Daniela.- ¡Zorrita, ¿dónde estás?! - Escucho la voz de Marcos y me tapa la boca con la mano, callando mi llanto.
- Sé que estás ahí - Escucho nuevamente su horrible voz
Me arrincono hasta tras del baño y veo sus zapatos negros por la puerta pasar. Entonces, me subo arriba de la taza de baño para que no me vean si se asoman por debajo de la puerta.
- Sabes que no puedes esconderte de nosotros - Esta vez es la voz de Luis, el amigo de Marcos, quien habla.
Marcos y sus dos amigos, Luis y Gustavo, llevan molestando ya desde hace un año año en que entre al instituto. Me han pegado chicle en el cabello, han escrito vulgaridades en mi pupitre, me han llenado de harina, me han golpeado con huevos, entre varias cosas más. E incluso he ido en varias ocasiones con la directora, suplicándole que haga algo para que pare el constante abuso que estoy sufriendo, pero la directora no hace nada. Claro, como soy una becaria, a quien le importa lo que pase conmigo. Ella solo se preocupa del bienestar de los niños ricos que asisten a este colegio, como por ejemplo, de Marcos y de sus nefastos amigos, los cuales son hijos de poderosas familias. Esos infelices creen que porque son ricos pueden hacer lo que les plazca con la gente que no tiene el estatus que ellos tienen.
Aún recuerdo la primera vez que vi a ese infeliz de Marcos West; desde el primer día, comenzó a molestarme.
Flashback.
Caminaba feliz por los pasillos, era mi primer día en el instituto Wilson y estaba muy emocionada. Deseaba hacer muchos amigos. Entré a mi salón de clases y nadie se encontraba. Caminé hacia una de las bancas del fondo y me senté en ella.
Saqué mi cuaderno de dibujo y me puse a dibujar algo mientras las clases daban inicio. Estaba muy concentrada en mi dibujo que no me di cuenta en qué momento él había llegado. Solo me di cuenta cuando sentí que alguien tomó un mechón de mi cabello. Al levantar la mirada, me encontré con un chico de 1.90, de unos profundos y fríos ojos azules y un cabello tan negro como la noche, y en ese momento me sonreía con una sonrisa macabra que me puso los pelos de punta.
Intenté hablar con él, lo saludé, pero él, tomándome desprevenida, me jaló mi cuaderno de dibujo. Pensé que solo quería observar mis dibujos, así que no intenté quitárselo, pero no quería eso, sino que ante mis ojos comenzó a burlarse de ellos para luego romper cada uno de ellos ante mi mirada.
Me levanté e intenté quitarle mi libreta, pero fracasé y terminé en el suelo junto con los pedazos de mis dibujos. Ese día me dijo a la cara que me quería fuera del instituto, que ese no era lugar para una chica pobre como yo, que me fuera con los de mi clase. Y sin más, salió del salón dejándome envuelta en un mar de lágrimas.
Fin del Flashback.
Un fuerte golpe hace que me sobresalte, entonces me doy cuenta de que están pateando cada una de las puertas de los baños. Intento controlar mi llanto y ruego que se vayan y me dejen en paz. Escucho como otra puerta del baño es abierta de una fuerte patada y entonces cierro mis ojos y aprieto mi mochila contra mi pecho.
- Ya vamos, Marcos, nos estamos perdiendo el receso por culpa de esa tonta - escucho que dice Luis.
- Si, amigo, Luis tiene razón, vámonos. Cintia y sus amigas deben de estar esperándonos en la cafetería - dice esta vez Gustavo.
- Tienen razón, no perdamos más el tiempo con esa zorra, vámonos a comer algo a la cafetería con esas preciosuras - respondió Marcos. Y entonces comienzo a escuchar como poco a poco sus pasos se alejan.
Respiro aliviada y permanezco unos minutos en el baño, y cuando estoy segura de que se han ido, es entonces que me bajo de la taza de baño, camino hacia la puerta y la abro, me asomo primero y veo que no hay nadie, entonces salgo, camino hacia el escusado, dejo mi mochila en el piso para luego lavarme el rostro.
Justo cuando estaba sacándome con papel el rostro, escuché como cierran la puerta de golpe. Me sobresalto y, al voltear, veo que es Marcos.
- Sabía que estabas aquí, zorrita - soltó Marcos.
Comienzo a temblar como gelatina para luego dar unos cuantos pasos hacia atrás.
- Por favor, Marcos, déjame ya de molestar - le pido.
Él sonríe para luego su mirada dirigirse hacia mi mochila. Veo en su mirada las intenciones que tiene, entonces intento llegar primero que él a mi mochila, pero desgraciadamente él fue más rápido y la toma.
Intento quitársela, pero lo que me saca es que Marcos me empuje y caiga sentada en el suelo.
- Dame mi mochila, Marcos - le pido ya llorando.
- No, ahora viene lo divertido - suelta.
- No basta, por favor - le imploro con el rostro lleno de lágrimas, viendo como Marcos abre mi mochila y saca de ella uno de mis libros, el cual comienza a romper ante mis ojos con una sonrisa siniestra.
Me levanto y le jaló mi mochila
- Dámela, maldito - le grito, jalándosela
- ¿Qué me dijiste? - pregunta con enojo.
- Que eres un maldito - le respondo, viéndolo directamente a los ojos.
Suelta la mochila para después tomarme de los cabellos y, con la otra mano, darme un puñetazo directo en mi mejilla, haciendo que por lo fuerte del puñetazo quede aturdida.
Me empuja al suelo y comienzo a llorar, tocándome los ojos, el cual me duele horrores.
- Eso es para que nunca en tu vida me vuelvas a hablar de esa manera, tonta - soltó, para luego tomar mi mochila nuevamente y romper otro de mis libros, para luego hacer lo mismo con mis demás libros y también con mis cuadernos, para luego sacar de mi mochila mi lapicera color rosa y comenzar a pisotear con su pie cada uno de mis lapiceros, haciendo que estos se rompan en pedazos.
Cuando Marcos termina con su cruel acción, me arroja la mochila a la cara.
- Tú y tus amigos son unos infelices, ¿qué les hice yo para que me hagan tanto daño? - le digo sollozando y recogiendo los restos de mis cosas.
- Existe eso, ¿nos hiciste, tonto? - dijo, para luego darse la vuelta y salir del baño.
Me quedo en el baño llorando por algunos minutos, para luego salir de los baños y caminar por los pasillos que están vacíos, ya que ya todos se encuentran en los salones. Corro hacia la salida del instituto y veo a la conserje, Laura, en el portón. Ella es amiga de mi madre.
- Otra vez esos malditos mocosos te lastimaron - me dice, en cuanto me ve la mejilla, que debe de estar roja, producto del golpe que ese infeliz me dio.
- Esta vez solo fue Marcos,
-maldito mocoso, y la idiota de la directora no hace nada.
-No, ya me cansé de ir con ella, para qué voy otra vez si no hará nada
- pero entonces, dile a tu madre.
-Lo haría si estuviera en casa, siempre se la pasa en su trabajo, cuando llega a casa, yo ya estoy dormida, y mi padre hace días que no me contesta el teléfono, no tengo a nadie - le digo, y comienzo a llorar, y entonces Laura me abraza.
- Tranquila, cariño - dice. - Saliendo de clases, les llamaré la atención a esos mocosos, me van a conocer, ya lo verás.
- No les diga nada, por favor, no quiero que se meta en problemas por mi culpa, Laura - le digo, rompiendo el abrazo y limpiándome las lágrimas con la manga de mi sudadera.
- Tranquila, cariño, tú no te preocupes por mí, y déjalo en mis manos, esos mocosos sabrán quién es Laura Durán.
Yo solo asiento con la cabeza, para luego Laura abrirme el portón y dejarme ir a mi casa.
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¡Hola a todos/as! · Aquí les dejo el primer capítulo de esta historia. Espero que les guste.
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CRUEL OBSESIÓN
Mystery / Thriller-Por favor... déjame ir-suplico sollozando. - No, Daniela, a partir de hoy tú me perteneces, tu vida me pertenece y cada parte de tu cuerpo me pertenece- soltó, y mi corazón se detuvo al escuchar sus palabras. ****** Mi nombre...