capitulo 3

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CAPITULO 3

*Perspectiva de Inuyasha*
El ruido de la alarma me despertó. Apagué el despertador y froté mi cara con las manos para ver la hora. Eran las 7 de la mañana y aún tenía sueño; era lógico porque me quedé dormido cerca de las cinco de la mañana, y el motivo tenía un solo nombre: Kagome. Ella me robó todos los pensamientos con lo poco que me contó de su vida. Después de escucharla, no pude pegar el ojo.

Me levanté y me dirigí al baño. Necesitaba despejar mi mente, y una ducha me ayudaría mucho. Dejé que el agua tibia corriera sobre mi cuerpo, disfrutando de una sensación relajante.

“Después de este baño, tomaré un café bien cargado”. Pensé.

Al terminar la ducha. Busqué entre mi armario y me decidí por un traje color gris, dejando mi cabello suelto, como siempre. Me puse algo de colonia y salí del cuarto.

Al pasar por la habitación de Kagome, pensé en tocar para que desayunáramos juntos, pero desistí rápido de esa idea.

“Ella debe estar muy cansada; lo mejor será que siga durmiendo unas horas más”.

Me dirigí a la cocina para preparar un café, pero a mitad del pasillo sentí un exquisito aroma.

-¿De dónde viene ese olor? -me pregunté.

Seguí el aroma hasta la cocina, y me detuve en la puerta para ver a Kagome usando un vestido color rosa con unas flores estampadas en la orilla; además llevaba mi delantal de cocina. Se veía tan linda y tierna. Caminé hacia ella mientras se daba la vuelta al escuchar mis pasos y me sonrió.

-Buenos días, Inuyasha. -Saludó con alegría-. Estoy haciendo unos panqueques con manjar para desayunar y también preparé café. Mejor dicho, calenté el agua para tomar café, es que, no sé usar tu cafetera -me dijo algo avergonzada y yo sonreí por su ternura.
-No te preocupes, Kag. Después te enseño a usarla. -dije. Mientras aspiraba el delicioso aroma de los panqueques-. Mmmm, huele delicioso -ella levantó la mirada y me sonrió.
-¿Verdad que sí? Son muy ricos, te van a gustar.
-Ya lo creo. Oye, Kag, ¿a qué hora te levantaste? -pregunté con curiosidad
-A las 6, ¿por qué?
-¿Qué? -dije sorprendido- ¿A las 6, Kagome? Es muy temprano.
-Sí. Pero, no te preocupes, estoy acostumbrada a levantarme a esa hora.

Pensar que su tío la obligaba a despertar muy temprano para ponerla a trabajar, me llenó de coraje. Aunque traté de controlar mi rabia, Kagome se dio cuenta.

-¿Estás enojado, Inuyasha? ¿Hice algo malo?

Su voz preocupada me sacó de mis pensamientos. La miré y sonreí para tranquilizarla. Me acerqué a ella y tomé sus manos; acto que la hizo sonrojar. Por alguna razón, me encantaba ver ese sonrojo en ella.

-Kag, ya no te levantes tan temprano, ¿de acuerdo? Descansa un poco más. Ni yo me levanto tan temprano, -sonreí
-Pero ¿y el desayuno?
-Puede ser para más tarde, ¿sí?
-Pero...
-Pero nada, Kag.
-No estoy acostumbrada a dormir tanto -respondió apenada. Tomé su rostro entre mis manos para mirarla a la cara y ella se volvió a sonrojar.
-Kag, escúchame muy bien, ¿sí? Ya no estás obligada a levantarte tan temprano, ¿vale?
-Mmmm. ¿A las 7? -preguntó con una sonrisa tierna. Ladeé la cabeza y sonreí
-¡A las 8! -respondí divertido
-¿A las 7 y media?
-¡Hecho! -acepté con resignación-. Ni un minuto menos.

Ambos sonreímos al cerrar nuestro primer trato. Nos quedamos así por unos segundos, y una vez más, mi mirada se posó en sus labios. Ella, inocentemente, los abrió, y yo quedé hipnotizado mientras me acercaba. Justo en ese instante, sonó el timbre de la casa y mi mente volvió a la realidad. Me separé de Kagome y la miré a la cara; sus mejillas estaban ruborizadas y sentí el impulso de acariciarlas. El timbre volvió a sonar y traté de tranquilizarme.

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