Larga fue la espera para que tus padres salieran de casa por la noche; pero finalmente tuviste suerte y el día reclamado llegó: ahora podías invocar a Ticci Toby y tal vez hablar con él, aunque te conformarías con solo verle. Tenías todo planeado al dedillo, habías memorizado una serie de alternativas en caso de que algo saliera mal, a excepción de un incidente: porque nunca te habrías planteado que pudieran hacer algo así. Fue después de la invocación cuando esto ocurrió.
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El fuego devoraba el papel con un rugido maligno, como si cada brasa exhalara un grito desesperado, clamando ser extinguido antes de que el último fragmento de papel se convirtiera en ceniza. En tu mano, sentías una calidez que acariciaba tu piel, un roce ambiguo entre lo tierno y lo macabro, como si la vida misma se despidiera con un gesto cruelmente afectuoso.
Sabías que estabas consumiendo la poca suerte que aún te acompañaba. Luchabas entre la realidad y la imaginación, preguntándote si Toby aparecería, o si su presencia quedaría atrapada, para siempre, tras las paredes de tu propia locura.
El humo se retorcía en el aire, susurrando que la cuenta regresiva había comenzado. Donde alguna vez estuvo el papel con el nombre de Ticci Toby escrito en rojo por tu propia mano, solo quedaba un vacío tangible, una ausencia que pesaba más que cualquier evidencia física. Cerraste la mano en un puño, sintiendo cómo la oscuridad comenzaba a estrecharse a tu alrededor, como si las sombras, agazapadas, aguardaran tu fracaso. Las velas, encendidas para el ritual, parpadearon con una luz que parecía menguar, amenazando con apagarse y dejarte a merced de cualquier cosa que pudiera estar al acecho, esperando el momento justo en el que el miedo desbordara tu cordura.
Tal vez todo era un truco de la mente. Tal vez tu vida no estaba en peligro. Los segundos pasaban como siempre, la luna brillaba en lo alto, indiferente, y tu casa estaba tan vacía como antes, mientras tú te refugiabas en un mundo que no era real. Recorriste la habitación con la mirada, clavando los ojos en cada rincón, temiendo lo que pudiera acechar en las sombras más profundas.
Nada.
Cruzaste las piernas, consciente de que cada movimiento delataba tu vulnerabilidad, que tus posturas solo revelaban lo pequeña y frágil que te sentías bajo el peso aplastante de tus pensamientos. ¿Y si todo era real? ¿Y si él era real? ¿Qué sabías de Toby más allá de las historias de internet? ¿Podrías enfrentarlo? ¿Sobrevivirías? Un sudor frío recorrió tu espalda y, al tragar saliva, sentiste una punzada en el corazón, como si una daga invisible te perforara al oír la voz en tu mente susurrar: ¿Y si aparece?
Clic, clic, clac.
Tu cabeza giró bruscamente hacia la puerta, el terror pintado en tus ojos.
No.
El reflejo de la llama temblorosa en un par de gafas anaranjadas, a la altura de un hombre.
Lanzaste un grito desgarrador, mientras tu respiración se volvía errática y tu corazón se aceleraba en un frenesí de ansiedad.
Tic, tic, tic, tic...
Los golpes resonaban contra la madera, una melodía disonante, escalofriante, ejecutada por un dedo que tamborileaba con una intención malévola. Cada sonido era una promesa de violencia inminente. Te encontrabas en el suelo, de rodillas, con las manos cubriéndote el rostro, susurrando desesperadamente: "No es real..."
Tic, tic, tic...
"No es real..."
Tic, tic, tic...
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Proxies are the type of boyfriend...
РазноеEn este libro encontrarás el tipo de novio que serían los Proxies y Slenderman. - 𝑆𝑙𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟 𝑀𝑎𝑛 - 𝑀𝑎𝑠𝑘𝑦 - 𝐻𝑜𝑜𝑑𝑖𝑒 - 𝑇𝑖𝑐𝑐𝑖 𝑇𝑜𝑏𝑦 - 𝑋 - 𝑉𝑖𝑟𝑢𝑠