capítulo 18

152 38 51
                                    

Hyunjin se frotó las palmas sudorosas contra su camisa, una prenda de diseñador que usualmente cuidaría como oro, pero en ese momento le daba igual. Frente a la puerta del departamento de Felix, sentía que el mundo se encogía a su alrededor. Dudaba, con el corazón latiéndole a toda velocidad en el pecho. ¿Era realmente una buena idea hablar de esto? ¿Era prudente buscarlo después de lo que había pasado ese mismo día?

Exhaló profundamente y, antes de que sus pensamientos lo hicieran dar media vuelta, levantó la mano y tocó la puerta. Tres golpes firmes.

Felix tardó unos segundos en responder. Cuando la puerta finalmente se abrió, su mirada indiferente le cayó encima como una carga. Una ceja levantada y una expresión que dejaba claro que no esperaba a nadie, mucho menos a él.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Felix, con un tono casual pero cargado de curiosidad.

Hyunjin vaciló por un segundo. Su garganta se sentía seca y, por un instante, no supo si debía empezar disculpándose o hablando directamente sobre lo ocurrido. Al final, optó por la verdad, aunque su voz sonó más tensa de lo que había planeado.

—Tenemos que hablar sobre lo que pasó hoy —dijo con seriedad.

Felix ladeó la cabeza, no del todo sorprendido, pero claramente poco dispuesto a abordar el tema. Se cruzó de brazos y se apoyó en el marco de la puerta, como si estuviera preparándose para otra discusión.

—No hay nada que hablar —respondió. Sus palabras fueron rápidas, casi defensivas.

Hyunjin no iba a dejarlo escapar tan fácil.

—Sí que lo hay. Lo que hiciste… no tenías que haberte metido. Ese asunto era mío, no tuyo.

Felix resopló, su mirada afilándose mientras se apartaba del marco para encararlo por completo. El aire entre ellos se volvió pesado, como si la tensión latente fuera palpable.

—Claro que tenía que meterme —contestó, su voz elevándose apenas, lo suficiente para mostrar su frustración—. ¡Todo esto empezó por mí, Hyunjin! No iba a quedarme sentado viendo cómo cargabas solo con algo que es tanto tuyo como mío. ¡No te iba a dejar enfrentar a Jinhyuk por mí!

Hyunjin negó con la cabeza, desesperado por hacerle entender lo que había querido evitar desde el principio.

—No entiendes —susurró, apretando los puños—. No quería que te metieras porque no quería que tú salieras perjudicado. No quiero verte en problemas por algo que yo debería manejar.

—¡Ese es el problema, Hyunjin! —Felix dio un paso adelante, su voz subiendo un tono más fuerte, pero no era ira lo que lo impulsaba. Era la frustración de sentirse tratado como un espectador en su propia vida—. ¡No soy una maldita princesa que necesita ser rescatada! No soy un niño pequeño que necesite que lo cuiden.

Hyunjin se quedó en silencio, mirándolo fijamente, pero su respiración acelerada delataba que la discusión estaba tocando fibras sensibles.

—Felix... —empezó a decir, pero fue interrumpido.

—¡No, no me hables como si yo no pudiera defenderme! —gritó Felix, su pecho subiendo y bajando con agitación—. ¿Por qué insistes tanto en protegerme? ¿Por qué diablos piensas que soy tan débil que no puedo manejar mis propios problemas? ¡No soy un niño!

La última frase resonó en el aire como una declaración que no aceptaba réplica, pero Hyunjin no estaba dispuesto a ceder. No esta vez.

—¡Porque me importas, maldición! —espetó finalmente Hyunjin, su voz cargada de una mezcla de desesperación y sinceridad que lo dejó expuesto.

Tras Bastidores || hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora