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📍qatar, 2022

Al final con Lisandro habíamos terminado por arruinar el supuesto "programón" que tenían programas de chimentos, hasta mi mamá me había llamado preocupada cuando escuchó mi nombre en las noticias, pero eso no era lo importante. Lo importante es que nuevamente estábamos en Lusail, estadio en el que más había sufrido, en la final del mundo, contra Francia.
Todo lo que había pasado hace un par de días se sentía tan lejano que no podía creerlo, sin duda, había sido la semana más intensa de mi vida y ahora, en este momento lo iba a reafirmar aún más.

Intenté ubicar a las chicas o a la familia de mi novio en el palco, pero por la cantidad de gente que había, me fue imposible. No tenía planeado quedarme todo el partido sentada mientras todos saltaban abajo, quería estar en la popular con todos los hinchas cantando. Hasta había llevado una bandera de Boca que había comprado fuera del estadio porque Lisandro prácticamente me obligó a que lleve su camiseta porque no quería que lleve la de Boca. Aunque ya la había catalogado como mufa, así que le dije que necesitaba descargar esa energía entre la multitud.
Debo admitir que la idea no le agradaba a muchos. Le había contado a Karen y Lisandro a Cristian lo que había sucedido y todos estaban de acuerdo en que necesitaba hacerme exámenes, no era normal que me sienta así, más sabiendo que un test podía dar un falso negativo. Pero mi yo del futuro se iba a encargar de eso, no era momento para pensar, el partido estaba a unos pocos minutos de comenzar así que me tranquilizaba con un "ya fue, después veo".

Como todos los partidos, Leandro y Rodrigo salieron a comer caramelos y la gente empezó a gritar. Lean comía 7, únicamente azules y amarillos. Rodri, por su parte, comía el doble, pero nunca me quiso decir los colores, tal vez para seguir manteniendo la cábala.
Agité mi bandera para que pudiera verme, pero entre tantos era como un sueño que me distinga.

Con los jugadores ya en la cancha, la tensión en el aire era tanta que se podía cortar con una tijera. Los silbidos por parte de la afición francesa eran fuertes pero parecía no importarles en lo más mínimo. Noté como Lisandro saludaba hacia arriba, seguramente hacia donde estaban sus padres pero su ceño fruncido dejaba ver algo de molestia, tal vez por no encontrarme ahí. Después de eso, volvió a calentar, concentrándose en lo suyo. Sentí mi celular vibrar en mi pantalón y cuando ví la pantalla, era una videollamada de mi hermano.

– ¿VOY A SER TÍO? – se le veía todo pixeleado pero el grito que había pegado se había escuchado perfectamente, logrando que las personas que tenía al lado se dieran vuelta a mirarme con mala cara.

– Valentín estoy en la cancha por ver la final ¿Y me preguntas semejante boludez? – le dije, agachándome un poco para que la gente de alrededor mío no me siguiera viendo raro. Mi hermano, a pesar de la mala calidad por la conexión, soltó una carcajada. Él siempre hacía eso, encontraba el momento más inoportuno para hablar de cualquier cosa, pero esta vez lo entendía. Yanina Latorre se la había pasado hablando de mi supuesto embarazo en los medios y había sido tendencia en twitter una vez más.

– Bueno no sé, la tía contó eso. ¡Una noticia así no se guarda! – iba a matar a toda mi familia, no podían ser tan chusmas.

– No estoy embarazada, Valen, relájate. – murmuré en un tono más bajo, lo último que quería es que los de al lado me siguieran prestando atención.

– Ojo que capaz el partido te deja con uno, eh. Mirá que los festejos post-partidos son intensos.

– Sos un pelotudo, te voy a cortar. – colgué el teléfono antes de que pudiera recibir alguna respuesta por su parte, guardando nuevamente el teléfono en algún lugar de mi cuerpo en donde no se pueda caer por los saltos. Volví a mirar la cancha, justo a tiempo para poder empezar a cantar el himno, estaban todos abrazados, con el ceño fruncido pero enfoqué mi mirada en Lisandro. Estaba serio en el banco pero estaba enfocado Sabía que el partido lo tenía con la cabeza a mil, pero siempre había un instante en el que nuestros ojos se cruzaban, como si de alguna manera estuviésemos conectados incluso en el medio de tanto caos.

MAMICHULA - lisandro martinez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora