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Elianor

Elianor, sentada en el auditorio, se esforzaba por concentrarse en la ceremonia que se desarrollaba frente a ella. Sin embargo, su mente regresaba una y otra vez a la conversación que había tenido con su padre esa misma mañana. "Tal vez esta sea nuestra última oportunidad, Elianor" Aquellas palabras, cargadas de un peso que no podía ignorar, resonaban como un eco persistente en su cabeza.

La ceremonia, la presentación de los líderes de las órdenes, e incluso la prueba de ingreso, la tenían sin cuidado. Para ella, todo aquello no era más que un espectáculo vacío, una formalidad sin peso en el curso de su vida. Su destino había sido escrito mucho antes de que pusiera un pie en la academia. Por derecho de cuna y legado, Elianor ya era una Nivelia. Lo había sido desde el mismo instante en que vino al mundo.

El nombre de Leo Sandiego resonó en el auditorio, provocando vítores y aplausos. Eleanor no se sorprendió. Sabía que la ovación era bien merecida, ya que fue Leo quien lideró la expedición que terminó con la captura del autor intelectual de la “Masacre de los Veinte Cuervos” 

Cuando el director terminó de presentar a los nuevos líderes de las órdenes de la academia, el auditorio se llenó de murmullos de expectativa. Segundos después, hizo un anuncio dejó a todos de piedra. 

A diferencia del mundo de donde provenían Leo, Cheryl y Liam, en Eiralis, la muerte era un concepto distante. Los reyes eran casi eternos y los ciudadanos, sin importar su estatus social o procedencia, podían vivir hasta más de doscientos años. La única amenaza mortal que había atormentado a Eiralis durante siglos se había desvanecido cuando, en todos los reinos y ciudades, se reforzaron las barreras mágicas para evitar que las criaturas del abismo entraran. Desde entonces, las criaturas del abismo y del mundo de abajo, habían dejado de ser un peligro en las ciudades. Hasta aquel fatídico día en que Torin Salamander rompió la barrera de Bastión del Cuervo.

Por ello, la noticia de que se habían encontrado quince cuerpos sin vida conmocionó tanto a todos, Elianor incluida. 

Lichy, Misandra y Auriel, miembros de la delegación a la que ella también pertenecía, voltearon a mirar hacia las butacas superiores luego de escuchar a una chica que grito repentinamente el nombre de Liam. Elianor no los conocía, pero por su forma de vestir ya sabia de donde provenía y sus compañeras también.

—¿Qué le sucede a esa chica? ¿está loca? —dijo Misandra con un tono burlón y un acento marcado de las tierras de Nivelia. 

—Oh, querida Misandra. Es que no has visto su ropa. Viene de la tierra de los bárbaros, no puedes esperar mucho de ella —dijo Auriel, casi cantando las palabras. 

—Ay, mi querida Auriel, cuántas veces debo decirte que no trates a las personas del otro lado de manera tan despectiva —dijo Lichy, con un tono excesivamente amable

—Es de Bastión del Cuervo —dijo Elianor, con voz casi inaudible

—Esos son los peores —intervino Auriel, que alcanzó a escucharla.

 —Sé que esta noticia puede despertar temores entre ustedes —dijo el director con una pausa calculada y sus ojos sobre los tres jóvenes que se levantaron de repente—, pero les pido que mantengan la calma. Hoy tenemos entre nosotros a quien, tras diez años de búsqueda, ha logrado capturar al responsable de la tragedia que sacudió el Bastión del Cuervo y sembró desolación en nuestras ciudades. Y, junto a él, tenemos también a uno de nuestros estudiantes más destacados, un joven que ha demostrado ser un faro de esperanza y un modelo para las futuras generaciones: Andrey, el célebre genio de la Clase Escarlata.

El auditorio estalló en una ovación que resonó como un rugido salvaje, una mezcla de alivio y admiración que llenó el aire. Para muchos, la combinación de Leo y Andrey al frente de la investigación ofrecía una promesa de seguridad en medio del caos. Sin embargo, para aquellos que habían sentido el peso de los desastres que había traído la última invasión en el Bastión del Cuervo, el nerviosismo seguía palpable. Los guardianes presentes, que habían vivido el horror de la invasión en carne propia, no podían sacudirse la inquietud.

LIAM LUNA Y LA BRÚJULA DEL REY CUERVODonde viven las historias. Descúbrelo ahora