~•Capitulo 3•~

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Media hora después, la comida había llegado, así que Jungkook sirvió en el comedor el pollo frito y papas, lo dejó servido y luego fue a mover a Tae, el castaño abrió los ojos de golpe y al verlo, retrocedió hasta caer del sofá, sus intensos ojos miel se veían asustados, miró a los lados como queriendo recordar cómo llegó allí, luego sus ojos se oscurecieron y volvieron a ser llameantes.

- hay comida

Jungkook señaló a la mesa, el chico no se movió y Jungkook soltó un gruñido bajo, él quería tomarlo del brazo y obligarlo a sentarse, pero también quería tomarlo de la mano y darle la seguridad de que estaba a salvo, ¿Qué mierda le pasaba para pensar en eso?, dios, el era el asesino temido en el país, él podría simplemente asesinar a ese chico, pero también quería ayudarle, ya que no podría hacerlo nunca más a las otras personas traficadas.

-Tae -dijo su nombre y el castaño frunció el ceño, como si no recordara que el mismo le dijo su nombre- anda a la mesa y come, carajo -señaló a la mesa.

Tae siguió sentado en el suelo, mirándolo, y nuevamente Jungkook notó que no había miedo en esa mirada, más bien, curiosidad, Tae podría levantarse ahora y decir que se iba y Jungkook iba a asentir aturdido antes de reaccionar, soltó un bufido.

-no soy paciente, Tae -le advirtió, Tae levantó las cejas, y en vez de hacerlo enojar, a Jungkook le pareció lo más caliente que nadie haya hecho en su presencia- tienes agallas -sonrió de lado, luego estiró la mano y Tae lo miró confundido- a comer -ordenó nuevamente

Tae de levantó por sí mismo, enredó la sábana en su cuerpo y se acercó a la mesa, inspeccionó unos segundos antes de empezar a devorar el pollo, Jungkook se quedó parado unos minutos mientras Tae comía, a Jeon se le apretó el pecho, probablemente no comió en días al atravesar el continente, probablemente nadie en el club haya comido, ¿Por qué estaba pensando en eso?

-gracias -le dijo Tae

Lo que llamó la atención de Jungkook es que Tae señaló la comida y luego hacia el mar

-dos semanas sin comer, solo agua -dijo el castaño

Sí, y se notaba, el chico estaba muy delgado y desnutrido.

-no comas rápido -le dijo Jungkook, tratando de que no suene como una orden- te hará daño.

Tae asintió, luego de la comida, Jungkook estaba mirando por la ventana y Tae seguía sentado en el comedor, entonces el castaño habló sacando a Jungkook de sus pensamientos.

-¿Que pasara con los demás?

-¿A qué te refieres?

-los del contenedor -Tae no estaba asustado, el parecía muy interesado en hablar ahora- son menores que yo, son adolescentes

-no puedo hacer nada, Tae

-me salvaste, puedes salvarlos a ellos.

-así no funciona -Jungkook giró a mirarlo.

Tae frunció el ceño, tratando de entender sus palabras.

-no lo merecen -murmuró por fin, mirando la mesa y la comida- nadie lo merece- luego miró a Jungkook y Jungkook pudo jurar ver fuego en esos ojos miel, fuego rojo y ardiente-¡Son monstruos!

Jungkook no iba a negarlo, porque Tae tenía toda la razón, ellos eran monstruos.

(...)

A Jungkook le tomó más de tres horas convencer a Tae de tomar la habitación al lado de la suya, antes de dejarlo solo, Jungkook se aseguró de poner llave a las ventanas corredizas, haciendo que Tae vea para recordarle que no era completamente libre o salvado.

Tae se quedó en la habitación, allí dentro solo había una cama pequeña, un mueble y una mesita.

-te traje ropa -aviso Jungkook, entrando y tirando un par de ropas en la cama- son mías, pero creo que será suficiente.

-gracias -le dijo Tae, Jungkook asintió y salió dejándolo solo.

Tae había estado mirando la cama por más de cinco minutos antes de sentarse, entonces cerró los ojos y soltó un suspiro, luego empezó a llorar, él había estado en un orfanato antes de ser secuestrado, nunca tuvo padres que lo vigilarán o le den afecto, así que creció en un orfanato lleno de 50 niños y todos eran abusadores, así que debió aprender a defenderse, aprendió a pelear y también a robar, ya que era necesario en ese ambiente.

Luego, él estaba planeando que al cumplir 18 años debía salir del orfanato y conseguir un trabajo decente en el centro de Londres, estratégicamente cerca de la universidad para poder conseguir una beca y estudiar música, como tanto había soñado de niño, pero no lo logro y empezó a trabajar, hasta ahora que tiene 25 años.

Una noche un tipo llegó y lo secuestró, le dieron una golpiza porque Tae no quería subir al coche, esa noche se llevaron a muchas personas más, pero en el contenedor Tae no vio ninguna cara conocida, estuvo dos semanas de viaje y solo le daban botellas de agua, el apenas se había movido, entonces llegaron a tierra, los metieron a ese club y luego recibió un disparo por intentar escapar

Ahora ese hombre Jeon le había salvado la vida, él no sabía que hacer ya que, por todo lo que escuchó, Jeon era el hijo del hombre que ordenó raptarlo, ¿Por qué le salvó?, ¿Por qué le dio comida y ahora su ropa?

Tae estaba confundido y llorando en silencio todo lo que no lloró en su captura, no lloró cuando le dieron la golpiza de su vida y tampoco lloró cuando le dispararon, pero ahí en esa habitación, estaba llorando silenciosamente porque ese hombre le salvó la vida y también lloraba de impotencia porque habían muchas personas atrapadas, a quienes no podría ayudar, probablemente lloró toda la madrugada, en algún momento, se deshizo de la ropa sugerente que le dieron en el club y se puso una camiseta enorme de Jeon, luego se acurrucó en la cama y se durmió abrazando a una almohada.

Despertó por el sonido de la lluvia, miró al techo por largos ratos, luego salió de la cama y al abrir la puerta, se encontró directamente con Jeon, el hombre le miró de arriba abajo, y Tae recordó que solo traía la enorme camiseta, bueno, es que lo pantalones eran muy grandes, se sonrojó inevitablemente.

- date una ducha... ahí está tu desayuno -señaló Jeon, luego de dio la vuelta y bajó las escaleras.

Tae asintió aun cuando Jeon ya estaba bajando las escaleras, luego se quedó mirando en su dirección y mordió su labio, él era humano y dios sabía que Jeon era atractivo y sexi, un cuerpo claramente trabajado, cabello negro, ojos oscuros y mandíbula firme y fuerte, le gustaba esa vista, pero también estaba confuso por qué el hijo del criminal lo había ayudado, debía ir con cuidado, porque, aunque Jeon no le daba miedo, él podría matarlo.

Fue a la ducha y encontró todo lo necesario para asearse, lavó su cabello y cuerpo, agradeciendo tocar el agua después de dos semanas, también se miró al espejo y notó las negras ojeras y labios partidos, si Jeon seguía siendo amable y bueno, Tae quería pedirle un bálsamo labial y cremas para sus ojeras, pero aún esperaba que Jeon saque su pistola y le vuele los sesos, tal y como quiso hacerlo el hombre anoche, se puso unos boxers que intuía eran de Jungkook, se puso la misma camiseta y bajó al comedor, optó por no ponerse pantalones ya que estos eran grandes y holgados.

The Man Who Saved MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora