Su Alteza, por favor ámeme tiernamente

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157. Un abrazo demasiado fuerte 

Su Jie vio a Xiao Shengnian como deseaba.

Xiao Shengnian estaba sentado en un lujoso carruaje conducido por tres buenos caballos y acompañado por una formidable formación de guardias de palacio y numerosas cajas con objetos valiosos. Cada vez que pasaban por un condado, los funcionarios locales enviaban guardias para escoltarlos y protegerlos. Después de cierta distancia, esos guardias eran reemplazados por los guardias de la siguiente zona.

Su Jie esperó mucho tiempo antes de ver finalmente a Xiao Shengnian.

Después de que el lujoso carruaje llegó al estado YanLing, una mano delgada abrió la cortina del carruaje y un hombre con una túnica azul apareció a la vista.

El rostro del hombre parecía una escultura perfecta que había sido cuidadosamente tallada. Sus ojos oscuros parecían profundos e infinitos, y su sonrisa, que no parecía una sonrisa, era suave y tierna. A pesar de que estaba parado en una tierra extranjera, el hombre se mantuvo elegante y tranquilo.

"Han pasado algunos meses. ¿Me has extrañado?"

"..." Parecía que Su Jie no esperaba que lo primero que Xiao Shengnian le dijera fuera hacerle esa pregunta. Su Jie se quedó en silencio por un momento antes de responder con la palabra "Sí".

Aunque Su Jie tenía razón al casarse con Xiao Shengnian, atacó al país al que Xiao Shengnian llamaba patria. Este tipo de psicología sutil hizo que Su Jie no pudiera abrir la boca y decir nada. Podía enfrentarse a la sangre sin pestañear, pero de alguna manera se sentía nervioso cuando se enfrentaba a Xiao Shengnian.

Xiao Shengnian pareció notar las preocupaciones de Su Jie y sonrió: "Diez ciudades como regalo de compromiso. Eso no es mucho".

"..."

Después de escuchar lo que dijo Xiao Shengnian, Su Jie comprendió que Xiao Shengnian no lo culpaba por ocupar las diez ciudades del estado de Yanghui y devolverlas. Y parecía que reconocía y apreciaba lo que había hecho.

Sin embargo, aunque Su Jie sabía lo que quería decir Xiao Shengnian, los soldados en la frontera no pudieron entender los matices de Xiao Shengnian.

Los soldados consideraron el asunto desde la perspectiva del estado YanLing. Su emperador había entregado diez ciudades como precio de la novia; sin embargo, el príncipe Rui pensó que no era demasiado.

"Pero lo que cuenta es la intención", añadió Xiao Shengnian.

Su Jie arqueó los ojos y sonrió, diciendo con voz clara: "¡Regresemos a la capital y casémonos!"

"Está bien. Casémonos." Los ojos de Xiao Shengnian estaban llenos de alegría.

Luego, con mucha naturalidad, extendió la mano y atrajo a Su Jie hacia sus brazos.

Su Jie estaba un poco aturdido. Quería empujar a Xiao Shengnian lejos mientras...

Todos los soldados estaban mirando, pero de repente él cambió de opinión y se sintió reacio a abandonar el cálido abrazo.

Su nariz se llenó de un olor leve y refrescante perteneciente a Xiao Shengnian, y su corazón pareció llenarse en un instante.

No es de extrañar que Su Jie siempre sintiera que le faltaba algo desde que se convirtió en emperador. Resultó que lo que le faltaba era a Xiao Shengnian.

Siempre tuvo un lugar especial para Xiao Shengnian en su corazón.

Cada pequeña cosa que había sucedido cuando estaban juntos quedó grabada en la mente de Su Jie.