capítulo 7

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Felix estaba profundamente dormido cuando su teléfono comenzó a sonar incesantemente. El sonido le llegó como un taladro en el cerebro, sacándolo de un sueño muy necesario. Parpadeó varias veces, tratando de descifrar si aquello era una pesadilla o si alguien realmente se atrevía a llamarlo a las 3 de la madrugada. Alcanzó el móvil a ciegas y, con un resoplido de pura exasperación, vio el nombre de Changbin parpadeando en la pantalla.

—¿Qué demonios quieres a esta hora? —gruñó, con la voz pastosa de sueño.

Changbin respondió con una energía exasperante, como si fueran las 3 de la tarde y no de la madrugada. —¡Felix! ¡He tenido una revelación!

Felix se frotó los ojos, intentando recuperar el hilo de la cordura. —¿Qué clase de revelación podría justificar que me despiertes a esta hora? ¿Descubriste cómo cocinar ramen sin quemarlo o algo así?

Changbin bufó, ignorando el sarcasmo. —No, idiota, algo mucho mejor. Estaba soñando, ya sabes, con cosas importantes… como si fuera el Dalai Lama o algo así. Y de repente, ¡pum! ¡Tuve una epifanía!

Felix suspiró pesadamente. —Vas directo al grano, o prometo que cuelgo.

Changbin no perdió un ápice de entusiasmo. —Piensa, Felix, ¿qué es lo que Hyunjin, el príncipe de la perfección y el glamour, odia más en este mundo?

Felix se quedó en silencio un momento, parpadeando en la oscuridad de su habitación. —No lo sé, ¿alguien como yo?

Changbin soltó una carcajada exagerada. —¡Incorrecto! Aunque te felicito por la autoestima.

Felix rodó los ojos, frunciendo el ceño. —Entonces, ¿qué es?

Changbin sonrió, aunque Felix no podía verlo, lo sentía como un rayo de sol a través del teléfono. —¡A alguien como él!

Felix arrugó la frente, claramente no captando la emoción de su amigo. —No estoy entendiendo. ¿Tú también estás tan egocéntrico como él? Porque esto está rayando en lo patético.

Changbin dejó escapar un largo suspiro, como si estuviera explicándole algo a un niño pequeño. —No, mi pequeño muñeco diabólico, escucha… —Felix sintió una punzada de rabia con el apodo, pero dejó pasar el comentario—. Imagina la cara de Hyunjin cuando vea cómo su "desastroso novio" se roba toda la atención, todos los aplausos, todas las miradas. Porque, ¿qué es lo único que Hyunjin odia más que la "imperfección"?

Felix se quedó en blanco, claramente confundido. —¿Qué? ¿Una avalancha de papel de baño que se desenrolla por toda la casa?

Changbin soltó una carcajada. —No, Felix. Lo único que Hyunjin odia más que la imperfección es… a alguien aún más perfecto que él. Alguien que le robe las miradas y el protagonismo. Y, ¿sabes qué? ¡Ese alguien puedes ser tú!

Felix, aún confundido, entrecerró los ojos. —Qué alegría. Es un ególatra. Felicidades, Changbin, descubriste el fuego.

Changbin siguió, sin dejar que el tono mordaz de Felix lo detuviera. —¡No, no lo entiendes! Imagina esto: Tú, su novio desastroso, de repente te conviertes en el centro de todas las miradas. Te vuelves el príncipe azul. El tipo perfecto que eclipsa al mismísimo Hyunjin.

Felix se quedó en silencio un momento. —Espera… ¿quieres que me convierta en su pesadilla personal… siendo más perfecto que él?

Changbin rió con malicia. —Exactamente. Lo vamos a volver loco. Hyunjin no podrá soportarlo. Será épico, Felix. Imagínalo: tú, de ser Chucky a ser el príncipe azul en un abrir y cerrar de ojos. Y toda la atención sobre ti.

Felix, finalmente captando la idea, dejó escapar una risa corta y seca. —Entonces… ¿quieres que pase de ser una amenaza de película de terror a una amenaza de comedia romántica?

Tras Bastidores || hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora