capitulo 2

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CAPÍTULO 2

*Perspectiva de Inuyasha*
Al llegar a mi casa, estacioné el auto y salí para abrirle la puerta a Kagome.

-¡Llegamos, Kagome! -le dije.

Ella bajó, pero aún se le notaba algo asustada. Cerré la puerta detrás de ella y caminamos hacia la puerta principal.

-Entra -le indiqué.
-Gracias -susurró mientras nos dirigíamos al living.
-Siéntate, por favor. Prepararé la cena, ¿vale? -Di unos pasos hacia la cocina cuando su voz temblorosa me detuvo.
-¿Por qué me salvaron? -preguntó con gran curiosidad.

Me di la vuelta para mirarla a los ojos, solté un suspiro y me acerqué a ella, sentándome en la mesita del living.

-A decir verdad, -comencé a relatar-, Miroku y yo estábamos en ese lugar porque fuimos estafados.
-¿Por ese hombre feo? -me preguntó y yo sonreí.
-Sí, por ese hombre feo. Nosotros fuimos educados por una buena familia -Kagome se sorprendió y me apresuré a aclarar ese punto-. Nada de esto tiene que ver con el dinero. Mis padres nos enseñaron a tratar a todos por igual, con respeto, principalmente a las mujeres. Somos buenas personas; claro, a veces solemos ser algo gruñones, aunque yo lo soy más que Miroku, pero eso no significa que sea una mala persona. ¿Entiendes? -dije, mientras tallaba mi cabeza.
-Sí, entiendo -me respondió con una sonrisa tierna.
-No podíamos soportar el descaro de esos dos tipos y la forma en que te trataban. Perdón -tomé sus manos entre las mías-, sé que es tu tío, pero ese maldito planeaba venderte. Eso es motivo de cárcel.
-¿Van a meter a la cárcel a mi tío?
-¿Eso te pondría triste, Kagome? -A pesar de todo lo ocurrido, ella se preocupaba por ese malnacido.
-¡No!, la verdad no. –Un dejo de duda apareció en su rostro–. No sé, ¿eso me hace una mala persona? Porque, para ser sincera, no me importa lo que le pase a mi tío, Señor Inuyasha.
-Solo dime Inuyasha ¿de acuerdo? -ella asintió tímidamente-. Y no, Kagome, eso no te hace una mala persona. Al contrario, muestras valentía al pensar así. No dejes que nadie te diga lo contrario, ¿vale?
-Está bien, pero mi tío ya no vendrá por mí ¿verdad?
-Claro que no, él no volverá a acercarse a ti. Te lo prometo.
-Pero… aún soy menor de edad.
-Lo sé. Y también sé que Mukotsu mencionó que en dos semanas cumples la mayoría de edad, ¿es verdad?
-Sí, es cierto, en dos semanas cumplo los 18.
-Bien, esperaremos esas dos semanas para encarcelar a tu tío. -ella soltó un suspiro de alivio-. Por el momento, tu tío está asustado de que le cierren su local. Además, no sabe dónde estás ahora, así que no te preocupes por eso, ¿sí?
-¿Y qué haré aquí en tu casa, Inuyasha?
-¡Serás mi huésped! Siéntete como en tu casa, ¿vale?
-Gracias -me sonrió con timidez.

Y eso fue suficiente para quedarme atrapado en su hermosa sonrisa por unos segundos, hasta que mi mente hizo clic y me regresó a la realidad.

-Bueno -dije mientras me levantaba-, te llevo a tu cuarto para que te cambies y te des una ducha mientras yo hago la cena, ¿te parece?
-Está bien, gracias.
-De nada. Ven, vamos.

Nos dirigimos al cuarto a través de un pequeño pasillo. Abrí la puerta, invitándola a entrar.

-Este es tu cuarto, Kagome; el mío está al lado del tuyo. Cualquier cosa que necesites, solo tocas la puerta, ¿sí?
-Sí, está bien.
-Te dejo para que arregles tus cosas en el armario y yo regreso a la cocina.
-Bueno.

Me alejé mientras ella cerraba la puerta.

*Perspectiva de Kagome*
Me apoyé en la puerta para tranquilizarme. Habían pasado muchas cosas en tan poco tiempo. Sólo de pensar que hace menos de dos horas, mi tío estuvo a punto de venderme. ¡NO! Mi tío sí me vendió. De no ser por esos dos hombres, mis dos ángeles enviados del cielo, yo habría...

Sacudí la cabeza para borrar esos horribles pensamientos.

-No, Kag, ya pasó. Estás a salvo. El joven Miroku e Inuyasha... -Me sonrojé solo con decir su nombre-. Ellos son buenos, lo presiento. Son dos ángeles que me enviaron mis padres y mi hermanito. Ellos me salvaron de las garras de mi tío.

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