Precious Things - Freenbecky ☆𝆬

Capítulo 16

Educación física es nuestra última clase del día. Es una clase sin Jan, lo cual siempre es bueno. Desafortunadamente para mí, es una clase con Becky y Ratree, y no es algo a lo que quiera enfrentarme hoy.

No quiero mirarla. Me recuerdo lo patético que es que me haya afectado tanto su pequeña broma y cómo debería haberme lo tomado con calma.

Si tan solo no hubiera sentido que lo decía en serio.

Si tan solo no lo hubiera dicho después de decirme que me entendía, que sabía lo de mi abuelo, que lo había deducido.

Si tan solo no lo hubiera dicho en absoluto.

No debería dejar que Becky me afecte de esta manera, pero siempre tuvo el potencial de hacerlo. Solo que antes no interactuábamos, lo que mantenía el posible drama al mínimo.

Trata de detenerme justo al entrar en el vestuario, pero me aparto de ella y la ignoro. Siempre me cambio en uno de los cubículos porque soy demasiado cohibida para hacerlo al aire libre, y lo uso como mi vía de escape.

Cuando salgo, ya casi no queda nadie, pero Becky está allí, esperándome. Ya tiene puesta su camiseta y sus shorts de gimnasia. Esos malditos shorts, ajustados y demasiado cortos, siempre me hacen sentir que voy a hiperventilar. Por unos breves segundos, olvido que estoy enojada con ella y la lujuria fluye por mí. Pero luego el enojo regresa y me giro, dándole la espalda.

—Freen, por favor. —Me agarra del codo, pero lo sacudo. Me sigue hasta mi casillero mientras arrojo mi bolsa dentro con fuerza y cierro la puerta de un portazo—. Freen, por favor, lo siento. Solo háblame.

En lugar de responder o mirarla, me alejo del vestuario y entro en el gimnasio. Han estado arreglando el campo afuera, así que hoy estamos atrapados dentro. Eso siempre significa lo mismo: balón prisionero.

Camino hacia los bancos y trato de evitarla. Becky termina al otro lado del grupo, donde la veo hablando con Ratree a toda velocidad, moviendo las manos mientras enfatiza lo que dice. Miro hacia adelante, aunque puedo verlos de reojo sin mirarlos directamente. Veo que Ratree gira la cabeza hacia mí y luego vuelve a Becky.

Dice algo, enojado, y luego la deja.

Becky se queda sola, con los brazos cruzados de manera protectora.

Por un momento, siento lástima por ella, pero luego las llamas del dolor y la vergüenza vuelven a encenderse y mi simpatía se disipa.

Nos dividen en dos equipos, y Becky está en el lado opuesto.

Soy la primera en salir de mi equipo. No es que sea particularmente mala en los deportes, pero siempre soy el primer objetivo de todos. Somchai me golpea con la primera pelota, rozando dolorosamente mi hombro, y el entrenador pita el silbato.

—Fuera, Chankimha. Y, Somchai... apunta un poco más abajo.

Me voy al banco y me dejo caer.

Para mi sorpresa, Becky está fuera poco después de mí. Es bastante buena en los deportes, aunque nunca se involucra demasiado. Mis sospechas de que se dejó golpear se confirman un poco cuando la veo sentarse en el banco junto a mí. Cuando me levanto para moverme, pone suavemente su mano sobre mi brazo.

—No te vayas, Sarocha. Por favor, escúchame.

Es el "Sarocha" lo que me detiene. Nadie me llama "Sarocha", no desde que mi papá murió. En los labios de Becky suena como una súplica. Me hace estremecer.

—¿Qué? —digo en voz baja. No es un tono de enojo, solo un poco triste.

—Lo siento.

—Está bien.