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Omnisciente.

De un momento a otro el iris café del castaño comenzó a tornarse de un color dorado brillante. Su loba estaba haciendo acto de presencia en su cuerpo, después lo haría en su cabeza.

Sus partes interiores comenzaron a humedecerse, de poco a poco el hambre de contacto comenzó a calarle y un fuerte dolor se asentó en la zona más sensible de su cuerpo.

Mingyu observó como Junhui se aferraba a la camisa de Wonwoo, pero el pelinegro no respondía, Mingyu sentía como el aroma de un omega en celo se divagaba, si seguían ahí en unos cuantos minutos tendrían a más de cien Alfas alrededor de Junhui.

El papá de Junhui comenzó a jalonearlo, así que el moreno actuó por inercia. Empujó al hombre para apartarlo del castaño y llamó a seguridad para que recurrieran a llevárselo.

Después, despegó a Junhui de Wonwoo para que el pelinegro pudiera pensar sin tener el aroma en su cabeza. Bendito era él por no caer ante el efecto de aquel aroma por estar enlazado a su destinado.

— Junhui, debes aguantar. Trata de controlar a tu loba — después se dirigió a Wonwoo — Demonios, Wonwoo. ¡Trata de reaccionar, debemos sacar a Junhui de aquí o podrían hacerle daño!

En la cabeza de Wonwoo pasaba de todo, nunca en su vida había olido un aroma tan fuerte, hipnotizante y delicioso. Su lobo estaba en un estado de shock, el aroma lo despertó y activó como nunca antes algo o alguien pudo hacerlo. Pero, a pesar de su intenso lado animal también estaba el suyo, el humano, donde lo dominaba él. Por eso, no ignoró cuando su lado racional comenzó a asomarse.

Junhui era su amigo.

Debía recordarlo ahora más que nunca.

Él se había ganado su confianza con demasiado esfuerzo.

Y lo más importante. Él ya había elegido a otro omega y debía respetarlo o de tal modo le estaría traicionando y sin duda jamás querría eso y menos ahora que estaban tan bien.

Con una increíble fuerza de voluntad que jamás se imaginó que sacaría le ordenó a su Alfa que se encerrara en lo más recóndito de su cabeza. Después, emprendió un paso rápido hacia la salida mientras buscaba en sus bolsillos la llave de su auto.

Mingyu ya se había adelantado con Junhui.

Pero el castaño estaba a punto de perder la cordura, todo su rostro estaba empapado de sudor. Le costaba sostenerse y el dolor infernal que sentía comenzó a calarle tanto que comenzó a sollozar.

Le rogaba a su loba que por favor tuviera compasión, que recordara que debía controlarse, que no podían. Que no debían.

Pero su loba ya estaba cansada, tan cansada que ni siquiera le importó finalmente dominar su cabeza.

Para cuando Wonwoo llegó al estacionamiento ya era demasiado tarde, los ojos de Junhui resplandecían en un dorado intenso y el aroma podía sentirse en cualquier lugar. Debían irse ya mismo o las cosas empeorarían.

Pero, cuando el castaño lo sintió llegar con una facilidad inteligible se libró del agarre del otro Alfa. Ni sus gritos o sus súplicas sirvieron para lo que hizo.

En cuestión de segundos Wonwoo tenía en sus brazos el cuerpo tembloroso y necesitado de Junhui en brazos.

Y lo peor no era o el hecho de como ronroneaba. O como lo olfateaba, o las palabras que le decía. Lo que más le caló fue sentir como su dureza comenzaba a empalmarle la entrepierna mientras se restregaba de una forma que ni siquiera podía describir.

— Tienes que permanecer en control, Wonwoo. Simplemente no lo toques, no lo escuches. No es él, recuérdalo maldita sea.

— ¡Abre el puto coche y llévanos a mi jodida casa, idiota!

Daddy, ¿me follas? | Omegaverse WonhuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora