#09 Entrega

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Lentamente, ella comenzó a acariciar las piernas de Eddy por sobre su pantalón. Su mirada, con aquella dulce y cautivadora expresión que había mantenido todo este tiempo, no cambió ni un instante. Sin embargo, Eddy apenas podía darse cuenta de lo nervioso que estaba; sus pensamientos eran un torbellino, y su corazón latía con fuerza. 

Cattleya, al percibirlo, se acercó a su rostro, con una calma calculada, hasta que sus labios quedaron a solo milímetros de su oído, el calor de su aliento rozándole la piel.

— Me siento mal por decirlo, pero me gusta mucho verte así... con esa expresión de no saber que va a pasar ahora mismo. —le susurró, con una voz baja y seductora, cargada de una dulzura peligrosa— No tienes que decir nada. Solo permíteme hacerte sentir bien.

Su susurro se deslizó como una caricia, un bálsamo que tranquilizaba el nerviosismo de Eddy y, al mismo tiempo, lo sumergía en una corriente de deseo inevitable.

Acto seguido, Cattleya cerró los ojos lentamente y acercó sus labios a los de Eddy, dándole un beso profundo y lleno de intención. Eddy, sin pensarlo, correspondió al instante. Sus manos hora estaban suavemente sujetas por las de Cattleya, quien las sostenía con delicadeza pero también con firmeza, como quien esta encargada de guiarle con su experiencia. 

Ambos se centraron únicamente en el beso que compartían, un momento suspendido en el tiempo, donde el mundo alrededor parecía desvanecerse.

En un momento, Cattleya comenzó a bajar la cremallera del pantalón de su acompañante. Dada la atmósfera de tensión y deseo que habían estado compartiendo, la excitación de Eddy era claramente visible. Y, casi como si fuera lo opuesto a lo que había sucedido cuando estaban en el sofá aquella vez, ahora era ella quien introducía delicadamente su mano para tomar el miembro de su invitado.

Mientras sus lenguas se entrelazaban en besos profundos y cada vez más apasionados, Cattleya lo estimulaba con una suavidad que contrastaba con la intensidad del momento, acariciando su sexo desnudo con destreza y ternura.

—Vamos a pasarla muy bien... —dijo Cattleya, con una sonrisa traviesa en los labios, sus ojos brillando con una mezcla de deseo y confianza. 

Dicho esto, ella volvió a su posición inicial, en cuclillas frente a él. Observa por un momento el miembro desnudo frente suyo, sintiendo como si pequeñas mariposas revolotearan en su interior.

Se acerca aún más hasta el, dejando que Eddy sintiera su respiración cálida contra su piel.

Con su lengua, trazó un recorrido lento desde la base del miembro hasta la punta, repitiendo el movimiento una y otra vez con una suavidad casi hipnótica. Eddy, por su parte, no podía apartar la vista de su musa, quien parecía disfrutar genuinamente al hacerle sentir bien.

—Ella es tan delicada... no pensé podía verla de esta forma tan pronto. — pensó Eddy, mientras se dejaba llevar por la guía de esta atractiva mujer. — Se toma su tiempo entre cada movimiento, parece disfrutarlo tanto como yo...

Luego ella introduce aquel sexo palpitante en su boca, comenzando a saborearlo con mayor profundidad. Eddy siente el interior de su boca con una agradable sensación de calidez. Cada movimiento suyo es tan delicado que no le incomoda en ningún momento, ni con sus dientes ni con ningún movimiento repentino.

—Es tan caliente... —reflexiono la guerrera, mientras continuaba dándole placer a su compañero. — Te quiero tanto. No voy a detenerme hasta hacer que esta noche sea inolvidable para ti. 

Eddy posó una mano sobre la cabeza de Cattleya, sus dedos acariciando con suavidad su cabello sedoso. No quería apresurarla ni incomodarla; el gesto era simplemente un reflejo que tuvo en ese momento. 

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⏰ Última actualización: Oct 10 ⏰

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