• puentes rotos

360 26 105
                                    

—¿Qué te pasa, Chester? —preguntó Berry, mirándome con una ceja levantada. Al oír eso, miré para el costado, fingiendo que no era conmigo. 

—¿A mí? Nada, ¿por qué la pregunta? —respondí, tratando de parecer despreocupado. 

—Siempre estás jode que jode, pero hoy te noto callado. 

—Ah... solo no tengo humor hoy, y ya —dije encogiéndome de hombros. 

—Como digas.

Suspiré un par de veces, haciéndome notar. Quería que siguiera preguntando, que insistiera. Berry, con bronca, suspiró también y volvió a mirarme con intensidad.

—No estás bien, y eso me lo demostrás ahora mismo. ¿Qué te pasa? —su voz era tan grave y firme que me sacudió un poco.

—No sé, Berry... últimamente todo me sale para el orto —dije dramáticamente, exagerando como siempre.

—¿Y qué es ese "todo mal" para vos? —preguntó, aunque parecía que no le interesaba tanto.

—Bueno... terminé con la chica que más amé, sigo re colgado de ella, casi me cago a trompadas con Edgar, y ahora Draco no quiere saber nada de mí... todo porque lo besé —solté sin filtro, ya sin nada que perder.

—¿Cómo que besaste a un chabón? —preguntó con una mezcla de sorpresa y asombro.

—¡Pero no fue a propósito! Estábamos en una fiesta, y no sé... el flaco se quejó de que yo estaba besando a más personas, y le di uno a él también, suponiendo que lo iba a tomar bien.

—¿Y después qué pasó? —preguntó, ahora un poco más intrigado.

—Después de que se fue de mi casa, me mandó un mensaje diciendo que le dio asco y que no quería verme más. No sé qué onda, pero dejó bien claro que ya no quiere ser mi amigo —me encogí de hombros, sintiéndome una mierda.

—Ajam... Ignoralos y seguí con tu vida. Son solo personas, ¿sabés? —dijo, restándole importancia.

—Tenés razón, caballito... Son solo personas —dije, desanimado—. Pero le tenía una confianza terrible a Draco... nunca pensé que me iba a decir esas cosas.

—Superalos. Superá a Mandy y a él. Todavía te queda Edgar, ¿no? —dijo, medio despreocupado.

—Sí, supongo... al menos Edgar sigue ahí.

En ese momento, sentí que el celular vibraba en mi bolsillo. Al sacarlo, vi que era una llamada de Draco.

—Es Draco —murmuré para mí mismo.

—No le contestes —dijo Berry enseguida.

—¡Pero me está llamando! —protesté.

—Me acabás de decir que te trató como el orto. ¿Para qué te va a llamar ahora? Capaz es para bardearte más. No seas boludo, Chester. Deberías estar recaliente con ese pibe —respondió, cruzado de brazos.

Miré mi teléfono, dudando. —Tenés razón... —suspiré, y rechacé la llamada, guardando el celular de nuevo—. Sabés, me gusta tu compañía, caballito.

—No me digas caballito —se quejó con fastidio.

—Como vos digas, ¡caballito! —respondí riendo.

—Ugh... la concha de la lora —murmuró él, mientras seguimos caminando juntos.

El ambiente estaba tranquilo, hasta que alguien abrió la puerta. Levanté la mirada, pero mi entusiasmo desapareció cuando vi quién era: Buster, con esa sonrisa arrogante de siempre.

Enamorado De Ti (Dracoxchester)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora