Proxies are the type of boyfriend...

𝐒𝐋𝐄𝐍𝐃𝐄𝐑 𝐌𝐀𝐍

☞︎︎︎ Continuación del capítulo de "𝐄𝐧 𝐭𝐮 𝐩𝐞𝐫𝐢𝐨𝐝𝐨" de Slender Man.

⚠️❗𝐀 𝐃 𝐕 𝐄 𝐑 𝐓 𝐄 𝐍 𝐂 𝐈 𝐀❗⚠️

Este capítulo puede resultar nocivo y repugnar a los lectores. Por favor, abstenerse de leer si tiene hematofobia (miedo a la sangre y heridas) o si le resultó repulsiva la primera parte.

Solo para:

🚫❗𝐅𝐀𝐍𝐒 𝐃𝐄 𝐒𝐋𝐄𝐍𝐃𝐄𝐑 𝐌𝐀𝐍❗🚫

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🔞❗ 𝐌 𝐀 𝐘 𝐎 𝐑 𝐄 𝐒   𝐃𝐄   𝐄𝐃𝐀𝐃 ❗🔞

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🖤❗ 𝐃 𝐀 𝐑 𝐊    𝐑 𝐎 𝐌 𝐀 𝐍 𝐂 𝐄 ❗🖤

☞︎︎︎ Abstenerse comentarios negativos

☞︎︎︎  SI NO TE GUSTÓ LA PRIMERA PARTE, te aconsejo que NO leas

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"Quédate quieta o tendré que hacerte daño".

Escuchas en tu mente. Una voz intrusiva grave y ronca que siempre te crea un mareo incómodo. Es complicado pensar cuando él decide hacerlo por ti.

  -- ¡Slender, por favor, para! -- Le alzas la voz por primera vez. Nunca te habías atrevido a tanto. Sus tentáculos se apretaron contra tus extremidades como muestra de su descontento ante tu actitud defensiva; una advertencia de que  no volvieras a gritarle. 

Deja al descubierto su boca llena de afilados dientes y es cuando arqueas tu espalda, en un último intento desesperado por librarte de su agarre. Vas a vomitar. Esta situación es vergonzosa, demasiado repulsiva. ¿Cómo puede gustarle tanto que estés en tu periodo?  Seguro que la sangre de un animal descompuesto estaba más rica que la que escupía tu feminidad, pensaste.

"¡Quieta!" Ordena una vez más, levantando el tono de voz, muy enfadado. Temes lo que pueda hacerte si vuelves a resistirte, ya sabes de lo que es capaz; una vez viste por error una de sus "obras" y desde entonces evitas a toda costa hacer o decir algo que le cabrease.

Comprendes que va a hacerte lo mismo cuando un tentáculo apunta directamente a tu estómago, parecía dispuesto a lastimarte si era necesario y, posiblemente, culpabilizarte de eso después.

Agacha su cabeza y saca su lengua, similar a la de un buey, muy larga y negra, para pasarla por tus labios y que se manchase de tu sangre. Gruñe de gusto cuando la regresa a su boca, tragandola. Un rugido oscuro, grave y semejante a un gemido abandona su garganta, estremeciéndote. Qué asco.

Estás deliciosa, piensa. Vuelve a lamer, esta vez presionando más fuerte hasta que encuentra tu entrada.

Inmediatamente empieza a saborearte como si de su helado favorito se tratase en una tarde calurosa de verano, haciendo sonidos roncos que comparabas inevitablemente con jadeos humanos.