Era una mañana como cualquier otra, pero cuando me desperté, noté de inmediato que algo estaba mal. Mi familia no estaba en casa. Miré alrededor, confundida, y pensé que tal vez se habían ido con mis tíos o que habían salido a hacer algunas compras. Me apresuré a prepararme para la escuela, tratando de ignorar la inquietante sensación en el estómago.
Encendí la televisión mientras me vestía. En las noticias había un mensaje de alerta, pero no le presté mucha atención; los fenómenos naturales eran algo común aquí. Me dirigí a la parada del camión, pero esperé y esperé, y el autobús nunca llegó. "¿Quizás han cancelado las clases?" me pregunté, mientras la ansiedad comenzaba a aumentar.
Decidí llamar a mis amigos para ver si sabían algo, pero todas las llamadas fueron directas al buzón de voz. Algo no estaba bien. "Mejor será que vaya caminando," pensé, tratando de no dejar que el pánico me dominara.
Mientras caminaba hacia la escuela, noté que las calles estaban extrañamente vacías. La ciudad, que normalmente estaba llena de vida, ahora parecía un desierto. Después de unos 10 minutos, me encontré con Haruto, un compañero de clase, que también iba en la misma dirección.
"¡Haruto!" le grité, levantando la mano para saludarlo.
Él me miró con una expresión de sorpresa y confusión. "¿Eh? ¿Quién es?" preguntó, acercándose.
"Soy yo, Alexandra," respondí cuando estuve más cerca. Haruto pareció aliviado al verme, pero su expresión se volvió seria rápidamente.
"Oh, Alex, qué sorpresa," dijo, pero su tono no era del todo tranquilizador.
Le pregunté si sabía algo sobre la gente que estaba desaparecida. "¿Sabes dónde está toda la gente?" inquirí, mi voz temblando un poco.
"En realidad, no. No me había preguntado eso," contestó, su voz grave.
Continuamos nuestro camino hacia la escuela, pero el ambiente seguía siendo inquietante. Tras caminar unos minutos más, llegamos a las vías del tren y nos detuvimos para esperar a que pasara uno.
De repente, un grito aterrador rompió el silencio. Haruto se puso rígido, mirando a su alrededor con preocupación.
"Alex, ¿de dónde vino ese grito?" preguntó, su voz llena de miedo.
Justo en ese momento, un estruendo fuerte y repentino nos hizo temblar. El sonido fue tan intenso que nos dejó desorientados, y el caos se desató a nuestro alrededor. El mundo que conocíamos parecía estar cambiando drásticamente, y nos quedamos paralizados, sin saber qué hacer a continuación.
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La ultima Esperanza
FantasyEn un mundo devastado por el caos y la destrucción, La Última Esperanza te sumerge en una historia épica de supervivencia, coraje y esperanza. Tras un apocalipsis que ha arrasado su ciudad, un grupo de jóvenes valientes se enfrenta a lo desconocido...