Error. [ Gema L. x Patrick L.]

La verdad y la orden.

Me dirijo al penthouse de Patrick. Sé desde hace mucho tiempo que se compró uno, aunque no sabía para qué. Pasó el tiempo y me di cuenta que ya no era pegajoso con la amiga de Rachel. Los apodos amorosos hace mucho que habían desaparecido, sé que Patrick visita la casa de la madre de Alexandra y ahí va a ver a su hija.

Él estaba seguro de que el divorcio de ellos dos se acercaba.

Llego al lugar y llamo a Patrick.

-Ábreme la puerta.

-Estoy en el baño puedes ingresar la contraseña es 280827.

Cuelgo la llama e ingreso al elevador, llego al piso de Patrick e ingreso la contraseña en la puerta del penthouse.

Entro a la casa y voy a la sala. Me acerco al mini bar y me sirvo un trago, voy y me siento en el sofá a esperar a Patrick.

Observo al rededor sin mucho interés. Pasan algunos minutos y Patrick aún no viene.

Me inclino para servime y vio debajo de la mesita un álbum de fotos de color azul.

Lo agarré para matar la curiosidad. Cuando lo abro empiezo a hojearlo.

Aprieto con fuerzas al ver esas fotos.

Era ella.

Era Gema.

Y estaba embarazada.

Ella se veía radiante con sus mejillas regordetas y su enorme sonrisa.

Me arde todo al ver a Patrick abrazarla por detrás mientras sus manos están encima del redondo vientre.

La siguiente foto es de Gema con un bebé en brazos totalmente despeinada.

Lo acababa de dar a luz.

La siguiente foto era de ella mirando a la cámara con un cariño y una felicidad inmensa.

¿A quién miras con tanto amor?

¿A Patrick?

La ira y la rabia iban subiendo a rápida velocidad.

Las demás fotos eran de ellos tres o solo del bebé.

Kendrick.

Un niño.

Ella había dado a luz a un hijo de Patrick. Era su semilla la que la había fertilizado.

La última foto era de nuevo de ellos tres. Miraban a la cámara con una felicidad inmensa.

Esa felicidad era veneno para él.

El niño tenía la sonrisa de Gema pero era idéntico a Patrick.

Cierro los ojos y el albúm con fuerza. Respiro una y otra vez para calmarme.

Ella me mintió.

Ella me engañó en mi cara.

Hiciste lo mismo. Eso me susurra mi conciencia.

Sí, lo hice. Pero yo nunca le dije que la amaba pero ella sí.

Ella me juraba amor y mira. Dio a luz al hijo de mi amigo.

Maldita mentirosa.

Dejo el álbum donde estaba y me levanto del sofá.

Camino intentando calmarme. Intento que no me importe esto, que no ne importe que mi amigo haya embarazado a mi ex compañera de campaña, a la que decía que era mi novia.

-Christopher, amigo!

No lo mates.

-Ya empezaste sin mí, que mal amigo.

Hipócrita.

-¿Por qué tardaste tanto?

-Me llamaron para algo importante.

Se sentaron en el balcón y empezaron a beber.

Ya no aguanto.

-Y todavía sigues con la otra?

Veo a Patrick hacer una pausa.

-Ella no es ninguna otra, ella es mi mujer.

Respiro profundo para no tirarle mi vaso por su cabeza.

-Ella es muy importante al parecer.

-Ella es más que importante, es todo lo que está bien. No la merezco, no merece el puesto que le estoy dando.

Patrick mira su vaso como si estuviera reflexionando.

-La vas a dejar?

Voltea a mirarme con tanta brusquedad y rapidez que su cuello truena.

-¡Jamás!

Lo miro directo a los ojos.

-Te enamoraste de ella?

-Ella es mi alma gemela. Es todo lo que siempre quice y no lo sabía.

-Y tu esposa?

-Una mujer fantástica pero somos dos piezas de rompecabezas que no encajan. No me había dado cuenta hasta que ella apareció.

-Alexandra entonces es el amor de tu vida?

Dime algo para que yo pueda arrebatártela y que sea nuevamente mía.

-No. Ella es mi alma gemela y el amor de mi vida. Lastimosamente mi compañera no lleva ninguno de estos títulos.

-¿Qué piensas hacer?

-Lo que debí de hacer hace unos años atrás cuando me di cuenta que la amaba.

-¿No te arrepientes de engañar a Alexandra?

-Me arrepiento de haberla conocido estando ya casado, si tan solo hubiera esperado un poco más.

Vuelvo a beber sin parar.

Veo el cielo totalmente oscuro, ni una sola estrella a la vista.

-Me voy.

Dejo el vaso y salgo del lugar. Subo al auto y empiezan a conducir.

-A partir de ahora vigilarán los aeropuertos de Londres, si aparece la ex teniente Lancaster me avisan de inmediato.

-A la orden, ministro.