Capitulo 5

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El Año Nuevo tenía una forma curiosa de traer consigo un aire de nuevas oportunidades y promesas no dichas. Pero para mí, los últimos días habían sido un torbellino de emociones que me mantenían en constante ansiedad. Desde nuestra última noche juntos, había querido decirle a Kazuya lo que realmente sentía. Quería confesarme, despojarme de cualquier inseguridad, pero cada vez que lo intentaba, algo me detenía. Siempre había algo en su expresión, en sus palabras o en la forma en que me miraba que me hacía perder la valentía.

Kazuya había alquilado otra vez una "cita" conmigo para ir al santuario en Año Nuevo, siguiendo con la historia de que éramos pareja ante su familia. Como era de esperar, esto me tenía un poco inquieta. Su abuela Nagomi había insistido en que pasáramos ese día con ella, y por supuesto, no había manera de rechazar la invitación. También estaban los padres de Kazuya, que siempre observaban con curiosidad nuestra "relación". Esa era otra de las razones por las que siempre me sentía nerviosa en estos encuentros, como si estuviera bajo una lupa constante.

Cuando llegué a la estación, Kazuya ya estaba ahí, con esa sonrisa tranquila que siempre lograba desarmarme. Supe al instante que algo había cambiado en él desde la última vez. Había algo más en sus ojos, una especie de determinación. No podía evitar preguntarme qué estaba pensando.

"Gracias por aceptar venir conmigo, Chizuru," me dijo, con una sinceridad que siempre encontraba desconcertante. "Sé que el Año Nuevo es importante y que estarías ocupada..."

Sonreí ligeramente. "No te preocupes. Estoy aquí porque soy tu "novia" ¿no?"

Nos dirigimos al santuario, un lugar donde todos iban a hacer sus primeras oraciones del año. La nieve cubría el suelo, crujía bajo nuestros pies, y el aire estaba impregnado con el olor a incienso. Caminábamos juntos, cerca el uno del otro, lo suficientemente cerca como para sentir el calor que emanaba de su cuerpo. De alguna manera, eso me hacía sentir tranquila.

La familia de Kazuya, por supuesto, estaba encantada de verme. La abuela Nagomi no dejó de hacer comentarios sobre lo linda que me veía y lo bien que nos veríamos juntos casados. "Oh, ustedes dos, siempre tan adorables," decía mientras entrelazaba sus manos, como si ya estuviera imaginando nuestra boda. A su lado, los padres de Kazuya asentían con sonrisas amables pero inquisitivas. Sentía su mirada sobre mí constantemente, como si intentaran descifrar algo que se escapaba de la superficie.

Durante la caminata hacia el santuario, Kazuya parecía absorto en sus pensamientos, como si estuviera buscando las palabras adecuadas. Yo también. Digo soy su novia de alquiler, pero me pone nerviosa mas de lo normal, se que debo ser finalmente honesta, pero cada vez que abría la boca para hablar, él decía algo que me dejaba en silencio.... y muy seducida.

"Chizuru, ¿alguna vez has pensado en cómo sería si... todo fuera diferente?" preguntó de repente, con la mirada fija en el camino frente a nosotros.

Lo miré, sorprendida. "¿Diferente cómo?"

"Ya sabes... si hoy podamos... tú y yo. ¿hacerlo?"

El calor subió a mi cara y mi corazón comenzó a latir más rápido. Su propuesta me impacto y me dejo soprendida y mis labios se entreabrieron, pero antes de que pudiera responder, una voz familiar interrumpió.

"¡Kazuya!" Ruka apareció de la nada, con esa energía que siempre lograba sacarme de quicio. Sonrió ampliamente y corrió hacia nosotros, abrazando a Kazuya con un entusiasmo que no pude evitar sentir como una invasión.

Ruka era insistente, tanto como siempre. Ella no solo monopolizó la atención de Kazuya, sino que también comenzó a hacer comentarios indirectos sobre lo "falsa" que podía ser la gente, mirándome con un falso candor. A pesar de todo, traté de mantener la compostura, pero estaba claro que Ruka no tenía la intención de dejar pasar esta oportunidad.

"Chizuru, ven un momento," dijo Ruka de repente, su tono demasiado dulce para ser auténtico. Me llevó al baño del santuario, apartándonos del resto del grupo. Allí, su rostro cambió, su mirada fija en mí con una mezcla de celos y desafío.

"Escucha, sé lo que estás haciendo," me dijo en voz baja, sus ojos ardiendo con intensidad. "Sé que solo estás fingiendo estar con él. Pero yo... yo lo amo de verdad. No dejaré que alguien como tú se interponga en nuestro camino."

No pude evitar soltar un suspiro. Había escuchado esto tantas veces que había perdido la cuenta. "Ruka," respondí con calma y luego para ponerme seria, "Kazuya es libre de hacer sus propias decisiones. Yo no tengo nada que hacer metiendome en la vida de el y la tuya." Frunci el ceño

Ruka tambien hizo la misma expresion y su rostro  se enrojecio de frustración. "Y porque no me lo dejas para mi solo, ¿acaso te gusta?, ¡¿Sabes cuantas reglas rompes estas rompiendo?!"

Yo no le repondi y me quede callada, no tenia porque estar soportando a un mocosa menor que yo que quiera estar con el por un capricho. Intente irme de los baños donde ella me trao, pero en un rapido movimiento Ruka toco mis pechos,

"¡Hey ¿que rayos crees que haces?!" grite y ella solo se me quedo viendo "Vaya... si que son grandes..." susurro.

Aparte rapidamente su mano de ahi y la confronte por ultima vez.
"Escuchame, Kazuya es libre de tomar sus deciciones, asi deja de meterte en mis asuntos que yo no tengo nada que ver en lo que el haga" se paralizo.

Y con eso, se giró y salió del baño, dejando tras de sí una nube de tensión palpable. Cuando regresé al grupo, ella seguía con esa sonrisa falsa, pero claramente estaba aún más determinada a no dejar que las cosas siguieran como estaban. Sin embargo, decidió irse poco después, con una excusa vaga sobre tener "otros planes". No hubo confrontación directa frente a los demás, y para mi alivio y el de Kazuya, todo terminó sin dramas mayores.

Después de la partida de Ruka, el ambiente se relajó considerablemente. La abuela de Kazuya siguió insistiendo en tomarse fotos y hacer planes futuros juntos, pero al menos ahora podíamos respirar un poco.

Cuando terminó la jornada en el santuario, y todos se despidieron, Kazuya insistió en acompañarme de vuelta a casa. Mientras caminábamos, el silencio entre nosotros era diferente, más pesado pero también más íntimo.

"Kazuya," dije, antes de que pudiera despedirse, "¿quieres pasar? Ha sido un día largo y... bueno, quizás podamos relajarnos un poco..."

Kazuya asintió sin dudar. "Sí, me encantaría."

Entramos, y en el momento en que cerré la puerta, el ambiente cambió. Me quité el abrigo y lo colgué con cuidado. Sentí su mirada sobre mí, observando cada uno de mis movimientos. Algo dentro de mí se encendió. No era solo el deseo de estar cerca de él, sino la necesidad de hacer que esta noche fuera diferente... asi que me puse adelante suyo y permiti que este me abrazara por mi espalda.

"Hoy ha sido estresante," murmuré, acercándome a él, mis dedos rozando los botones de su abrigo. "No quiero que te vayas todavía."

Kazuya no era torpe ni vacilante esta vez. Sus ojos brillaban con una intensidad que no había visto antes. "Tampoco quiero irme," respondió, su voz baja, casi en un susurro.

Sus palabras hicieron que mi cuerpo se calentara, y antes de que pudiera procesarlo, sus labios estaban sobre los míos, besándome con una pasión que me robó el aliento. Sus manos encontraron mi cintura, atrayéndome más cerca, y mi cuerpo respondió de inmediato, deseando más.

"Kazuya..." susurré entre besos, mis manos aferrándose a su camisa.

Esos besos suyos me dejaron sin aliento, y cualquier intento de confesarme se desvaneció nuevamente. Lo quería, lo quería de una manera que no podía explicar, y quizás, solo por este dia, eso era suficiente.

Quizás, algún día, encontraría el coraje para hacerlo. Pero esa tarde, nos perdimos el uno en el otro, dejando que nuestros cuerpos hablaran por nosotros...

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Verdadedos SentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora