—¡¿Pero tú has visto la hora que es?! —gritó Marta caminando de un lado a otro en su despacho—. Acaban de saltar a calentar y no está. Ni ella ni Carmen. Seguro que la ha embaucado ya. ¡Menuda sinvergüenza está hecha! Mira que se lo dije ayer, que la puntualidad era innegociable. Pues nada, la niñata esta se pasa por el pito del sereno mis normas. ¿Quién se cree? ¿Eh? ¿Quién?
—Marta, respira, por dios, que parece que te va a dar algo —le pidió Begoña desde el sofá mirando la tableta—. Estará cambiándose, no sé. Tampoco conoce todavía bien el sitio. No quiso que le hiciera un tour tras la rueda de prensa.
—¿En serio? —bufó y se detuvo frente al ventanal—. Qué maleducada.
—Marta, ya. No entiendo por qué le tienes esa manía, ni siquiera la conoces —dijo Begoña dejando el dispositivo a un lado—. Quédate tranquila, que me ha dicho Mateo que Carmen y Claudia volvieron luego con ella y se lo enseñaron todo. Pero aún es nuevo para la chica así que es normal que se pierda o vaya más lenta que las demás. Dale un poco de margen.
Marta rio escéptica.
—No te pondrás de su parte ahora —dijo Marta clavando sus ojos en Begoña. No le hacía ni pizca de gracia que su amiga la dejara sola en aquella guerra que tenía contra la estrellita.
—Marta, por favor, estamos todos en el mismo barco —contestó su cuñada poniéndose a su lado—. Y aunque te cueste aceptarlo, ya que es evidente que no la soportas, la necesitamos.
Marta gruñó y pateó el suelo con su pie derecho. Ella seguía pensando en esos números que no salían. Pero si los dejaba al margen, debía admitir que Begoña tenía razón. Y le daba mucha rabia que la tuviera. Pero, sobre todo, le fastidiaba que fuese aquella chica la elegida para ser su salvación. ¿Tenía que ser ella?
—¿Tú has visto todo lo que se dice de Fina en Internet? —añadió Marta—. Es bochornoso, Begoña. ¿Qué clase de imagen estamos dando al contratar a alguien que lleva meses sin jugar y que encima es una golfa y una borracha?
—Voy a obviar que acabas de decir eso porque tú no eres de juzgar a las personas y menos por la cantidad de mentiras que se dicen en la red. Tú más que nadie lo sabes bien —puntualizó Begoña y cogió la tableta—. ¿O te recuerdo todo lo que salió en su día sobre tu separación?
—No hace falta —repuso Marta y alzó el mentón—. Pero no me gusta su actitud. Y como monte algún espectáculo de esos que he visto por ahí, tendrá que venir a rendirme cuentas.
—Y me parecerá bien. Pero confiemos en ella.
Marta resopló.
—De verdad no sabes la rabia que me da no poder echarla ya mismo. Ojalá se presente con el millón y se vaya de aquí de inmediato.
—Marta...
—Es verdad, Begoña —admitió—. Aunque no creo que pague. Ella nos necesita más que nosotros a ella.
Marta se echó el pelo hacia atrás y suspiró.
—Pero créeme que, si tuviera el dinero, le desembolsaría todo su salario de golpe y le daría la carta de libertad, te lo juro.
—No hace falta que lo jures. Pero por suerte no puedes y espero que ella tampoco abone su cláusula. —Begoña le puso la mano en el brazo—. Mira, Marta, no sé qué te pasa con esa chica, pero insisto, démosle un voto de confianza. Los comienzos son siempre difíciles para todos.
—Sí, pero de la multa de hoy ni ella ni Carmen se libran.
Vio como Begoña rio y negó varias veces con la cabeza. Marta suspiró y regresó la vista hacia el entrenamiento. Fue entonces cuando la estrellita apareció junto a Carmen. Apretó la mandíbula y observó con detenimiento cada uno de los pasos de la nueva incorporación: cómo empezaba a correr al lado de Carmen y Claudia, cómo Petra se metía en medio y trotaba con ella, cómo estiraba, cómo daba los primeros toques al balón...
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Más allá del gol - Mafin (AU)
FanfictionMarta de la Reina es la presidenta del Club Deportivo Reinas de Toledo, equipo de la Liga F que atraviesa una gran crisis económica y deportiva. Para tratar de solventar sus problemas, su hermano Andrés ficha a sus espaldas a Fina Valero, ex estrell...