Jornada 13

1.5K 200 308
                                    

Nunca le habían gustado las fotos. De hecho, era lo que más odiaba Fina de su profesión. Colocarse delante del objetivo de la cámara, posar, sonreír o poner caras serias e intensas para promocionar una camiseta o cualquier mierda era para ella un auténtico suplicio. Y, aquella mañana, delante de la cámara de Isabel, no era menos. Llevaba una hora vestida de corto haciéndose fotos junto a Carmen, Claudia y Petra esperando a que llegase el momento de responder las preguntas de la periodista de Relevo para el reportaje. Pero, sobre todo, llevaba una hora esperando a que Marta apareciese por allí.

Habían pasado doce largos días en los que Fina no había vuelto a saber nada de la presidenta. Marta no había vuelto por el gimnasio y la jugadora tampoco se la había cruzado por los pasillos, ni la había visto en el ventanal ni tampoco en la expedición con el equipo en el último partido fuera de casa. Cada día que pasaba sin saber de ella hacía que Fina se sintiera cada vez peor por lo ocurrido en su casa. Y aunque había ido un par de veces a su despacho para hablar con ella, Marta nunca estaba. Begoña siempre la excusaba diciendo que había salido a una reunión, pero Fina sabía que no era cierto. Estuvo tentada de escribirle varios mensajes, pero al final decidió no enviar ninguno. No quería incomodarla. Ya lo había hecho suficiente.

La distancia que había impuesto la presidenta había hecho mella en Fina y llevaba días sin dormir bien, con la ansiedad dando por saco como hacía semanas que no sucedía. Lo único que le apetecía era quedarse en casa con Slinky y comer helado sin parar. No tenía ganas ni de tejer, ni de jugar al fútbol y buena prueba de ello era que, por primera vez en mucho tiempo, se había quedado sin marcar en la última jornada. Tasio, Carmen y Claudia trataban de sacarla de aquel estado de tristeza y nostalgia. Le habían tirado a la basura el helado y la habían arrastrado fuera de casa en más de una ocasión. Si no fuera por ellos, aquella mañana no se habría presentado al reportaje. Pero allí estaba, sonriéndole a Isabel mientras esta se afanaba por capturar la imagen perfecta de las cuatro.

—¡Eso es, chicas! ¡Sonreíd! —Clic —. ¡Muy bien! Ahora solo Fina y Petra. —Carmen y Claudia se apartaron—. Fina, pasa tu brazo por encima de su hombro. ¡Así! ¡Muy bien! —Clic—. ¡Ahora miraos entre vosotras!

Fina tragó saliva. Estaba demasiado cerca de la chica para su gusto y le resultaba bastante incómodo. Le costó sonreír y mirar a la rubia a los ojos; más aún cuando al hacerlo, Fina se dio cuenta de la forma tan lasciva en la que Petra la miraba, como si solo fuera un trozo de carne al que hincarle el diente. Así que, después de que escuchase unos cuántos clics, Fina decidió que ya era suficiente. Pero Petra dijo "no mi ciela" y no se le ocurrió nada mejor que hacer que Fina la cogiese en brazos como si fueran un matrimonio de recién casadas entrando en la habitación nupcial.

—¡Haznos una así, Isabel! ¡Fini sonríe! —dijo alegre la rubia.

Pero, cuando miró al frente, Fina fue incapaz de sonreír. Palideció al ver a Marta al lado de la fotógrafa y la periodista de Relevo observándolas con el ceño fruncido, los brazos cruzados y el mentón alzado. Fina estuvo a punto de tirar a Petra al suelo en cuanto sus ojos hicieron contacto con los de la castaña. Y lo habría hecho si no hubiera sido por la rápida intervención de Carmen para hacer que la chica se bajara de sus brazos.

—Petra, hija, de verdad deja de hacer estas tontás que ya tienes una edad, eh.

—¿Qué pasa, Carmencita? ¿Tienes envidia? —preguntó con chulería Petra.

—¿Envidia? Madre mía, qué tonta eres mi arma —susurró Carmen.

—¿Qué has dicho? —dijo Petra encarándose con la capitana.

—Chicas, chicas —intervino Claudia—. Tengamos la fiesta en paz, eh, qué están esas señoras aquí y van a pensar que no nos llevamos bien —murmuró entre dientes la extremeña con una sonrisa mirando a la periodista, a Isabel y a Marta.

Más allá del gol - Mafin (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora