𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟐: 𝐓𝐄 𝐎𝐃𝐈𝐎
𝐓𝐄 𝐃𝐄𝐒𝐄𝐎 𝐘 𝐎𝐃𝐈𝐎
𝟎𝟗/𝟐𝟗/𝟐𝟎𝟐𝟒Charles se dejó caer en su silla, aburrido, su rostro fruncido en una mueca de desagrado. La sala de reuniones estaba fría, iluminada por luces fluorescentes que acentuaban la atmósfera impersonal del lugar. Miró a su alrededor con una mezcla de aburrimiento y molestia. No era la primera vez que se sentía así, pero hoy el sentimiento era especialmente fuerte. Las reuniones siempre habían sido un trámite para él, pero hoy en particular, su disgusto era multiplicado por tal vez 1000. Especialmente porque esta reunión involucraba a Esteban Ocon o Joton como él le gustaba llamarlo.
La presencia de Ocón en la reunión era una ironía cruel. No solo era alguien con quien había tenido roces durante su infancia, sino también una figura que ahora utilizaba el pasado de Charles para manipularlo (Aunque siempre fallaba, Charles también tiene sus trapitos para sacar al sol). Charles recordaba claramente esos días, cuando sus padres habían forzado a las dos familias a pasar tiempo juntas. La presión social había intentado unirlos, pero el resultado había sido el opuesto: una tensión constante que a menudo se traducía en conflicto abierto.
Pero no todo había sido desdén y enemistad. En sus años de pubertad, esa hostilidad había tomado un giro diferente, muy diferente y excitante. Las disputas, las peleas entre ellos se habían transformado en una mezcla explosiva de deseo y odio. El sexo que habían tenido había sido salvaje y cargado de una intensidad que solo el odio podía alimentar. Charles aún se preguntaba cómo habían podido pasar de esos momentos de furia a este presente incómodo y distante.
Ocon siempre había sabido cómo usar su conocimiento de sus errores y debilidades en su favor. La manera en que le recordaba su pasado, con una sonrisa que parecía decir “sé quién eres realmente”, le exasperaba. Era como si Ocon disfrutará al ver a Charles en una posición vulnerable y débil, reviviendo esos momentos de debilidad en los que él mismo había tenido que lidiar con su propia inseguridad.
El teléfono de Charles vibró en la mesa, sacándolo de sus pensamientos. Era un mensaje de Max. Un simple “Pensando en ti, ¿cómo va todo?” que, aunque breve, le dio un pequeño respiro. Sonrio. Charles sintió una oleada de gratitud por tener a alguien como Max en su vida. Al menos él no usaba su pasado para manipularlo o recordarle sus fracasos.
El reloj en la pared parecía burlarse de él con su constante tic-tac. Charles se pasó una mano por el cabello, sintiendo cómo la irritación crecía en su pecho. A su lado, Ocon seguía hablando, y Charles solo podía concentrarse en la manera en que Ocón parecía disfrutar cada palabra, cada gesto, como si estuviera en una posición de poder que a Charles le resultaba insoportable. (Creido)
Finalmente, cuando la reunión terminó, Charles se levantó con rapidez, buscando escapar de la atmósfera asfixiante del lugar. Caminó hacia la puerta, sintiendo el peso de la frustración sobre sus hombros. Había sido una pérdida de tiempo, y Ocón había logrado que se sintiera aún más incómodo con su presencia.
Quería alejarse lo más rápido posible de ese lugar, de esa reunión, y sobre todo, de Ocón. No podía soportar estar cerca de él ni un segundo más.
Justo cuando estaba a punto de girar hacia el pasillo principal, sintió una mano firme sujetar su brazo. El toque fue duro, le lastimaba. Se detuvo en seco, sin siquiera mirarlo.
───Charles, espera───la voz de Esteban era un susurro, casi arrogante. Había un tono en ella que siempre le resultaba irritante, una mezcla de confianza y desafío que solo lograba que su piel se erizara, iba a golpearlo.
Charles se giró lentamente, clavando su mirada en los ojos del francés. Su rostro no mostraba nada, solo una ligera sonrisa que no llegaba a sus ojos. Estaba furioso, pero no se lo iba a demostrar. Sabía que eso era lo que Ocon quería: provocarlo, hacerlo perder el control, siempre lo hacía, pero hoy no.
───¿Qué demonios quieres, Esteban?───escupió las palabras con un tono afilado.
Ocon se acercó un poco más, sin soltarle el brazo. ───Solo quería saludar...───Miente, hizo una pausa, sus ojos recorriendo lentamente el cuerpo de Charles—, que te has puesto aún más hermoso. Eres tan atractivo, tan sexy, que es difícil concentrarse en cualquier cosa cuando estás en la misma habitación.
Charles sintió una oleada de ira ascender por su pecho, sus manos se crisparon, deseando golpear al idiota delante de el, dio gracias de dejar a Max en casa por que si no, no tendria el placer de romperle la cara ese imbecil prepotente, en ese preciso instante. Pero en lugar de reaccionar de la manera que Ocón esperaba, Charles sonrió. Una sonrisa sarcástica, llena de desdén. Sabía que esa sonrisa irritaba a Ocon más que cualquier golpe que pudiera darle.
───Vete al diablo, Estie───respondió con frialdad, apartando su brazo de un tirón.
La sonrisa de Ocón se ensanchó al ver la reacción de Charles, casi como si disfrutara el desprecio que recibía. Se pasó una mano por el cabello con un gesto despreocupado, dando un paso hacia él, acercándose lo suficiente para que Charles sintiera su respiración en la piel.
───¿Por qué tanta hostilidad, Charlie?───preguntó Ocon en un tono seductor, con una sonrisa torcida───. Sabes que me gusta cuando te pones así. Me recuerda a lo que solíamos hacer cuando éramos unos pubertos. Todo ese odio entre nosotros…───hizo una pausa y dejó escapar una risa baja───, y cómo lo resolvíamos.
Charles cerró los ojos por un breve segundo, recordando con claridad esos encuentros furtivos llenos de rabia y lujuria, en los que ambos descargaban su frustración el uno sobre el otro. Se odiaban, pero en el fondo, había algo que los mantenía atrapados en un ciclo perverso. Un ciclo que él había roto hace años, o al menos eso creía.
───Lo que pasó entre nosotros… fue un error───Charles pronunció esas palabras resaltando las de odio, tal vez el sudor en su frente lo delataba, o no lo suficiente—. No significa nada ahora. Así que deja de jugar a esto.
Ocon lo miró en silencio por un momento, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y deseo. ───¿Un error?───repitió, alzando una ceja—. No parecía un error cuando gemías mi nombre, Charles. No cuando me mirabas de esa manera, tan... entregado. Sabes que no puedes fingir que no lo disfrutabas, yo lo hacía cuando era tu turno de follarme el coño… Adorabas ir muy al fondo, Charlie.
Charles sintió una punzada de rabia en el estómago, pero no le daría el placer de verlo perder el control. Sabía lo que Ocon estaba haciendo, tratando de desestabilizarlo, de llevarlo al borde de la locura. Pero él no iba a caer en esa trampa.
───He cambiado───respondió finalmente, su tono firme—. Y tú deberías hacer lo mismo. Lo que teníamos… está muerto.
Esteban lo miró en silencio durante unos segundos antes de soltar una risa baja y burlona. Dio un paso hacia atrás, levantando las manos en señal de rendición.
───Como digas, Charles───dijo con una sonrisa torcida───. Pero sabes tan bien como yo que algunas cosas no cambian. Eres lo que eres, un monstruo, un juguete hecho para satisfacer culos y vergas.
Oh…
No lo dijo.
Charles quería romperle esos bellos dientes, destrozar esa puta y coqueta sonrisa. Esteban tenia razon, algunas cosas no cambian, Charles Leclerc es Charles Leclerc, un idiota? Sin duda ¿un infiel? Claro. Charles estaba follando en los baños del edificio, tenía a ocon contra el azulejo, follando su entrada de una manera tan brusca, claro que no había pasión, solo lujuria y odio, estrés acumulado, Charles quería golpear su próstata, quería hacerlo sufrir, los gemidos dolorosos y sollozos de Esteban lo comprobaban.
───Maldita perra…Solo, solo para esto sirves..ahh───Charles se corrió dentro y Esteban en su pecho, manchando su traje azul marino, ahora lleno de una viscosidad blanca. Que asco, pensó Charles.
Desearía que Max estuviera ahí, que lo detuviera, que lo golpeara y lo odiará por ser como es.
───Te odio.
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𝑽𝒊𝒄𝒊𝒐𝒔 𝑹𝒐𝒋𝒐 𝒇𝒖𝒆𝒈𝒐 𝑨𝒛𝒖𝒍 𝒎𝒂𝒓𝒊𝒏𝒐 || 𝑳𝒆𝒔𝒕𝒂𝒑𝒑𝒆𝒏
Fanfiction¡CAOS! eso era lo que Charles vivía, o más bien ocurria dentro de su cabeza, y no importa cuantas personas lo ayudasen nunca cambiaría, eso hasta que Max decide hacer o declarar lo que siempre sintió. ¿Ambos soportarán el caos a su alrededor? 13/1...