capítulo 16

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¿Qué? ¿Pensaste que te dejaría sin tu alimento?


Felix arquea su espalda involuntariamente, sintiendo cómo su cuerpo se adapta lentamente a la presión de ser llenado por completo. Sus dedos se aferran con fuerza a las sábanas, tratando de encontrar algún tipo de ancla ante la sensación abrumadora que lo consume. Su respiración es errática, y aunque su mente se inunda con una mezcla de palabras sueltas y maldiciones, hay una extraña satisfacción que lo recorre, como si estar al borde del colapso fuera, paradójicamente, lo más firme que ha sentido en mucho tiempo.

El calor entre ambos se siente casi insoportable, pero de alguna manera, ese calor lo ancla. La presencia de Hyunjin es tan fuerte sobre él, envolviéndolo, apretándolo, que Felix siente como si el tiempo hubiera dejado de existir. En medio del frenesí, sus manos se sueltan de las sábanas y, con una necesidad casi desesperada, lo atrae hacia un beso desordenado. Es húmedo, torpe, con los labios encontrándose y separándose entre jadeos entrecortados.

Las manos de Hyunjin están firmemente clavadas en sus caderas, y Felix puede sentir cómo los dedos presionan su piel con tal fuerza que sabe que al día siguiente llevará esas marcas como una memoria indeleble de esta noche. Pero en lugar de molestarlo, eso lo enciende aún más. Sabe que Hyunjin está aguantándose, la tensión en su cuerpo es evidente por la manera en que tiembla ligeramente, tratando de contenerse, de no perder el control y follarlo como sabe que quiere hacerlo. Y eso, ese pequeño acto de contención, es lo que termina por hacer arder a Felix por dentro.

—Muévete, Jinnie —le susurra, su voz ronca y temblorosa, casi suplicante, pero también cargada de autoridad.

Hyunjin exhala con fuerza, como si esas fueran las únicas palabras que necesitaba escuchar. Sus ojos se encuentran por un segundo, el deseo compartido reflejado en sus miradas, antes de que Hyunjin haga lo que ambos estaban esperando. Se echa hacia atrás y, con una precisión casi calculada, vuelve a entrar. La primera embestida les arranca un gemido compartido, resonando en la habitación vacía.

El cuerpo de Felix reacciona al instante, una oleada de sensaciones intensas lo atraviesa, dejándolo sin aliento. Su mente se desborda de nuevo, entrelazando maldiciones con la pura incapacidad de describir lo que está sintiendo. Cada movimiento de Hyunjin lo lanza a un lugar donde todo se vuelve difuso, donde el placer es tan fuerte que parece rozar el límite de lo insoportable, solo para devolverlo a una nueva ola de fervor.

Cada embestida es más profunda que la anterior, y la habitación se llena con los sonidos irregulares de sus respiraciones, los jadeos que ambos intentan controlar sin éxito. Felix siente cómo todo su cuerpo reacciona a los movimientos de Hyunjin, sus sentidos hiperactivos, completamente enfocados en él, en la manera en que lo llena, lo mueve y lo quema desde adentro.

Hyunjin inclina la cabeza, su aliento caliente chocando contra la piel de Felix, y entre besos desesperados, deja salir un susurro cargado de lujuria:

—¿Así te gusta? —pregunta con voz entrecortada, casi en un gruñido, sus manos aferrándose aún más a las caderas de Felix.

Felix asiente rápidamente, su cuerpo demasiado ocupado respondiendo al fuego que arde en su interior para formular palabras coherentes.

—Dios, eres muy bueno —jadea Felix, su voz entrecortada por el placer que lo embarga.

Hyunjin sonríe, sus ojos brillando con un destello casi salvaje al escuchar esas palabras. Sin dejar de moverse, lleva las manos de Felix a su cabeza, sosteniéndolas firmemente ahí, como si quisiera asegurarse de que Felix no tuviera más remedio que rendirse completamente a él. El cuero del sofá cruje con cada movimiento, los cuerpos de ambos brillando con una fina capa de sudor que parece hacer que el contacto sea aún más intenso, más crudo.

Tras Bastidores || hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora