Cortes

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Siempre intento probar otros métodos, pero no son capaces de hacerme sentir bien. Cualquier mínima cosa que me hace sentir herido, automáticamente se refleja en mis brazos

Esto me sirve para concentrar mi dolor en lo físico y no en lo emocional, y poco a poco me he vuelto amigo de las cuchillas de afeitar.

Me he vuelto un desquiciado, la carga en mí es negativa y pesada. Ansiando una liberación, extiendo mi brazo y sintiendo la hoja fría del metal, marco un camino rojizo y pegajoso. Extendiéndose por mí como si fuera una enfermedad incurable.

Puedo sentir una sensación estimulante en mis tejidos abiertos, mostrando la carne viva. Expulsando tinta roja, como si fuera un calamar herido. No creo que cicatrice rápido, me hirieron en el pasado, esas heridas jamás sanarán.

Lo que hago no es asunto tuyo, siempre callé estas aflicciones. Con la finalidad de no preocuparte. Estoy en una metamorfosis, atrapado en un laberinto sin salida. Así es como decidí crear una, una salida que se basa en exponer mi dolor con la navaja.

Si te pidiera que me perdones... ¿Lo harías?

Posiblemente, te aterrarías porque te estoy manchando cuando te abrazo. Me mirarían con un monstruo, siempre lo fui. 

Beberé mi sangre para no morir, el carnicero estaría celoso de lo que uso en mi piel. Esto es confuso para mí, aunque no lo parezca.

Me sigo cortando, no sé qué hacer... pediría clemencia... ¿A quién?

Afilaré mis cuchillas, a lo mejor pueda sentirme más calmado...

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