CAPITULO 8
¡FELIZ CUMPLEAÑOS!*Perspectiva de Kagome*
Un ruido me despertó. Cuando abrí mis ojos y los froté, vi a Inuyasha, Miroku, Izayoi, Sango y Rin en mi cuarto con una torta.—¡Feliz cumpleaños, Kagome! —gritaron todos juntos.
La emoción me ganó, mis ojos se llenaron de lágrimas y lloré de felicidad. Pero creo que ellos lo malinterpretaron porque sentí cómo Inuyasha y Miroku se sentaron a mi lado, muy preocupados.
—Pequeña, ¿qué tienes? ¿Hicimos algo mal? —me dijo Inuyasha, y yo negué con la cabeza.
—No, todo lo contrario -respondí entre sollozos-. ¡Esto es muy lindo!
—Y entonces, bonita, ¿qué pasa ahora? —fue Miroku quien me habló.Me limpié las lágrimas y respiré para poder responderle.
—La última vez que alguien me felicitó por mi cumpleaños fue cuando cumplí 14 años, y fue mi familia. Los extraño mucho —dije, mientras cubría mi rostro con las manos debido a la emoción y los sentimientos que me inundaron en ese instante, y lloré de nuevo.
Sentí cómo fui envuelta en un abrazo, tanto de Inuyasha como de Miroku. Los dos me abrazaron con tanto cariño.
—Perdónanos, Kag. Si hubiéramos sabido que te pondrías triste…
—No, Miroku —lo interrumpí—. No estoy triste, al contrario, estoy muy feliz de estar aquí con todos ustedes. Solo que recordé a mi familia cuando celebrábamos los cumpleaños. Éramos muy felices, como ahora lo soy después de mucho tiempo. Gracias por la sorpresa, estoy feliz de estar aquí.
—Kag... —Y ahora fue Inuyasha quien me abrazó más fuerte—. Desde ahora ya no estarás sola, nos tienes a todos nosotros para cuidarte y protegerte.
—Gracias, Inu —le regalé una sonrisa.
—¿Para mí no hay una sonrisa? —me reprochó Miroku, y todos reímos, dejando que la tristeza desapareciera para que ahora todos sonriéramos. Le regalé una gran sonrisa a Miroku.
—Así está mejor —me respondió.
—A ver, niños… -dijo Izayoi tomándolos de la mano- háganse a un lado que Kagome tiene que apagar las velitas.Los dos se levantaron y Sango se acercó con el pastel.
—Bien, Kagome, pide un deseo para apagar las velitas.
—¡Sí! —dije con una sonrisa. Mi deseo estaba claro, así que miré a todos, cerré mis ojos y pedí mi deseo.“Deseo que todos aquí sean muy felices por siempre” dije en mis pensamientos y soplé las velitas. Todos gritaron emocionaron y me aplaudieron. En verdad, estaba disfrutando este momento.
—¿Qué pediste? —preguntó Rin con curiosidad
—¡No, querida! Kagome no puede decir su deseo o no se le cumplirá. —dijo Izayoi, y todos reímos porque Rin se cruzó de brazos como una niña pequeña.Sango dejó el pastel en la cómoda y tomó un regalo y me lo entregó.
—¡Feliz cumpleaños, Kagome!
—¡Gracias, Sango!Muy emocionada, lo abrí y me encontré con un lindo diario de vida.
—Para que de ahora en adelante escribas puras cosas lindas de tu vida, amiga.
—¡Está hermoso, Sango! —la abracé.
—¡Ahora yo! —exclamó Rin, y me entregó su regalo.
—¡Gracias, Rin! —Exclamé emocionada. Era una caja grande. Lo abrí y en su interior, había un precioso juego de maquillaje—. Está muy bonito, Rin.
—Me alegra que te guste, Kagome —expresó con una dulce sonrisa—. Ahora que ya eres toda una mujer y preciosa, habrá muchos chicos detrás de ti, amiga. —Me sonrojé por su comentario, mientras ella se reía traviesamente.
—¡Eso no es chistoso, Rin! —dijo Miroku en un tono algo molesto. Ambas lo miramos, y la sonrisa se me borró cuando Miroku, pero sobre todo Inuyasha, miraron con ojos acusadores a Rin.
—¿Por qué no, chicos? Kagome ya está en edad de tener novios
—¡Por supuesto que no! —gritaron ambos
—Ya, ya, no peleen —intervino Izayoi para relajar el ambiente que comenzaba a ponerse tenso. Luego se acercó a mí y también me dio un regalo—. Feliz cumpleaños, hija —me abrazó dulcemente, se sentía como estar de nueva cuenta en los brazos de mi madre.
—¡Gracias, Iza! —dije con la voz temblorosa y correspondí ese abrazo.
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Eres mi luz
RomanceInuyasha es estafado y decide arreglar el problema yendo a un antro de mala muerte junto a su amigo/hermano, Miroku, sin embargo no tiene idea que, en aquel lugar, encontrará aquello que deseará proteger con su vida.