✦ 033

1.1K 119 3
                                    



📍 qatar, 2022

El partido contra México había sido tan tenso que se me bajó la presión varias veces porque no era un partido más, estábamos jugando el pase a la siguiente fase del mundial y si no ganábamos, quedábamos afuera. Cada segundo era eterno pero por suerte los dos goles llegaron y terminé con un alivio enorme que casi me pongo a llorar. Admito que casi me peleo con varios hinchas mexicanos desde el palco pero las chicas me frenaron. No querían que arme quilombo.
En el partido de Polonia me pasó exactamente lo mismo, con el calor que hacía y con lo que nos encantaba sufrir, me tuve que sentar varias veces para no caerme. Ver a Licha en el banco me dió bronca, porque quería verlo con la camiseta violeta pero tenía que entender que Scaloni tendría sus razones para no dejarlo jugar. Igual terminamos ganando, obviamente.
Con Australia casi me muero, cuando ví el gol en contra casi se me sale el corazón del pecho y de milagro no termine en el hospital ese día.

– ¡OÍD MORTALES! – que impresionante que nuestro himno empiece así y lo era aún más si lo escuchabas resonar en todo el estadio. Obviamente lo grité con pasión y con una mano en el pecho, a esta altura me iba a quedar sin voz antes del entretiempo.

– Es la primera vez que no te veo usando la camiseta de boca. – Anto me pasó una botella de agua y le dí un trago, todavía faltaban partidos más importantes y no iba a sacrificar mi garganta ahora.

– Lisandro me insistió para que use la suya. – la situación es la siguiente. Antes de irse a concentrar al predio donde se estaban quedando, me dijo que use su camiseta porque no podía ser que, siendo su mujer, use la camiseta azul y amarilla de Advíncula que me había comprado en la calle Avellaneda, en Flores, y no la suya original marca Adidas. Era entendible si usaba la de mi hermano, pero la usé en el primer partido y bueno, puede ser que la haya tirado por el balcón del hotel. El colorado era mufa, no me iba a arriesgar otra vez, menos si jugábamos contra Países bajos. Además era un partido donde Licha era titular, él quería que fuese especial.

– Bueno igual estás hecha una diosa. – me sonrojé ante sus palabras.

– Lo importante es que me sirva para que ganemos, sino vuelvo a la del xeneize.– traté de enfocarme en lo que me ponía más nerviosa: el partido.

La cancha estaba lleno de camisetas y banderas albicelestes y también se veían un par de puntitos naranjas, pero no eran importantes. El calor era muy agobiante pero las ganas que tenía de estar en el medio de la barra saltando y cantando eran impresionantes.
El partido empezó con todo, cada pase, cada amague que tiraban, generaba un sentimiento que nos hacía levantarnos a todos de los asientos y empezar a alentar con más sentimiento. Se manejaban con una facilidad y con una confianza, era una cosa de locos. Más cuando se acercaban al arco para patear y todos los hinchas nos agarrábamos la cabeza desesperados por saber si la jugada iba a terminar en gol o no.
A los 35 minutos del primer tiempo, el estadio estalló en gritos cuando Molina metió un golazo después de un pase perfecto de Leo.

– ¡DE BOQUITA PA! – no se había levantado que ya estaba en el piso festejando. Casi que me cuelgo de Antonella cuando la fui a abrazar por la emoción que tenía. La alegría de todos era notable pero también el alivio de sentir que estábamos un puntito más arriba que ellos, un pasito más cerca de lo que tanto anhelábamos. – HABLA AHORA PELOTUDO.

Le grité a un señor mientras lo señalaba porque desde que entramos al palco estaba canchereando a los nenes. La sonrisa arrogante que tenía en la cara se le borro en un instante al ver el marcador, quedándose mudo. Cami me tiró de un brazo para que me aleje del borde, tratando de contener la risa.

MAMICHULA - lisandro martinez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora