Puro y Perfecto - Emma Myers x Tn

Prólogo.

El sonido del silbato resonaba por toda la cancha de entrenamiento de Lezama, marcando el final de una intensa sesión bajo el cálido sol de julio. **Tn Hernández** respiraba con dificultad, las piernas agotadas tras correr incansablemente durante horas. A pesar del cansancio, una sensación de satisfacción lo invadía: había llegado al primer equipo del Athletic Club. Con tan solo 17 años, el mediocampista era una de las mayores promesas de la cantera. Ese mismo día, el entrenador le había dado la noticia más esperada de su vida. Estaba en el primer equipo.

Sin embargo, la emoción inicial pronto se transformó en frustración. A medida que avanzaba la pretemporada, en los amistosos contra equipos internacionales como el Dortmund, Tn no había jugado ni un solo minuto. Observaba desde el banquillo, apretando los dientes mientras veía a sus compañeros dejar todo en el campo. Cada vez que el entrenador lo llamaba para hablar, esperaba que llegara su momento, pero las palabras eran siempre las mismas: "Tranquilo, tendrás tu oportunidad". Esa frase comenzaba a cansarlo.

El vestuario olía a euforia tras la victoria sobre el Borussia Dortmund. Los jugadores celebraban con risas y bromas, felices por haber derrotado a uno de los equipos más poderosos de Europa. Tn, aunque no había jugado, estaba ahí, participando en las conversaciones, aunque su sonrisa era más forzada que genuina. Al final del partido, los veteranos le palmeaban la espalda con ánimos. Sabía que debía ser paciente, pero la impaciencia le carcomía el estómago.

—Oye, Tn —dijo Iñaki Williams, sonriendo mientras dejaba caer su cuerpo cansado en el banco del vestuario—, ¿qué te pasa, chaval? Pareces como si hubiéramos perdido.

Tn negó con la cabeza, intentando relajarse.

—Estoy bien, solo quiero jugar —respondió, intentando ocultar su frustración.

—Tranquilo, tío —intervino Oihan Sancet, que estaba atándose las botas—. El míster sabe lo que hace. Te está guardando para la liga, créeme.

El ambiente en el vestuario se fue relajando mientras las bromas entre los jugadores seguían. De repente, Muniain, con una sonrisa pícara, rompió el hilo de las conversaciones:

—A ver, dejemos de hablar de fútbol un momento —dijo con una sonrisa—. Tn, ¿tienes alguna crush? Seguro que sí, ¿no? Ya nos conoces, aquí compartimos todo.

Al escuchar eso, todos los ojos del vestuario se clavaron en él, esperando su respuesta. Tn se rascó la nuca, algo incómodo. No era muy fan de hablar de esos temas, pero después de tantos días conviviendo con sus nuevos compañeros, sentía que ya había un vínculo entre ellos.

—Pues… —respondió, con una leve sonrisa—, no sé si es una crush, pero… Emma Myers me parece atractiva.

Las carcajadas llenaron el vestuario. Iñaki soltó un silbido de broma y Muniain lo miró con sorpresa, levantando las cejas.

—¡Pero si es la actriz de esa serie de Netflix! —gritó Sancet, provocando más risas.

Tn se encogió de hombros, riendo también, aunque por dentro no podía dejar de pensar en lo surrealista que le resultaba todo. Estaba viviendo su sueño de ser jugador profesional, pero, al mismo tiempo, su vida personal era la de un joven normal que, como cualquier otro, se encontraba embelesado por una estrella de Hollywood. Tal vez era una tontería, pero ahora, después de decirlo en voz alta, sentía que había liberado algo dentro de él.

Mientras el vestuario seguía en su bullicio de bromas y celebraciones, Tn no podía evitar preguntarse si, al igual que su carrera en el fútbol, conocer a Emma Myers sería otro sueño.