Desde que Cattleya llegó a nuestro mundo, la realidad que enfrentaba era muy distinta a la que había conocido toda su vida. Las batallas y la forja de armas quedaron atrás, y ahora lo único que la mantenía en pie era la necesidad de cuidar a su hijo. Sin habilidades que pudieran ser útiles en este lugar, y con el desempleo golpeando su puerta, la presión por encontrar una fuente de ingresos crecía día tras día.
Fue entonces cuando, por pura desesperación, escuchó hablar a unas personas de cierta plataforma donde se podía generar dinero.
—He visto anuncios sobre esa página... OnlyFans, ¿se llamaba así? Las personas parecen ganar dinero rápido allí, pero... ¿es eso lo que debería hacer? No sé nada sobre estas cosas, ni sobre cómo se supone que funcionan estas plataformas. Mostrarme de esa manera, ¿podría funcionar? Tal vez. Si la gente paga solo por verme... podría ser una solución temporal. Pero, ¿cómo empezar? No puedo hacerlo sola.
La idea de usar su cuerpo para ganar dinero la incomodaba al principio, pero la necesidad era imperativa. Sus primeras búsquedas en la computadora le demostraron que no tenía ni idea de cómo manejar el aparato, y el proceso para registrarse en la plataforma se le hizo completamente incomprensible.
—¿Cómo es posible que esta cosa tan pequeña controle tantas cosas? —Murmura, tocando con cuidado el teclado como si pudiera romperlo. —Ni siquiera sé por dónde empezar... nada de esto tiene sentido.
Lo único que le quedaba era pedir ayuda, y sabía a quién acudir: Eddy, su joven vecino. Desde que se mudó al vecindario, había notado cómo él la observaba de reojo cuando pasaba cerca.
No era difícil notar que el chico se sentía algo intimidado, pero también curioso. Cattleya podía intuir que su presencia lo ponía nervioso, especialmente la forma en que sus ojos se deslizaban rápidamente por su figura antes de que él desviara la mirada, visiblemente avergonzado. Aun así, tenía una sensación de confianza en que Eddy la ayudaría si se lo pedía.
Esa tarde, Cattleya salió a caminar por los alrededores de su casa. El calor era suave, y el aire fresco del vecindario la calmaba, al menos por un momento.
A lo lejos, vio a Eddy caminando distraído, como siempre lo hacía. Era su oportunidad de hablar con él.
—¡Eddy! —Lo llamó suavemente, y el chico se detuvo, sorprendido al escuchar su nombre.
El joven se giró y, al verla acercarse, su rostro se encendió de inmediato.
—¿S-señora Cattleya? —Respondió, casi tartamudeando, mientras sus ojos, como de costumbre, trataban de no quedarse demasiado tiempo en su cuerpo.
Cattleya le dedicó una sonrisa amable, queriendo aliviar la tensión que notaba en él.
—Quería saber si podía pedirte un favor... —Dijo suavemente, inclinando un poco la cabeza. —Me he dado cuenta de que soy terrible con las máquinas de este mundo, y tú pareces muy hábil. No sé usar bien mi computadora, y pensé... que podrías enseñarme.
Eddy, aún sorprendido por la cercanía, tragó saliva y asintió rápidamente.
—Sí, claro, puedo ayudarla. —Respondió, tratando de sonar más seguro de lo que realmente se sentía. —¿Qué es lo que necesitas que haga?
—Es un poco vergonzoso. —Cattleya dejó escapar una pequeña risa antes de continuar. —Me enteré de una plataforma llamada OnlyFans, donde la gente puede ganar dinero subiendo videos. Necesito registrarme allí, pero... no sé ni por dónde empezar.
Eddy se quedó helado por un momento. OnlyFans. No podía creer lo que estaba escuchando, y menos viniendo de Cattleya. Sabía de qué se trataba ese sitio web, pero nunca imaginó que alguien como ella podría estar interesada en algo así.
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El Only de mi vecina Cattleya
FanfictionCattleya, una poderosa guerrera y herrera de un mundo de fantasía, se encuentra atrapada en el mundo real, completamente desorientada y sin ninguna habilidad tecnológica. Desempleada y buscando una forma de subsistir, se enfrenta a la necesidad de a...