Dreams [Sterek]

Sinceridad

Estoy en el loft, rodeado por las notas y documentos que he recopilado sobre lo que me ha estado pasando. Tengo todo dividido en secciones: el ritual de Tezcatlipoca, los sueños recurrentes y la transformación en lobo completo. Observo todo con detenimiento; me ha tomado varios días de investigación, tiempo que por fin pude dedicarle después de que se resolviera lo de la lista de muerte. Deaton mencionó que conocía a alguien que podría ayudarme con estos temas, pero por ahora, todo está en mis manos.

He descubierto cosas importantes: puede que estos sueños estén relacionados con el estrés postraumático, o quizás sean la manera en que mi cuerpo se prepara para un cambio inminente. Los rituales que Kate realizó son peligrosos y complejos, y no he descartado que esto sea parte de las secuelas.

La puerta del loft se abre de golpe. No levanto la vista de los papeles, pensando que es Peter.

—Así que esto es lo que has estado haciendo, ¿por eso no te has aparecido? —La voz molesta de Stiles me saca de mis pensamientos.

Levanto la cabeza, sorprendido. No esperaba verlo aquí, y menos tan pronto después de... lo último que le confesé.

—Stiles... —murmuro, pero él sigue hablando.

—Tal vez puedas explicarme por qué has desaparecido después de decirme que aparezco en tus sueños como tu ancla. ¿Y qué pasó con esa hamburguesa que me prometiste? O, espera, tal vez quieras contarme cómo, mágicamente, la cuenta del hospital está saldada gracias a un misterioso "donador anónimo". Al principio pensé que estabas ocupado con Braeden o Peter, pero sorpresa, resulta que Scott me menciona que Deaton te está ayudando con tu problema.

Lo dice todo de un tirón, sin pausa, con los brazos cruzados y la mandíbula tensa, claramente esperando una explicación.

—Bueno, en mi defensa, tampoco supe nada de ti —comienzo, pero veo cómo está a punto de replicar, así que me apresuro—. Pero tienes razón. Me he estado concentrando tanto en investigar que perdí la noción del tiempo. Pensé que querrías descansar después de lo de la lista de muerte. Y sobre la hamburguesa, eso sigue en pie.

Me mira incrédulo, con esa expresión afilada que me hace sentir incómodo.

—Eres un idiota —me suelta, y eso es lo último que esperaba oír—. ¿Sabes qué? Puedes comerte esa hamburguesa solo.

Se da la vuelta para salir, pero lo alcanzo rápido, tomándolo del brazo.

—Espera, por favor —le pido, mirándolo a los ojos. Puedo ver su enojo, pero también su confusión—. Sí, te evité. No sabía cómo hablar contigo después de lo que te dije. Sabes que no soy el mejor para hablar de lo que me pasa, y pensé que también necesitabas un descanso de todo lo que habíamos estado investigando.

Parece querer protestar, pero lo detengo levantando la mano.

—Sé que debí hablarte. Lo siento. Y sobre la cuenta del hospital, yo no...

—Tú no qué —me interrumpe, su tono más calmado ahora—. ¿No fuiste tú? ¿No pagaste la cuenta y, mágicamente, alguien le regaló dinero al hospital? —dice con sarcasmo.

—Tal vez las hadas existen —respondo, encogiéndome de hombros.

Parece que quiere seguir molesto, pero noto que reprime una sonrisa.

—Sí, lo pagué —admito finalmente—. Pero no quería que lo supieras. Solo quería ayudar, y resulta que tu papá ya había pagado gran parte.

Stiles me mira con esa mezcla de reproche y admiración que siempre me desarma.

—¿Y en serio creíste que no me daría cuenta de que fuiste tú? —me dice, como si fuera obvio—. Eres el único que puede permitirse algo así.

—Tenía la esperanza de que no lo descubrieras —respondo, con una sonrisa pequeña.