Jimin es un estafador profesional, pero todo está a punto de cambiar cuando conoce a su próxima víctima; Jeon Jungkook, un ardiente hombre millonario que es un auténtico cliché de película.
Cuando Jungkook y Fransesca entraron a la pista de baile los empleados comenzaron a hacer más bulla ya que los conocían y se rumoreaba en los pasillos que tenían una relación. Les emocionaba saber que probablemente esa noche revelarían su relación ante todos. De poco en poco se acercaron a la pareja que mejor bailaba, Jungkook con el pretexto de chocar las palmas con Adib, pero iba directo a Jimin.
Él por supuesto sabía que el pez gordo había picado, así que luego de intercambiar miradas giró su cuerpo ignorándolo por completo para restregarse ahora sí pecho a pecho con el árabe. Hobi ya había encontrado a otra bailarina, pues la chica con la que Adib estaba bailando quedó sola y para no verse mal ambos se emparejaron. Jungkook rodó los ojos ante el acto de Jimin tomando a Fransesca por la cintura mientras sacaba los pasos prohibidos.
—¡Diablos, tengo sed! —gritó Jimin al oído de Adib—.¿Vamos por alguna bebida?
—Como ordene el rey de la noche...
—¡Vamos pues!
Dejando a Jungkook y Fransesca en el centro de la pista de baile salieron directo a la barra. Adib pidió un par de cócteles de color rosa, luego invitó a Jimin a subir las escaleras. Jungkook al ver que estaban subiendo las escaleras amplió los ojos y salió disparado para alcanzarlos. Es que ese lugar no era un bar cualquiera.
El Jek"e tenía una zona V.I.P en la cual las parejas se iban para tener intimidad y dicha zona estaba subiendo las escaleras. No podía permitir que Jimin estuviera con Adib, a pesar de haber quedado en "Sin ataduras" se sentía con la necesidad de tenerlo solo para él ¿Y cómo no? Si el hombre era hermoso e inteligente. Además, dudaba que supiera hacia dónde iba.
Fransesca observó a Jungkook subir las escaleras con premura y se le rompió el corazón cuando se percató de que seguía a Jimin y Adib. «Entonces le gusta», pensó con los ojos invadidos de lágrimas a punto de brotar y caer por sus mejillas. Entonces salió de la pista de baile dirigiéndose a la salida del lugar. No quería que la vieran llorar.
En el segundo piso del Jek"e habían divisiones con telas oscuras muy parecidas a las lonas, claro que no se veían corrientes, al contrario se veían elegantes. Dentro de cada división había un sofá rojo, una mesa de cristal con una botella de vino y un botón que al presionarlo un mesero asistía al lugar para llevar cualquier bebida que se le pidiera. Jimin miró fijamente a Adib cuando se enteró de la clase de lugar al que había sido llevado.
—¿Qué es esto? —Fingió inocencia.
—Un privado, creí que te gustaría.
—¿Gustarme? ¿Qué clase de hombre crees que soy, cabrón?
Jimin frunció la mirada. Tenía que fingir ser decente, al menos selectiva con Jungkook porque si se acostaba con Adib entonces Jeon creería que se acostaba con quien se le pusiera en frente. Además el atrevimiento del árabe lo tomó por sorpresa, nunca imaginó que lo llevaría a un privado.
—Bailabas tan pegado a mi cuerpo que creí... Adib se acercó peligrosamente a Jimin, acariciándole la barbilla.
—¿Qué creíste?
—Que querías conocerme más...
—¡Te equivocas! —Jimin lo empujó con ambas manos enfureciéndose.
—Cosa que quiero; cosa que obtengo, lindo. —Los ojos del árabe centellaron en un negro malévolo.
—Pues eso era antes de toparte conmigo.
Jimin salió de la carpa, encontrándose en el pasillo a Jungkook. Él había subido para buscarlo y cuando lo miró sintió un gran alivio así que alzó la mano moviendo los dedos a modo de saludo. Pero Adib estaba molesto, así que también salió de la carpa tomando a Jimin del brazo, jalándolo al interior a pesar del leve forcejeo.
—¡Suéltame, pedazo de basura! —gritó para que Jungkook escuchara.
—¡Serás mi eahira! —dijo al empujarlo al sofá rojo.
Pero Adib no contaba con Jungkook, tampoco contaba con que el hombre no iba a medir sus estribos con tal de defender a su medusa.
Fue cuestión de segundos para que el árabe cayera en el piso al ser golpeado por Jungkook. Como no se esperaba el par de golpes quedó inconsciente.
—Sal de aquí —le dijo a Jimin.
Él negó con la cabeza al mismo tiempo que tenía los ojos abiertos invadido de sorpresa.
—No me voy sin ti... ¡Déjalo aquí y vámonos!
—Quiero asegurarme de que está vivo.
Jimin estiró la mano para tocar el cuello de Adib, por suerte estaba vivito y coleando. Así que se puso de pie tomando a Jungkook por el hombro mientras asentía con mirada preocupada. Él comprendió que el árabe estaba respirando y salieron juntos de la carpa. Los dos caminaron un poco aturdidos hacia las escaleras principales del Jek"e y Jimin aprovechó para abrazarlo ahí en donde los empleados de M&M y Diamond&Style pudieran verlos. Con sus finas manos lo rodeó por el cuello al mismo tiempo que un par de lágrimas escurrían por sus mejillas.
—Si no hubieses llegado Adib me habría... ¡Madre, me sentí tan vulnerable! —dijo a su oído.
En parte era cierto. Jimin no se esperaba esa reacción por parte de Adib, el hombre parecía refinado y respetuoso.
—Llegué, eso es lo que importa... —le contestó de manera comprensiva al oído mientras le daba palmaditas en la espalda tratando de consolarlo.
—Quiero irme. —Jimin se apartó de él al mismo tiempo que se limpiaba las lágrimas con sus guantes.
—Vamos, que no te puedes ir solo. Yo te llevo.
Algunos empleados los vieron abrazarse, pero todos los vieron salir juntos de la fiesta. Era de esperarse que al día siguiente sería el tema de conversación en ambas empresas.
Aparte de que a Jimin le salió bien el truco de darle celos a su víctima, también había comprobado que de alguna manera le interesaba y que atarlo a él sería mucho más fácil de lo que creyó al principio. El juego de seducción estaba subiendo de nivel, ahora era un juego de enamoramiento.
Y estar enamorado para Jungkook sería su perdición porque cuando alguien está enamorado hace tonterías, tales como; cederle todos sus bienes a la persona que ama.
Jimin iba con todo para quitarle su fortuna y al parecer lo estaba logrando...
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