Cattleya trae una botella de vino tinto y dos copas, sirviéndolas con una sonrisa tranquila mientras se sienta junto a Eddy en el sofá.
—Desde que me has estado ayudando, por fin he hecho algo de dinero con el que pude cubrir deudas y gastos básicos. —dice, con una mezcla de orgullo y alivio en su voz. Le da un sorbo a su copa antes de continuar—. Aunque no me ha sobrado mucho, estoy consciente de que debería pagarte por todo lo que has hecho por mí, Eddy. Este es mi agradecimiento por ahora, pero te prometo que te pagaré en cuanto gane más.
Eddy sacude la cabeza, sonriendo ligeramente.
—No te preocupes, de verdad no es nada. —dice, aunque en el fondo sabe que ha sido bastante tiempo y esfuerzo.
Sin embargo, estar cerca de Cattleya, con su belleza y presencia abrumadora, es algo que siente como una recompensa en sí misma. El hecho de poder ayudarla lo ha hecho sentir bien en más de un sentido. Ambos beben en silencio por un momento, disfrutando de la compañía mutua. El ambiente en la habitación es relajado, pero hay una tensión latente en el aire, algo que ambos parecen notar.
Cattleya, después de unos minutos, comienza a hablar de su vida pasada, en un tono melancólico pero también lleno de recuerdos.
—Mi vida en mi mundo era muy diferente. —confiesa, mirando el vino en su copa como si le trajera de vuelta las imágenes de ese lugar lejano—. Yo era una guerrera, Eddy. Una luchadora que se enfrentaba a criaturas y desafíos que en este mundo no podrían siquiera imaginar. —Hace una pausa, recordando aquellos momentos de lucha en su tierra natal.— Había monstruos, criaturas salvajes, lo que hacia la vida mucho más dura que aquí.
Eddy escucha fascinado, tratando de imaginar a Cattleya en esa vida de batalla, blandiendo armas, enfrentándose a peligros numerosos. Es difícil de creer, pero no lo cuestiona. Ella sigue siendo un misterio para él, y quizás parte de lo que le atrae tanto.
—Suena... increíble. —dice Eddy, sintiéndose un poco fuera de lugar en comparación con las hazañas que ella le cuenta. — Yo apenas puedo manejar mi vida cotidiana, y tú estabas luchando contra monstruos.
Cattleya le da un pequeño golpe en el brazo, riendo.
—Lo haces bien en tu propio mundo, Eddy. Eso es lo que importa.
Conforme avanza la noche, ambos siguen bebiendo y la conversación fluye más fácilmente. Cattleya, quien ha tomado más de lo que usualmente bebe, se inclina hacia él en el sofá, su voluptuoso cuerpo presionando contra el suyo. Eddy siente su calor y el aroma suave de su piel, lo que le hace difícil concentrarse en otra cosa. Su mente comienza a girar en torno a una sola idea.
—Eddy... —susurra ella, muy cerca de su oído.— Quiero pagarte por todo lo que has hecho por mi, no solo con dinero... —Sus palabras, cargadas de insinuación, lo hacen estremecer. La cercanía de Cattleya lo envuelve completamente.— Estoy lista para darte mi agradecimiento. Así que prepárate.
El corazón de Eddy late más rápido, la excitación mezclada con los nervios y el alcohol lo embriagan. En un impulso, no puede contenerse más y sus manos encuentran el camino hacia los masivos pechos de Cattleya. Las levanta ligeramente, sintiendo su peso en las manos, incapaz de evitar el comentario que le sale de lo más profundo de su deseo.
—Has nacido con la bendición de ser... la mujer más sexy del mundo. —dice en voz baja, sorprendiéndose de sí mismo por haberlo dicho en voz alta. Pero el alcohol le da el valor para admitir lo que siempre había pensado.
Cattleya se queda en silencio por un momento, observándolo con curiosidad, sus ojos reflejando una mezcla de sorpresa y aceptación. Luego, sonríe levemente, sintiéndose halagada y cómoda.
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El Only de mi vecina Cattleya
FanfictionCattleya, una poderosa guerrera y herrera de un mundo de fantasía, se encuentra atrapada en el mundo real, completamente desorientada y sin ninguna habilidad tecnológica. Desempleada y buscando una forma de subsistir, se enfrenta a la necesidad de a...