Capitulo 10

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Con la tensión palpable en el aire, Haruto, Alex, Dalton, y Fadri se agruparon alrededor de Sofía. La situación era cada vez más crítica.

Dalton estaba revisando nuevamente la herida de Sofía cuando, de repente, un estremecedor temblor sacudió el edificio. El sonido de escombros cayendo resonó en el pasillo.

"¡Rápido, todos aléjense de la ventana!" gritó Dalton mientras intentaba mantener la calma.

Haruto y Alex se apartaron de la ventana, pero Fadri, preocupado, se quedó al lado de Sofía, intentando ayudar a Dalton con la herida.

Dalton, sudando y visiblemente agitado, seguía tratando de estabilizar a Sofía. "No podemos quedarnos aquí. Si el edificio sigue temblando, todo podría colapsar."

"¿Qué podemos hacer?" preguntó Alex, sus ojos llenos de desesperación mientras miraba a Sofía.

"Necesitamos llevarla a un lugar más seguro," dijo Dalton. "Pero tenemos que asegurarnos de que el pasillo sea seguro para salir."

En ese momento, el temblor cesó, pero el silencio que siguió fue aún más inquietante. Un pesado manto de silencio se había apoderado del edificio.

"¡Haruto, Alex, ayúdenme a moverla!" ordenó Dalton, mientras preparaba a Sofía para el traslado.

Haruto y Alex se movieron rápidamente para ayudar a levantar a Sofía. Cada movimiento era cuidadosamente medido para no agravar su condición.

De repente, un nuevo sonido, un susurro casi imperceptible, llegó a sus oídos. Parecía provenir del interior del edificio. El grupo se detuvo en seco, la respiración contenida.

"¿Oyeron eso?" preguntó Haruto, mirando a su alrededor con nerviosismo.

"Sí, algo está allí," respondió Dalton, la preocupación clara en su voz. "Pero no podemos quedarnos aquí."

Mientras avanzaban por el pasillo, Sofía parecía cada vez más débil. La palidez de su rostro aumentaba y su respiración se volvía cada vez más irregular. Cada paso que daban estaba lleno de miedo y ansiedad.

De repente, Alex se detuvo. "¡Mirad!"

Un grupo de sombras se movía rápidamente por el pasillo, sus figuras apenas discernibles en la penumbra. Los rostros de Haruto, Alex y Dalton se llenaron de terror.

"¡No podemos quedarnos aquí! ¡Corran!" gritó Dalton, instando a todos a moverse más rápido.

Mientras se dirigían a las escaleras de emergencia, el edificio parecía estar cada vez más en peligro de colapsar. Los temblores eran más frecuentes y fuertes, y el suelo crujía bajo sus pies.

Finalmente, llegaron a una sala de almacenamiento en el primer piso, que parecía ser un refugio temporal seguro. Dalton, respirando con dificultad, dejó a Sofía cuidadosamente en el suelo y comenzó a revisar su condición.

"No... no se ve bien," dijo Dalton, su voz quebrándose. "El daño es extenso. La pérdida de sangre ha sido demasiado grande. Sin una atención médica adecuada, no sé si sobrevivirá."

Alex se arrodilló al lado de Sofía, sus lágrimas cayendo sin control. "Sofi, por favor, mantente con nosotros. Tienes que aguantar."

Haruto, viendo la desesperación en los ojos de sus amigos y la gravedad de la situación, tomó una decisión arriesgada. "Tenemos que buscar ayuda. Aún no hemos explorado todas las áreas del edificio. Quizás haya suministros médicos o algún tipo de ayuda en alguna parte."

Dalton asintió con gravedad. "Está bien. Iré contigo. Fadri, quédate aquí con Alex y Sofía. Asegúrate de que esté lo más cómoda posible."

Haruto y Dalton salieron de la sala, adentrándose en el edificio en busca de lo que pudiera salvar a Sofía. Cada sombra en el pasillo y cada sonido desconocido añadía a la atmósfera de angustia y desesperación.

Mientras tanto, en la sala de almacenamiento, Alex y Fadri intentaron mantener la calma, aunque la preocupación era evidente en sus rostros. La situación era cada vez más desesperada.

Alex miró a Sofía, deseando con todas sus fuerzas que el destino fuera más amable con su amiga. Mientras tanto, el edificio seguía temblando, y el caos exterior no mostraba signos de cesar. El destino de Sofía pendía de un hilo, y la esperanza de los jóvenes se mantenía en la delgada línea de sus esfuerzos desesperados por encontrar ayuda.

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