12: Acepto. Y... ¿Daniela?

104 6 2
                                    

—Y... ¿Qué me dices cariño? —James se acercó a mí y acarició mi brazo.— ¿Aceptas ser el amor de mi vida y que me convierta en el novio de tus sueños? —Sonrió tiernamente.

Estaba totalmente congelada. Habían sido tantas las reacciones, emociones y sentimientos que habían atravesado a mi cuerpo en ese instante que era imposible escuchar a alguna de todas y pensar para actuar. Lo más fácil para mi mente justo ahora era colapsar.

El hombre de mis sueños me estaba proponiendo ser su novia con todo el romanticismo del mundo y yo me encontraba aquí de pie sonriendo como estúpida y sin decirle absolutamente nada.

La respuesta hacía todos sus esfuerzos por salir pero se atoraba en mi garganta y de alguna manera me quedaba muda.

Respira y aclara las ideas.

—James... ¡Por supuesto que quiero, que acepto, que me encanta, que me llena de amor y...! Sólo, sí. Acepto todo lo que venga de ti. —Asentí con muchísima atención y con mis manos hechas un puño sobre mi pecho, solté lo que tenía entre ellas y lo abracé.

Lo abracé como nunca lo había hecho con alguien. Sus brazos rodearon mi espalda dándome un calor único.

No podía, simplemente no podía dejar de sonreír.

Él me separó un poco de su cuerpo y me miró fijamente con una sonrisa perfectamente dibujada.

—Te amo. —Me dió un corto beso.— ¿Creías que eras la única que amaba a alguien? —Acarició mi mejilla con su pulgar.

—¿Cómo lo sabes? —Mi expresión confusa pero sin dejar de lado esa sonrisa, lo decía todo.

—Estuviste todo éste tiempo esperando que esas dos palabras salieran de mi boca con toda la sinceridad del mundo. Y tenía que ser en el momento indicado y perfecto que pensaba decírtelas. —Sonrió.

—Y no pudiste haberlo hecho más perfecto. —Suspiré y dejé un tierno beso sobre sus labios.— Yo también te amo.

Definitivamente, ésta había sido la mejor noche de mi vida, de toda mi existencia.

Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo.

Esas palabras jamás iban a dejar de resonar en mi cabeza. Y estoy segura que por un buen tiempo.

—Bueno, no puedo estar más feliz. Novios oficialmente. —Sonrió y entrelazó sus dedos con los míos.

—Imagínate yo. Llevo imaginando éste momento en el que te sintieras listo para dar el siguiente paso desde que te conocí, supongo. Eres el sueño de toda chica. —Besé su mejilla.

—Y tú el de cualquier chico amore. Gracias por aceptar todo ésto, de verdad. Y no me agradezcas a mí ni me contra digas por favor. —Sonrió divertido.

—Está bien. Me conformaré con saber que tú sabes lo que pienso. —Le devolví el gesto.

.

.

.

.

Y los días sí que pasaban rápido. Junto a él los minutos eran como segundos y los días eran como horas.

Aún no asimilaba toda esa emoción de imaginarme por mucho tiempo a su lado sacándole sonrisas, amor y hasta algunas canas verdes porque en las relaciones siempre hay de todo eso y más. Realmente haciéndolo tan feliz como él ya lo hace conmigo.

—Es hora amore. —James se puso rápidamente de pie y seguidamente yo también lo hice mientras recogía mi bolso.

—Bien, le avisaré a Bianca que ya voy saliendo entonces. —Saqué mi celular del bolso y con una mano comencé a escribir el mensaje.

Rompiendo Las Reglas © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora