~•Capitulo 4•~

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Tae notó la mirada penetrante de Jeon sobre él, notó como el hombre no apartó la mirada de sus piernas descubiertas y sonrió internamente, aunque tuviera moretones y este muy delgado, los hombres aún lo miraban, antes le gustaba esas miradas hambrientas, ahora no estaba tan seguro, así que solo sonrió y se sentó al lado de Jeon.

-pantalones -señaló Jeon, mordiendo un pan tostado.

-son enormes -se excusó.

Jeon no dijo nada, Tae dudó antes de tocar un pan, pero Jeon no estaba interesado en retenerlo, así que comió tranquilo. Luego de la comida, se quedó sentado y su estómago se apretó al recordar a los chicos en el club, sentía impotencia y molestia al saber que no podía hacer nada para ayudarlos.

-¿Nombre? -preguntó, No sabía mucho el idioma, así que estaba tratando de hablar lo justo y necesario.

Jungkook lo miró de reojo antes de beber su café.

-Jungkook

-Jeon Jungkook -murmuró Tae escuchando el nombre en voz alta.

Si el escapaba, ya sabía que nombre dar a la policía.

-sí, ¿Cuál es tu apellido? -preguntó Jungkook, claramente interesado.

Tae no tenía apellido, pero temía decir eso y que Jungkook no le creyera, entonces tal vez recibiría una bala en la frente, miró al frente y, fugazmente, recordó el apellido de uno de los niños del club.

-Kim Taehyung -le dice dudoso

Jungkook le mira unos segundos y luego asiente, entonces Tae soltó el aire contenido en sus pulmones

-¿Me dejaras libre?

Jungkook levantó la mirada.

-no

-¿Que me harás? -estaba deseoso de saberlo, quería prepararse mentalmente.

Jungkook no respondió, se levantó y empezó a recoger la mesa en silencio, Tae lo ve ir a la cocina y luego escucha el agua caer, intuye que Jungkook está limpiando, así que camina hacia allí, tratando de no verse dudoso o asustado, se detiene en la puerta y sin agachar la mirada, vuelve a hablar

-¿Que harás conmigo?

Jungkook suelta las cosas y al mirarlo, Tae tiene que sujetarse fuerte de la puerta para no salir corriendo ya que Jungkook es intimidante.

-no lo sé

Habla, como si realmente no supiera qué hacer y este furioso por eso, Tae tiene ganas de darle unas recomendaciones, pero si abre la boca tema hacer enojar aún más a Jeon, sabe que no debe tentar su suerte, el primero debe asegurarse que Jungkook no le hará daño, así que sin vacilar, camina hasta estar a su lado, dándose cuenta que apenas le llega a los hombros.

-gracias -le dice, Jungkook vuelve a mirarlo con el ceño fruncido- haré lo que me pidas -añade, sabiendo que podría estar cavando su tumba.

-vuelve a la mesa. -ordena Jungkook, pero Tae no se mueve porque él no es de los que hacen caso -es una orden, Tae

Tae traga saliva, luego sonríe de medio lado y sale de la cocina, una vez afuera, se toca el pecho notando que se había agitado con fuerza, el no entendía si fue por las palabras de Jungkook o por su intensa mirada, pero no se fue a sentar, más bien, caminó lentamente por la sala hasta las ventanas corredizas, quitó el seguro y salió, el jardín estaba bien cuidado, era bonito, más allá, la playa cubierta con neblina, el invierno apenas llegaba a este lado del continente, por suerte ya había dejado de llover.

-¿Qué haces afuera? -Jungkook le preguntó, no sonaba molesto, pero Tae estaba seguro que tenía el ceño fruncido.

-miro.

-no huyas -Tae volteó a verlo- si lo haces te encontraré y te mataré.

Por alguna razón, Tae sonrió, el realmente deseaba que Jungkook lo mate.

-date la vuelta y cuenta hasta cinco -dijo Tae, y al ver la mirada fruncida de Jungkook, añadió -después dispárame, porque estaré huyendo de aquí.

Jungkook tragó saliva.

-eres valiente.

-no lo soy -respondió sin dudarlo- prefiero la muerte a ser tu cautivo de por vida.

Entonces, Tae dio un paso tras otro, bajando la pequeña escalera y sin mirar atrás, caminó directo a la playa esperando el disparo, disparo que nunca ocurrió, lo que si ocurrió fue que en menos de cinco segundos, Jungkook lo tenía cargando como un costal de papas sobre su hombro, no se resistió, no gritó, solo se quedó en silencio hasta que Jungkook lo soltó en el sofá, ambos se miraron, Jungkook no parecía molesto, tal vez curioso, entonces Tae hizo un descubrimiento que probablemente sea su carta de la libertad, Jungkook era débil, al menos, no podía sacar su pistola y matarlo y Tae aprovecharía esa oportunidad para poder lograr irse de allí, pues, aunque no tuviera nada ni nadie al otro lado del continente, él aún quería ser libre.

-no me tientes, niño -murmuró Jungkook, pero Ta siguió sonriendo, entonces Jungkook lo tomó del mentón con fuerza y lo obligó a mirarlo más cerca- estoy hablando jodidamente enserio, ¿Me oyes?

Pero esa acción solo hizo que algo en el interior de Jimin se revuelva y se sorprendió cuando descubrió que le gustó la fuerza que Jungkook ejercía sobre él, sus entrañas estaban moviéndose con deseo, y descubrió que Jungkook lo estaba mirando de una forma rara, se maldijo al saber que le había gustado esa mirada, ¿Qué tan enfermo debía estar para que le guste el maltrato de su secuestrador? 

The Man Who Saved MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora