. Si no le hace caso, lo sacan a patadas y si hace caso las patadas irán a su corazón.

—¿Me deja? —una pregunta de Ororon confundió a Malipo. ¿De qué está hablando este socio?—¿Si o no?

Pa que no se confundan el vicioso no quiso decirlo sobre su relación, es más para poder acercarse al socio que tiene en frente y que no se le ven las cejas. Es más, nunca se las ha visto desde que salen.

Y regresando al tema, Kinich tenía que responder, dejarlo jetiao y no en el buen sentido no podía venir de él.

—No, mano. No es no.

Nuevamente, y con la seguridad de que esta vez la puerta no será estrellada, Kinich "El Malipo" le abrió la puerta a Ororon "El Vicioso", no necesitaba decirle lo obvio, puesto que el man salió ni perro abandonado o vicioso sin su María Juana diaria. Escuchando a lo lejos como le decía a la Cucha Itztli que ya se iban. Y la regañada de por medio mientras se despedían con Mavuika.

Kinich no salió para darle las buenas noches (o madrugadas) a su cuadre y la vieja, buscando y buscando su celuco para mandar mensaje en el grupo. Pero, oh, sorpresa. No estaba.

—¡Vicioso hijueputa! —Ni él se dió cuenta cuando le robaron las cosas—. ¿Es robó post-depresión? ¿No puede dejar la malditas manos quietas? —Una parte de él deseaba ir hasta donde Ororon y sacarle ese celuco, pero sabe muy bien el porqué se lo rateó. Quiere tener una excusa para que a primera hora vaya y lo busque en esa hijuepucha "Olla”.

«No, socio. Suerte es que le digo. Mañana voy...»

Kinich salió de su pieza y busco a su cucha. Esa vieja estaba recogiendo las tazas del tinto cuando su pelao le pidió prestado el celular disque pa juegos. Creyéndole hasta la última palabra, Mavuika le dió esa carcacha y se fue a foquear, el día de mañana entra más tarde de lo usual y lo último que quiere es meterse con su hijo cuando ya le dijeron vieja más de una vez.

Sin embargo, y como nadie lo pensaba. Los planes de Malipo de arreglar sus cosas mañana con Ororon se fueron al caño. Más que nada con esa llamada que le hizo a todos su compinches en el colegio.

***

Feliz Jawolin. (Faltan 3 caps para que se acabe esto y puse que se descuadraron...)

Papi. No se meta a esa "Olla"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora