Investigar

234 18 0
                                    

Estoy corriendo por el bosque, el miedo y la preocupación empujándome hacia adelante. Esto no puede estar pasando, no de nuevo. Mi respiración es errática mientras mis pies siguen moviéndose, buscando desesperadamente una respuesta. Al llegar al Nemeton, me encuentro con una escena que me deja helado. La manada... están todos heridos o muertos a su alrededor.

Lydia yace inmóvil, sin heridas visibles, pero no tiene pulso. Kira tiene su espada clavada en el corazón, y Liam parece haber sido envenenado con el virus. Peter, Cora e Isaac están esparcidos por el suelo, sus cuerpos marcados con heridas graves y quemaduras. Malia tiene una herida profunda en el cuello y la cabeza, de donde brota sangre sin parar, y Braeden está a su lado, con una bala alojada en la cabeza. Incluso Ethan y Jackson están aquí: Ethan con una daga de oni atravesada en el pecho y Jackson con sus propias garras enterradas en su abdomen.

Me acerco más, mi corazón pesando como una piedra. Scott... tiene una herida de aconito, las venas negras suben por su cuerpo, retorciéndose como sombras vivientes. Intento detener el avance del veneno, pero él me toma del brazo con fuerza, sus ojos llenos de dolor.

—Pudiste... salvarnos —balbucea antes de desvanecerse y morir en mis brazos.

Me quedo paralizado. ¿Qué pasó? ¿Cómo pudieron acabar así? Camino entre los cuerpos, esperando encontrar a alguien con vida. Pero solo el crujido de las hojas bajo mis pies rompe el silencio. El horror se arraiga más profundo con cada paso.

—Sabes, él tenía razón —una voz suena a mis espaldas, fría y burlona—. Pudiste haber hecho algo, pero nadie puede contra nosotros.

Mi corazón se acelera. No, no puede ser... Me doy la vuelta y lo veo allí, de pie, observando la devastación con una sonrisa maliciosa.

—Nos alimentamos del caos y el dolor, y tú estás lleno de ambos en este momento —su sonrisa se ensancha mientras se acerca.

—¿Por qué hiciste esto? —mi voz sale como un murmullo débil.

—Lo hicimos porque quisimos —responde sombrío—. Ellos eran un obstáculo, igual que tú.

De las sombras, los oni emergen y me toman por los brazos, obligándome a arrodillarme. Intento luchar, pero es inútil. Él se acerca, con un arma en la mano, y se agacha a mi altura.

—La mercenaria sabía mucho sobre armas, y debo admitir que esta es mi favorita.

El enojo me consume. Quiero atacarlo, desgarrarlo con mis propias manos.

—Oh no, no —dice burlón—. La rabia no me sirve, Derek. Quiero tu tristeza, tu dolor.

De repente, una serie de antorchas iluminan los árboles. El horror me envuelve al ver al Sheriff Stilinski, Melissa, Deaton, Morell, Argent y los Yukimura atados a los árboles, indefensos.

—¡No! —grito, mi voz desgarrada—. Toma mi vida, pero no la de ellos.

Él se ríe, disfrutando de mi sufrimiento.

—Eso no sería tan divertido.

Sin piedad, levanta el arma y les dispara uno a uno, dejándome solo en el caos de mi desesperación. Siento que todo dentro de mí se rompe mientras toma mi hombro, absorbiendo todo el dolor y el caos que llevo dentro.

—La última bala es para ti —susurra, disparándome en el estómago.

Mientras me desvanezco, un rugido de lobo resuena a lo lejos, pero mis ojos se vuelven demasiado pesados y no logro entender qué sucede.

Dreams [Sterek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora