♚El Monarca♚

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꧁☆☬𝔇𝔢 ℭ𝔬𝔪𝔭𝔯𝔞𝔰 𝔶 𝔏𝔢𝔞𝔩𝔱𝔞𝔡𝔢𝔰☬☆꧂

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Harry llevaba su corona más discreta, claramente nada de modesta, elaborada con oro y esmeraldas. Su atuendo era de un verde intenso, adornado con detalles dorados. Afin a su estilo, optó por un velo largo de encaje; el velo era de color blanco y el encaje de tono plateado.

—. Harry, solo vamos de compras. —. Le recordó Ciel—. ¿Por qué te vistes de esa manera?

—. Sigo siendo el Monarca, mi viejo amigo. —. Harry dijo, pintando sus labios de nuevo en rojo, con un labial de hibisco esta vez—. Y quizá sería bueno que no me vean como el salvador de su poco entusiasta mundo, soy un Rey. Que debe ser respetado y venerado.

Harry raramente mostraba su lado arrogante y narcisista, pero ocasionalmente le agradaba hacerlo en intervalos de tiempo extensos. Ciel se rió de las travesuras de su amigo y estuvo de acuerdo. La anterior reunión con Lucius Malfoy y Severus Snape había logrado volverse un gran éxito. 

Se encaminaban hacia el Callejón Diagon, donde Severus Snape y Lucius Malfoy lo esperaban. Harry había percibido el interés de ambos en él, y no negaría que el sentimiento era mutuo. Sebastián y Ciel lo acompañaron hasta la entrada del callejón, y fue en ese punto donde tomaron caminos separados.

Al entrar en la estancia, todas las miradas se dirigieron hacia él: su largo cabello negro estaba elegantemente recogido bajo un impresionante tocado real, y sobre su cuello, destacando sobre el escote de su vestido, lucía un majestuoso collar de plata. Harry, siguiendo la tradición monárquica, llevaba guantes de seda blanca que armonizaban con su atuendo.

—. Muy buenas tardes, damas, caballeros. —. Harry asintió y se dirigió hacia la barra, llevando la frente erguida y la nariz alzada hacia el cielo, una clara muestra de su poderío en todo sentido. —. ¿Señor Tom? —. Pregunta a un hombre.

—. Sería yo. —. Asiente el hombre. —. ¿Qué se le ofrece?

—. Busco la entrada al Callejón Diagon. —. Harry susurra.

El hombre asiente y conduce al visitante hacia el fondo de la tienda. Allí, al golpear algunos ladrillos en un orden específico con su varita, la pared se abre revelando un arco que muestra el ajetreado Callejón. Este lugar está repleto de tiendas de artículos mágicos, con magos y brujas que se desplazan a prisa, lechuzas que sobrevuelan y un sutil aroma a pergamino y tinta que flota en el aire.

—. Hmm, no es precisamente como visualicé un Callejón Mágico, pero aún así es aceptable.—. Harry se susurra a sí mismo antes de dar una pisada en el suelo de piedra del lugar.

Tan pronto como Harry pisa las piedras con su talón de marfil y esmeralda, el tiempo parece detenerse. Magos y brujas cesan sus acciones abruptamente, capturados por la sorpresa. Harry percibe todas las miradas fijas en él, pero permanece imperturbable. Su corona de oro y esmeraldas resplandece deslumbrante cuando el sol la alcanza. Su rostro, oculto parcialmente tras un velo de encaje, muestra una sutil expresión de asombro.

—. Hablando de sutileza, Su Majestad. —. Lucius Malfoy, uno de los dos hombres completamente decididos a conquistarlo, se ríe sutilmente.

—. Majestad. —. Severus asiente con la cabeza al lado de Lucius. 

Harry desvió la mirada un instante, observando a los magos que aún lo miraban con curiosidad y admiración. Era como si cada paso que daba resonara con un eco de su linaje, un recordatorio de su estatus.

—. No vine aquí solo para impresionar, caballeros. —. Explicó mientras se ajustaba la tiara, como si fuera un rey haciendo un discurso ante sus súbditos. —. Vine a comprar.

—. ¿Sus materiales escolares para su primer año en Hogwarts, he de suponer? —. Severus pregunta con una gran admiración y sensualidad siendo él mismo el segundo hombre decidido a conquistar el corazón de Harry.

—. Con certeza. —. El Monarca asiente. 

—. Ya veo.. —. Severus asiente. —. Lo escoltaremos. 

Afin a si mismo, Harry decidió primero entrar a la tienda de túnicas para comprar su uniforme solicitado: tres juegos de túnicas negras, un sombrero negro puntiagudo de uso diario, un par de guantes de protección de piel de dragón o similar y una capa superior invernal con bordes negros y plateados, todo esto debía tener su nombre bordado. Una mujer mayor mágica lo saludó.

—. ¿Hogwarts, querido? —. Ella pregunta, claramente desconociendo al gran Monarca. 

—. En efecto Madame... —. Harry contesta. 

—. Claro querido! —. La mujer se retiró mientras le pedía a Harry que subiera a una de las plataformas. —. ¿Cómo quieres tus túnicas?

—. Que estén todas bordadas con plata en los bordes, de preferencia que sean gardenias. —. Harry pide mientras ella le toma las medidas.

—. ¿Gardenias? ¿Qué es eso? —. Pregunta ella y Harry suspira. 

—. Flores reales que se crían en mi palacio, por favor, es parte del emblema real. —. Harry le aclara. —. Y por favor, también le pido guantes de seda negra con los mismos bordados de plata en el borde. 

—. B-bien.. —. La mujer, notablemente jamás ha estado en el mundo 'muggle'. —. Claro querido, ¿Cómo querrás tus zapatos?

—. Tacones de marfil negro, si no es mucha molestia. —. Harry pide, bajando de la plataforma con sus tacones blancos dando chasquidos contra el suelo.

La mujer asintió, tomando nota de cada una de las indicaciones de Harry con una mezcla de asombro y admiración en su mirada. Era evidente que el joven no era un cliente habitual, y su presencia iluminaba la tienda de túnicas con un aire de majestuosidad que su clientela ordinaria raramente experimentaba, incluso a pesar de ser de linajes de sangre pura y cuna de oro. 

—. Dame unos minutos y regreso con las túnicas querido. —. La mujer asintió. 

—. Huh.. Parece que no su mundo no es tan... abierto a las conexiones. —. Harry voltea a ver a Lucius y Severus.

Ambos hombres dan una sonrisa nerviosa, era cierto que el mundo mágico se había aislado desde que se creó. Harry se notaba bastante divertido ante sus reacciones, por lo que sinceramente se fue a sentar en una silla cercana cuando un joven de cabello rubio entró con su madre. 

—. Lucius. —. Reconoció la mujer, Narcissa Black, ex esposa de Lucius Malfoy.

—. Narcissa. —. Asintió Lucius. 

—. Hola Padre. —. Saluda el pequeño rubio. —. Profesor Snape. —. Saluda también al hombre. 

—. Buenas tardes Draco. —. Saludan Severus y Lucius. 

Harry decide observar en total silencio, el joven Draco parece ser un mago potencialmente capaz y de gran aura. 

—. Aquí están las túnicas, querido. —. Dijo la mujer, dejando los trajes en la plataforma con una mezcla de reverencia y admiración.

Harry se puso de pie, sintiendo el cambio de atención nuevamente dirigido hacia él. Sin embargo, no le molestaba. Mostrando una actitud serena, comenzó a revisar las túnicas, intrigado por cada detalle del bordado y la calidad de la tela.

—. Muy bien. —. Harry asiente, sacando trozos completos de oro puro y dándole la bolsa en la mano a la mujer. 

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El Monarca de InglaterraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora