1: Te amo. Recuérdalo siempre.

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• Marilyn

¿Aburrida o cansada?

No sé como era que me sentía realmente en estos momentos tras estar 36 minutos de pie al lado del auto de Sergio. No era nada buena para esperar.

Tenía un calor insoportable y mi primito no se apresuraba. Creo hasta ahora entiendo por qué Pilar nunca viene con él acá.

Hoy era la primera vez que ponía mis dos pies en las instalaciones de la ciudad deportiva Valdebebas a donde Sergio me pidió que lo acompañara desde que yo había arribado a Madrid, hace una semana más o menos. 

Al principio me emocioné demasiado pues jamás había estado en un lugar así y mucho menos en uno que perteneciera al mejor equipo del mundo. Era como todo un sueño estar acá.

Cuando recién llegaba a la capital española, tenía en mente algo así como un pequeño desafío que tratase cuando apenas pusiera un pie acá, que me tomaría una foto con cada uno de los jugadores del equipo y así formarían parte de las recopilaciones que estaba haciendo para mi álbum de Los mejores recuerdos, todos a lo largo de mi vida.

Pero como dije, era un desafío y tal vez no podía pasar a más que un sueño.

Pero el destino también da muchas vueltas y las cosas más insignificantes y sin sentido, pueden llegar a suceder.

Y de hecho, así lo hice, claro está que sólo podía hacerlo con la ayuda de Sergio, ya que no hablaba algo más que tres palabras con ninguno de ellos personalmente, a pesar de que los había conocido primeramente antes de hacer mi desafío, si así se le podía llamar.

Después de aquello, dejé de pensar en cosas imposibles e irreales y me emocioné aún más cuando supe que los vería entrenar con mis propios ojos y no por medio del lente de una cámara como siempre lo hacía, además de que podría intercambiar unas cuantas palabras con ellos; al menos unas cuatro, son más que las tres que había podido pronunciar y recibir. 

La verdad, todo ese principio me emocionó lo suficiente para aceptar venir hasta acá.

Pero, Sergio como siempre, se encargó de arruinarlo todo omitiendo la parte de 《Tardaré tanto duchándome que te alcanzará para ir y volver a la casa unas 25 veces》. Y como yo al parecer no lo conozco lo suficiente, estoy acá como una babosa con un puño de sal, derritiendo lentamente y con cara de idiota esperándolo mientras veo como salen casi todos sus compañeros de equipo.

Claro, menos él.

No puedo evitar que se me quieran ir los ojos con cada jugador que pasa por aquella puerta de vidrio pues todos en su mayoría son demasiado atléticos y atractivos.

Claro y como no con cada abrasador entrenamiento que reciben día a día.

Al primero que observé por completo y casi desnudándolo con mis ojos fue a la estrella portuguesa Cristiano Ronaldo quien al parecer, la soltería le sienta demasiado bien.

Después, en éste preciso instante, observo salir en grupo a Gareth Bale, Pepe, Daniel Carvajal y a Raphael Varane, unos de los pocos a los que les conocía más que el nombre y el apellido y a los que les decía por lo menos hola desde hacía unos días.

Detrás de ellos, Marcelo, el chico de los rizos, sale acompañado de Karim Benzema pero no hay señales de Sergio. Me estaba hartando definitivamente.

Decidí esperar unos dos minutos más hasta que no pude más, así que me armé de un poco valor (ya que la vergüenza me carcomía) para acercarme a uno de los últimos jugadores que salían y preguntarle por mi primo.

Rompiendo Las Reglas © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora