Capitulo 3

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"Suspira" —mi nombre es Luna Sofía, pero me pueden decir Sofi —dijo con voz tímida, agachando la cabeza.

"Mucho gusto en conocerte, Sofi," dijo Haruto, estirando la mano para saludarla.

Sofi, con voz tímida, respondió: "Es... es un gusto para mí también," sonriendo levemente.

De repente, un fuerte trueno retumbó en el cielo. Al asomarse por la ventana, me di cuenta de que se estaban formando nubes de tormenta oscuras y amenazantes.

"Haruto, tenemos que encontrar un refugio más seguro para cubrirnos de la lluvia," dije, señalando al cielo y a las nubes que se acumulaban.

"Sí, debemos intentar llegar al instituto lo más rápido posible," contestó Haruto con determinación.

Empezó a llover fuertemente.

"Sofi, Alex, tenemos que correr hacia ese edificio," ordenó Haruto, señalando un edificio cercano que parecía ser nuestro único refugio.

Corrimos durante unos 4 minutos, y justo cuando estábamos cerca del edificio, la lluvia comenzó a calmarse. Afortunadamente, llegamos al instituto empapados pero a salvo.

Entramos al edificio y nos dirigimos a un aula cercana. Al llegar, notamos un mensaje escrito en la pizarra del aula.

"¿Qué significará eso?" pregunté, mirando el mensaje con curiosidad.

"No se alcanza a ver bien qué pone," dijo Sofi, con tono dudoso.

Mientras nos acercábamos a la pizarra, un fuerte estruendo retumbó fuera del instituto. El sonido fue tan intenso que provocó un apagón repentino en el edificio, dejándonos en completa oscuridad.

Haruto rápidamente sacó su teléfono para alumbrar la sala. El brillo tenue de la pantalla apenas era suficiente para ver algo en la oscuridad.

Asustadas, Sofi y yo decidimos escondernos debajo del escritorio cercano, buscando algo de seguridad en medio del caos.

De repente, Haruto vio una sombra pasar frente a la puerta del aula. Su rostro se puso pálido, y nos hizo un gesto para que estuviéramos en silencio.

"No estamos solos," susurró Haruto con voz temblorosa.

El silencio en la sala era inquietante, interrumpido solo por el sonido de la lluvia golpeando las ventanas y el ocasional retumbar del trueno. La sombra seguía moviéndose afuera, y el miedo se apoderó de nosotros mientras esperábamos en la oscuridad, sin saber qué esperar a continuación.

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