Su Alteza, por favor ámeme tiernamente

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15. Un patrón idéntico

Xiao Shengnian llevó a Su Jie a la Casa del Auspicio, lo puso suavemente en la cama y se giró para sacar del estante un botiquín hecho a mano de madera de peral de alta calidad tallado con un novedoso patrón de una flor.

Su Jie se quedó atónito al ver el patrón. Era el mismo patrón de flores que tenía su colgante de jade.

Se quedó mirando fijamente el estuche y se apresuró a mirar hacia otro lado cuando Xiao Shengnian sacó una botella de ungüento de él.

El príncipe Rui se acercó a la cama, lo evaluó y fue directo al grano: "Quítate la ropa".

Su Jie hizo lo que le dijeron, sin plantear ninguna objeción.

Xiao Shengnian se inclinó para aplicar el ungüento en las heridas de Su Jie.

—¡Maldita sea! ¡Me duele! —se quejó Su Jie para sus adentros. Aunque en realidad no emitió ningún sonido, pues esas heridas no eran nada para él. Pero esta era la primera vez que sus heridas eran tratadas con tanta ternura.

¿El príncipe Rui siempre fue tan gentil y tierno con los demás? Su Jie pensó, sorprendida.

La verdad es que el príncipe Rui se sintió repentinamente dominado por un capricho. De alguna manera, su corazón se sintió dolorido y se ablandó en el momento en que vio el rostro pálido de Su Jie, su terquedad y sus heridas sangrando. La debilidad del muchacho mezclada con su dureza de alguna manera tocó una fibra sensible.

Lo que más despreciaba Xiao Shengnian era a los débiles que pedían clemencia. La voluntad inquebrantable de Su Jie era lo que más lo impresionaba.

Xiao Shengnian no tenía intención de dejar salir a Su Jie de la prisión. Su identidad de miembro de la realeza le permitía tener control total sobre la vida de los esclavos y sirvientes. Por eso rara vez mostraba simpatía hacia los demás. Debajo de su mirada gentil y elegante se escondía un corazón frío.

Se suponía que Su Jie sería un hombre muerto en el momento en que fue arrojado a la prisión secreta. Sin embargo, Xiao Shengnian cambió de opinión cuando vio el colgante de jade.

El colgante estaba originalmente colocado debajo de la almohada en la habitación de invitados, la cual fue encontrada por su guardia y traída inmediatamente a él.

Había comparado el diseño del botiquín con el del colgante: eran idénticos.

El colgante fue elaborado incluso con más delicadeza que la caja, con la palabra "Jie" inscrita en la esquina inferior derecha.

Al ver eso, Xiao Shengnian fue directamente a la prisión.

En cierto sentido, Su Jie se salvó gracias a su propio colgante de jade o su misión habría fracasado poco después de entrar en la mansión del Príncipe Rui.

Aun así, el príncipe Rui trató personalmente su herida y le dio un buen susto a Su Jie.

Las cejas fruncidas de Su Jie hicieron que la mano de Xiao Shengnian se detuviera. Preguntó con suavidad: "¿Te duele?"

"No, estoy bien."

Aunque recibió una respuesta negativa, Xiao Shengnian aplicó el ungüento con mayor precaución y luego vendó a Su Jie para convertirlo en una momia viviente.

Su Jie casi se echó a llorar.

Sin embargo, Xiao Shengnian se mostró muy orgulloso de su "trabajo". "Es la primera vez que vendo una herida", afirmó.